Capítulo 14: Thanos

Pasaron unas dos semanas desde la última vez que vi al gato, hoy por la mañana fui con Miguel para traerlo a casa, ya los papeles de adopción los había firmado mucho antes. Hubo una serie de problemas, el principal, Elián. Él no quería animales en la casa, lo negó por casi tres días, pero no pudo decir nada cuando vio los papeles de adopción firmados, guardó silencio y se encerró en su despacho. Después me llevó a comprar cosas para el gato, compramos de todo, desde una caja de arena hasta extraños juguetes con plumas.

El gato cuando lo dejé caminar por primera vez por la casa, olió todo, no se tardó en acostumbrarse a los nuevos olores, jugué un rato con él. Ahora estoy acostada en mi cama y el gato está enroscado encima de mi abdomen, él se subió solo y se quedó dormido, ahora entiendo las personas que tienen gatos, no quiero moverme por miedo a despertarlo. Pronto me dará sueño, entonces le envié un mensaje a Miguel.

¿Qué nombre le pongo al gato?

Espero una respuesta que tarda en llegar, me quedo dormida.

“Siento la respiración agitada, pero no he corrido, observo mi alrededor y no distingo nada, no conozco el lugar, todo es nuevo para mí. A lo lejos escucho los sollozos de alguien, pide ayuda, trato de moverme, pero no puedo, algo me detiene.

En mis pies está el cuerpo de Valeria, tiene puesto en vestido blanco, ella me abraza y sus ojos que ya no son azules pretenden verme con terror, la ceguera está presente en ellos, luego me sonríe y la falta de dientes lo hace ver terrorífico. Intento quitarla de encima, pero no puedo, ella me sostiene con fuerza y luego ella susurra:

—Ayúdame.

Intento preguntar —¿Cómo?— Pero mis labios parecen estar pegados, unidos entre sí, sin ninguna división.

—Ahí viene —me grita ella con su rostro teñido de horror.

Su dedo señala algo detrás de mí, giro mi cuerpo y veo a alguien que se acerca, su rostro no se distingue y camina despacio. Después sus pasos se hacen más rápidos y luego empieza a correr, siento que la presión de mis pies se deshace, y cuando los miro el cuerpo de Valeria se empieza a ir como un polvo deslucido. Mis pies se sienten libres y una voz me susurra muy en lo profundo de mi cabeza.

Corre.

Y lo hago, corro, sin detenerme corro solo hacia el frente, el lugar cada vez se hace más sombrío y la presencia de árboles se vuelve atemorizadora, la corteza desnuda y las ramas solitarias, cada vez están más cerca, sus ramas se extienden como manos a la espera de agarrar algo. La voz de Valeria se vuelve más persistente.

Corre. Corre. Corre.

Su voz cada vez se hace más gruesa, más difícil de escuchar, más tenebrosa. Las ramas de los árboles rozan mis brazos, después las caricias se vuelven agresivas y empiezan a rasgar la piel, pero no me detengo y sigo corriendo hasta que los árboles me dan un doloroso abrazo y me detienen, la persona desconocida se tira encima desde atrás y caemos al suelo. Valeria me grita desde alguna parte de mi cabeza.

CORRE.

Luego se detiene, mis pulmones dejan de funcionar y empiezo a abrir la boca buscando la manera de hacer que entre el aire que necesito, la persona me sujeta contra el suelo y luego acercó sus labios a mi oreja y susurra:

—Te tengo.

Suelta una risa enfermiza”

Me despierto sobresaltada, coloco mis manos en mi rostro, hace mucho que no tenía pesadillas, mis manos están heladas, me siento en la cama e intento no darle importancia a la pesadilla, busco entre las sábanas de la cama al gato, pero no lo veo. Me levanto y coloco una mano en mi nuca, luego voy en busca del gato.

—¿Gato? —Grité tras salir de mi habitación, la casa está vacía, mi padre hoy está en la comisaría.

Bajo las escaleras y escucho el sonido de algo crujir, me acerco a la cocina y veo al gato comiendo en su cuenco. Sonrío alegremente, por un momento temí que se hubiera ido, pero no fue así, un pensamiento totalmente ridículo. Me acerco y acaricio su pelaje, ahora está más gordinflón, ya no está enclenque, ahora parece un gato de verdad.

Lo observo en silencio, me siento a su lado y espero con mucha paciencia. Él ya ha ganado peso, está mucho más saludable desde la última vez que lo vi. Termina de comer después de unos largos segundos, toma un poco de agua y cuando termina da un pequeño salto, se viene corriendo y se sube en mis piernas.

Él es pequeñito y se enrolla en mi regazo, no sé por qué ahora se mantiene subiendo encima de mí, quizás le gusto al gato más de lo que pensé. Lo acuno en mis brazos y subo de nuevo a mi habitación, en el suelo veo mi celular, quizás cuando estaba durmiendo lo tiré al suelo y no me di cuenta. Dejo al gato entre las sábanas arrugadas y recojo el celular, hay un mensaje de Miguel de hace dos horas.

Thanos.

Solo está escrito eso, observo al gatito durmiendo en mi cama, me gusta el nombre.

Quizás se lo ponga.

Le escribo en respuesta, veo la hora en el celular y marcan que son las tres de la tarde, no tengo casi nada que hacer. Un mensaje de Miguel ilumina la pantalla.

¿Puedes venir a mi casa?

Leí el mensaje y cuando estoy escribiendo la respuesta, llega otro mensaje.

Caro ha hecho galletas.

