Capítulo 8

ANNA

Mis ojos se sienten tan pesados y logró escuchar una voz muy lejos, un olor fuerte a perfume de hombre y una mano acariciando mi rostro. No sé qué pasa. Pero al abrir los ojos pude verme en los suyos. Su oscuridad me mostraba preocupación.

Al notar que estaba sobre su regazo me levanté de un salto y me sentí mareada él volvió a tomarme con sus manos. Pero esta vez se levantó

– ¿Anna, estás bien? – me pregunta y trato de sacarme de sus brazos y lo hago pero no del todo, su manos me sostiene con fuerza – te desmayastes. – lo escucho decir y agarró su manos para que me suelte, pero no lo hace. Lo empujó un poco y él me toma por los dos y hace que me sienta en su silla, dónde hace poco yo estaba sobre él.

– Que…que…– estoy confundida.

– ¿Estás bien? ¿Estás enferma? – él tono de voz de me preocupa aún más.

– No…yo…no sé…no comí.. no recuerdo si comi... – le digo y él me mira.

– ¿No has comido? – me mira ahora un poco más tranquilo

En ese momento entra Jhon sin tocar.

– ¿Qué pasó? – pregunta y me mira.

– Anna se desmayó, no ha comido – dice el hombre como si necesitará traqnuilizarce con esas palabras, porque está más angustiado que yo.

– Estoy bien – le digo – solo fue… no sé , solo fue una baja de azúcar..creo...

– Te desmayastes – me dice y me mira – no sabía que tenías – sigue y en verdad su cara es de gran preocupación

Me levanto y él va hasta mi.

– No te levantes – vuelve a sentarme tomándome de los hombros.

– Tranquilo – lo miro, en verdad sus ojos muestran un grado de preocupación que me parece exagerado. – solo se me bajó el azúcar. Olvide comer, a veces me pasa. no tiene sue alarmarte por eso.

– Pues, ¡debes comer! ¡No dejes que te vuelva a pasar! – ahora es algo rudo conmigo y me suelta – John traerle comida a Anna, y no quiero que se te olvide cada mañana traerle a partir de ahora desayuno.

– No es…

– No quiero que te enfermes – me mira y su mirada ahora es tan dura que me sorprendo.

¿Porque está así?.

– Vamos Jhon ¿que haces parado ahí como estatua? – le grita al muchacho y está desaparece por la puerta.

Veo como pasa sus manos por la cara y luego por su cabello, despeinadolo.

Su respiración parece agitada. No me mira.

– Cuando te sientas mejor sigue trabajando – dice eso y sale.

Yo me quedo algo desconcertada por su comportamiento, por un simple desmayo.

Al rato llegó Jhon con un sándwich de jamón y un jugo de naranja natural que me gustó mucho. Al terminar me senté en mi escritorio a trabajar. Cuando ví que Sergio regreso note su ceño fruncido y estaba al teléfono.

– Si, entiendo – lo escucho hablar – Es probable – es difícil no escucharlo ya que su voz es algo distinta, se nota su preocupación y angustia – no puedo hacer nada, no es mi decisión. – me mira y bajo mi mirada porque estaba fijo mis ojos en él – está bien, gracias.

Deja su llamada y siento que me mira. Y sin notarlo, ya lo tenía frente a mi.

– ¿Estás mejor? Te dije que si te sientes mejor puedes trabajar, si no es así puedes irte Anna – me dice poniendo sus manos sobre mi escritorio.

Levanto mis mirada y su ceño aún sigue fruncido, ¿que le preocupa?

– Te dije que fue el azúcar que se me bajo, no había comido sali tan temprano que…

– Ya le hable a Jhon cuando te busque que te traiga desayuno – dice y se aleja – no quiero más desmayos.

No dijo nada más, solo se fijó en su computadora el resto de la mañana.

Esa tarde salí temprano pero logré seguir adelante con la información que me dió de las cuentas que me tocó cruzar por las conciliaciones bancarias de las cuentas principales.

Había transferencias muy grandes a dos empleados y una era a la administradora. No hacían sin motivos aparentes, así que mientras terminaba de trabajar esa noche envié un correo a Sergio informándole lo encontrado y antes de pagar mi computadora para dormir él me llamó. No sabía si responder era casi media noche. Me levanto y tomo la llamada.

– ¿Anna ? – escucho su voz – acabo de leer su correo.

– No era necesario que llamaras podemos…

– Si es necesario, – me interrumpe, este hombre no me deja hablar, le encanta interrumpir me a cada rato – ahí me dice que mis empleados están involucrados en esto? Yo les doy mucha confianza a ellos para que me traicionen de esta manera…

– Sergio, escúchame – lo interrumpo yo – no tenemos prueba todavía que sí sea así, vamos a buscar la conexión, vamos a ver qué justificación hay de algunas transferencias y luego sacamos conclusión ¿ok? Mientras duerme y mañana aclaramos las dudas.

Se queda en silencio.

– ¿Podría ir mañana temprano a buscarte? – no sé de qué viene esa pregunta.

– Pensé que Jhon…

– Si, pero quiero ir yo – lo escucho carraspear – le hablaré a Jhon. ¡Descansa!

No pude decirle nada porque había cerrado la llamada. Al rato escuché un mensaje. Era de el.

📨 "Gracias Anna"

Era un mensaje muy extraño, ¿gracias por qué? ¿Por mi trabajo? No entendía el comportamiento de ese hombre.

No quise pensar mucho en eso y cerré los ojos. Estaba tan cansada con todo que me dormí.

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