—¡Sueltame que demonios!—le dije al desconocido que me sostenía aún de la mano cuando habíamos escapado de aquella casa. Lo miré mal y él me echó un vistazo con aquellos ojos violetas cuando escuchó mis palabras. Entonces me dió una media sonrisa y me soltó.
—Lo siento.—me dijo mientras miraba su entorno con cautela.—; pero tenía que asegurarme de que me seguías.
Acaricié con mi otra mano la parte en donde él me había tomado. No sabía si se había dado cuenta de lo fuerte que era porque ni siquiera midió la fuerza de su agarré. Un segundo después limpié disimuladamente las huellas de mis lágrimas en mis mejillas y él me echó otra mirada curiosa mientras nos encontrabamos en medio del bosque con la niebla envolviendonos. Entonces se comenzó acercar y yo dí pasos a la inversa con miedo.
Cuando vió que lo hice se detuvo a medio camino y me regaló una media sonrisa.—Te entiendo, está bien que te alejes de mí; mis manos también están manchadas de sangre.—dijo.—;soy un asesino.—confeso simplemente. Arrugue las cejas. ¿Qué demonios? ¿Soy un imán de la mala suerte o qué le pasaba a este lugar que cada vez me encontraba con un asesino diferente?
Entonces sin pensarlo y sin dejarlo terminar de hablar corrí tan rápido cómo pude a pesar de que sabía que él era más fuerte y más alto para atraparme, pero no me importaba y quise intentarlo de todos modos. El viento me había golpeado el rostro de inmediato, por un momento pude sentirme aliviada cuando volteé y no lo ví a mis espaldas. Respiré profundo y seguí corriendo hasta que me detuve por falta de aire y mis piernas se negaban a seguir corriendo.
—¿No te enseñaron tus padres que inrrumpir alguien mientras habla es de mala educación?—levante la mirada de inmediato y tragué fuerte mientras podía sentir que me paralizaba cuando lo pude ver entre las sombras, apoyado en el tronco de un árbol alto con las manos cruzadas.
Suspiré y bajé la mirada.
—Solo hazlo.—le dije, cansada de esta situación. Él se quedó ahí, mirándome, pensando mientras me miraba en silencio.
—No voy lastimarte.—dijo mientras se acercaba con tranquilidad, y cuando llegó, tomó mi mentón con su dedo índice para levantar mi mirada, observándome.—; lo dije al inicio, voy a protegerte.
Moví mi cabeza para aparta su mano de mi rostro con rapidez y él me sonrió cuando lo volví a mirar con odio.—No necesito tu protección.—aclaré.
Hizo una pausa mirándome un segundo después y se alejó—¿Segura?—preguntó mientras caminaba de espaldas y me miraba de arriba abajo con una sonrisa en el rostro.—; No quiero ser yo quien te lo diga pero, no te ves nada bien.—comentó.
Si mis ojos matarán él estaría en lo más profundo de la tierra y con años luz.
—Oh—pronunció al ver mi reacción.—No me malentiendas, eres hermosa.—dijo y yo levanté una mano en palma para que entendiera que cerrará la boca antes de darme la vuelta, empezando mi caminata mientras él me seguía.
—Alejate.—le dije sobre mi hombro en cuanto moví mi mirada a otro lado, sintiendo la suya a mis espaldas.—prometiste que no me harías daño.
—Eres una mascota muy rebelde.—lo escuché decir, cómo si estuviera quejándose de mí. Ignorando lo que dije.
Me detuve y voltee sobre mi propio eje para mirarlo desafiante por lo que dijo.—¿Qué dijiste?
Él se quedó pensando.—¿Qué?—hizo una pausa y me señaló con su dedo índice con curiosidad.—¿Te molesta que te llamé así?—preguntó, sonriendo.
Yo me crucé de brazos, esperando lucir severa y un poco exasperada.
—No me llames así.—le advertí. —ahora ya vete, has dicho que no me harías nada, lo prometiste.—dije de nuevo.
Él vaciló en el sitio donde se encontraba.
—¿Cómo lo digo para que no te ofendas?—se preguntó a sí mismo al verme arrugar las cejas. Entonces puso sus manos detrás de su espalda.—No puedo alejarme de tí.—dijo al fin.
—¿Vas a seguirme hasta mi casa?—le dije sin poder créermelo, enojada.
Él asintió sin más.—¿Y si te hacen algo en el transcurso? No no.—movió su cabeza, negando cómo si estuviese preocupado de sólo pensarlo. Pero sabía que estaba fingiendo por el brillo sospechoso en sus ojos luego de darme una media sonrisa.
—No me va pasar nada.
A decir verdad tenía miedo de caminar sola por el bosque sin compañía, pero tampoco quería irme con él después de todo lo que me confesó, ¿Cómo podría estar tranquila después de eso? Estar a su lado sólo me inquietaba más a pesar de que prometió no hacerme nada. ¿Cómo creerle? Y ¿Por qué? Me pregunté. ¿En quién podía confiar?
—¿Sabes? En realidad si iba a matarte...—vaciló, jugando con la punta de sus zapatos las hojas del árbol que caía por el viento. Mi pulso se aceleró de inmediato y un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo, de inmediato aparte la mirada de sus ojos púrpuras.—; pero cambié de opinión cuando te ví en un rincón, llorando... parecías una gatita aquien le habían lastimado mucho.
Lo volví a mirar, aún con miedo pero algo sorprendida por lo último que dijo.
Él levantó la mirada y me sonrió.—Me recordaste a mi antigua mascota.—dijo con felicidad y mi boca cayó al suelo cómo si esto se tratase de un dibujo animado. Ahora resulta que mi vida no podía ser más surrealista al darme cuenta que estaba respirando ahora porque le había recordado a su gato muerto.
—Esto tiene que ser una broma.—le dije y su sonrisa se borró mientras ahora era él quien arrugaba sus cejas, cómo si lo hubiese ofendido.
—No me hagas arrepentirme de haberte salvado el culo.—gruñó y yo entorne mis ojos con fastidio por su comentario.
—Ni creas que voy agradecerte por eso.—le dije dándome la vuelta para continuar mi caminata, él me siguió.
—Todo bien mientras me dejes llamarte Nala—hizo una pausa.—; así se llamaba.
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Comments
AYMARA
otro loco de atar
2023-04-03
1
AYMARA
y este tiene superpoderes?
2023-04-03
1
AYMARA
Definitivanente solo se te pega a gente mala
2023-04-03
1