Le digo que sí, voy y me quito la ropa que tengo y me coloco otra, ahora tengo que dejar al gato solo. Lo observo sobre la cama, él está sumido en el mundo de los sueños. Me acerco y acaricio su cabeza, suelta un maullido y luego estira sus patas delanteras sacando sus afiladas uñas, vuelve a encogerse y abraza sus piernas traseras, me parece una pose tan tierna que no resisto a tomar una foto con mi cámara.

—Saldré un rato —no sé por qué le estoy hablando al gato, pero igualmente me siento bien al hacerlo—, no vemos más tarde.

Me voy directo a la casa de Miguel, cuando Caro hace galletas casi siempre voy, ella es muy buena cocinera, lo que significa que hoy tiene el día libre, ella casi no tiene días libres, por eso está haciendo galletas. Cuando llego a la casa de Miguel el olor de las galletas recién horneadas se cuela por mi nariz, mi estómago ruge en protesta. Nos sentamos en el comedor mientras Caro termina de arreglar la cocina, como galletas con un vaso de leche.

—Están riquísimas —elogia Miguel cuando ve a su madre aparecer por el umbral de la cocina.

Lo único que puedo hacer es producir un sonido de satisfacción porque aún tengo galletas en mi boca, Caro se acerca y me deja una caja azul con una flor rosa dibujada encima, probablemente ella lo hizo.

—Llévalo a tu papá —me dice ella.

Observo la caja, ella siempre es tan dedicada y curiosa, asiento afirmativamente. Miguel me dice que él tiene que hacer un trabajo con unos compañeros y que puede dejarme de camino cerca de la comisaría.

Cuando el auto se detiene, Miguel se despide, él me deja a dos cuadras de la comisaría, tengo que ir caminando, me tomo mi tiempo, camino despacio con la caja de galletas en las manos. Veo las puertas y acelero un poco mis pasos, ingreso al lugar y deslizo mi mirada por todo el interior, parece que están un poco apurados, hay policías moviéndose por todos lados, me acerco a un rostro conocido.

—Hola, Carlos —saludé, el policía me observa y luego me sonríe.

—Hola, Aelyn —respondió con esa alegría que lo caracteriza.

—¿Podrías decirle a Elián que estoy aquí? —Dije cordialmente con una sonrisa, él asiente y se levanta, de todos los policías aquí él me cae mejor, probablemente porque es un anciano muy buena gente.

Me siento en la sala de espera y pongo la caja de galletas sobre mis piernas, al rato llega Carlos y me dice que Elián no tarda en llegar, sigue con su trabajo. A mi lado izquierdo veo a alguien sentado de manera desgarbada, tiene las manos en el cabello, se las pasa hacia atrás y luego deja caer la cabeza contra la pared, mi mente solo tarda unos segundos en reconocerlo, cuando lo hago aparto la vista rápidamente.

Por el rabillo del ojo veo como se levanta y se acerca, se sienta a mi lado. Aprieto mis labios, agradezco que tengo el cabello suelto y al bajar la cabeza pueda cubrir mi rostro. Yo no quiero hablar con él, nunca lo he hecho y que ahora se siente a mi lado significa claramente que quiere una conversación.

—Hola —dice él con un tono de voz muy bajo.

Giré mi rostro para verlo, en la vida real se ve más extraño. Un recuerdo llega casi de inmediato, es el mismo muchacho del bus de hace unas semanas. En la foto se ve distinto, quizás porque era más vieja y ahora que está al frente puedo reconocerlo con más claridad.

—Hola —respondí y no sé por qué mi voz de repente se escucha tímida.

Los ojos azules del hermano de Valeria me miran con escrutinio, intento no verme nerviosa, abre sus labios para decir algo.

—¿Qué haces aquí Jerome? —La voz de mi padre hace acto de presencia de forma agresiva interrumpiendo lo que él iba a decir—, tus padres te están buscando.

Hace una mueca de disgusto al ver a mi padre, Jerome se levanta y cuando está detrás de mi padre levanta una mano y se despide, se da la vuelta y va en busca de sus padres. Mi padre toma el lugar donde Jerome estaba antes sentado, dejo la caja en sus piernas.

—Caro ha hecho galletas —le digo cuando me mira con sorpresa.

Para mí no pasó desapercibido el ligero rubor que cubre sus mejillas, miro la caja y después a él, entre cierro los ojos, Elián aparta la mirada, entonces me doy cuenta de algo. Elián y Carolina tienen algo, por eso la caja está decorada. No puedo enojarme con él, mi madre ya no está y tampoco puedo hacer que él sufra por alguien que ya no está, por alguien que ya no va a volver. Le sonrío para que sepa que todo está bien.

—¿Pasa algo? —Cambié de tema y él me mira agradecido—. ¿Por qué todo el mundo está tan apurado?

—La mejor amiga de Valeria desapareció y creemos que es la misma persona que se llevó a Valeria —explica y se deja caer contra la pared, me mira preocupado—, desde ahora no quiero que salgas sola, ni tampoco por la noche.

—OK —digo para que mi padre se sienta bien y después agrego—, le diré a Miguel que me acompañe.

—Por lo excelente guardaespaldas que es —dice con sarcasmo.

Me río porque es verdad, Miguel no puede ni cuidarse a sí mismo, él se va y me dice que lo espere para ir juntos a la casa. Después de casi dos horas nos marchamos a casa.

Más populares

Comments

Tamara Loreto Diaz Villegas

Tamara Loreto Diaz Villegas

y no tiene mas capitulos o hasta aki no mas llego ?

2023-07-20

0

Tamara Loreto Diaz Villegas

Tamara Loreto Diaz Villegas

me facina las novelas asi

2023-06-26

0

Tamara Loreto Diaz Villegas

Tamara Loreto Diaz Villegas

esta genial la novelame encanta

2023-06-26

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play