Kate [Capitulo 4]

Aún tenía la venda en los ojos pero sabía que había alguien observándome desde unos metros de distancia, lo sé porque lo escuché como arrastraba una silla para colocarla frente a mí para sentarse y mirarme por lo que parecía ser una eternidad para mí. Yo no podía hablar más por la cinta adhesiva fuerte que tenía, sin embargo creo que mi garganta además no lo soportaría más después de los gritos que hacía pidiendo ayuda antes de que él lo hubiera hecho. Mis manos atadas atrás me incomodaban y el miedo junto con el enojo me invadía.

—¿Sabías que esa discoteca era un lugar casi polémico por las cosas que pasaban ahí?

—¡Vete al infierno!—trate de decir pero no se entendió nada por la cinta que tenía.

Entonces sentí que se acercó cuando la silla crujió y me susurro; —Apuesto a que no sabías.

Cómo desearía escupirle en el rostro ahora mismo, pero algo me tomó por sorpresa cuando habló. Y es que parecía tener la misma voz que la de Declan, sólo que está tenía un tono diferente; como más grave y desafiante. Lo cual me asustaba, ¿Ahora escuchaba a Declan Millers en todos lados o sólo era mi imaginación?

Escuché como se levantó de la silla y con eso luego escucho pasos de aquí para allá, cómo si estuviera disfrutando de este momento a la hora de tenerme tan indefensa en el suelo con las manos atadas y a su merced. O era eso, o era que estaba preparando algo que yo desconocía y que me asustaba.

Fue entonces que escuché el sonido de una escopeta recargarse lo que hizo que mi pulso se acelerara y diera un brinco del miedo. Al principio me prometí que no lloraría pero en este momento era difícil cumplirlo cuando unas lágrimas solas cayeron de mis párpados y seguían su camino por mis mejillas.

—¡Por favor!—suplique cuando él hizo que me levantara del suelo arrastras del brazo y me tomaba de los hombros con él atrás de mí.—; ¡Te lo suplico! ¡Haré lo que sea! ¡No hagas esto! ¡Porfavor...!—rompi en llanto quebrándome con las palabras al final porque él sólo podía escucharme balbucear.

—Shhhh—fue lo que pronunció cuando me tomaba de los hombros y inclinó su cabeza en mi cuello desde a mis espaldas para poner su boca cerca de mi oreja, entonces murmuró;—Porque estás suplicando clemencia seré bueno contigo.

Aún así no sabía que me esperaba, pero necesitaba dar todo de mí para evitar mi muerte, al menos por el momento. Sin embargo la tortura no era una opción para mí. No estaba segura de si podía sobrevivir a ello o si lo quería vivir en carne y hueso como en la películas de terror mostraban tanto. Pero esto no era una película de terror, era mucho peor. Era la realidad y la realidad siempre es peor que la ficción.

—Podría ahora mismo poner una bala en tu cráneo ahora mismo y todo acabaría para tí.—sentí que colocó el arma en mi cabeza cuando dijo eso, y yo temblé—; Pero no lo haré.—aclaró cuando me vió temblar.

Jake... Mamá... Papá...

¿Por qué siento que no podré salir de esta?

Sentía que me faltaba el aire y creo que podía deberse al pánico que me estaba dando, no podía controlarlo a pesar de que él me decía que me tranquilizara o podría arruinarle la sorpresa que tenía preparada para mí. Yo trague fuerte llorando y mi pulso cada vez era más alto, creo que me iba a dar un infarto ahora mismo.

Fue entonces que él suspiró fuerte de fastidio porque no me estaba controlando y escuché como tiró el arma en una mesa de madera mientras decía—; Ah este pasó morirás sin haberte hecho nada...—se quejó, haciendo que me diera la vuelta con sus manos en mis hombros.

Sentí como comenzaba a darles vueltas a la venda que traía en mis ojos para quitarmela y cuando lo hizo me eché hacía atrás de la sorpresa junto con la confusion cuando lo ví.

Era Declan Millers.

Él me sonrió cuando yo solo podía mirarlo aún más confundida y dolida. ¿Cómo es posible que fuera él? Me negaba aceptarlo por más que lo veía. —¿Por qué?—fue todo lo que dije cuando lo seguía mirando. A pesar de que él seguía sin entenderme.

—Te veo muy sorprendida...—dijo mientras caminó a buscar una silla, darle la vuelta para sentarse al revés y reposar su cabeza y sus brazos sobre el respaldo de la silla, mirándome con una sonrisa traviesa.—; ¿Nos habíamos visto antes?

Torció su cabeza con intriga, manteniendo esa mirada peligrosa pero a la misma vez hermosa. ¿Por qué tenía que ser él?

—Oh...—pronunció, y se echó a reír para decir—; Se me olvidó que no podías hablar...

Se levantó de la silla, se acercó hasta mí para agacharse frente a mí y me quito la cinta de la boca de un tirón, mirándome con curiosidad.

—¡Bastardo!—fue lo primero que dije cuando lo hizo al instante y él me sonrió, cómo si supiera lo que yo iba a decir mucho antes.—; ¿Cómo pudiste? Literalmente fue hace un rato que hablamos.—dije bastante dolida.

Él arrugó las cejas al principio y luego me sonrió.—; Oh, ¿Conociste a mi hermano?—respondió—: ¿Y te agradó?

—¿Qué?—fue todo lo que pude decir aún más confundida. ¿Qué estaba tramando? ¿Acaso creé que puede engañarme así después de verlo?—; ¿Me creés idiota o qué? ¡Ya sé que no tienes hermanos! ¡Sé todo sobre tí!

Él no me respondió pero me regaló una media sonrisa, cómo si tuviera mucho que decir, y a la misma vez supiera algo importante que decir pero se lo calla. Yo sentí impotencia. ¿Qué estaba pasando? ¿Y por qué creo que me estoy perdiendo de algo? Fue cómo un presentimiento que no me dejaba quieta.

—No nos conoces entonces.—fue todo lo que dijo cuando le dió por terminada la conversación cuando se levantó y me tomó del brazo haciendo que me levante, yo hice una mueca del dolor. Entonces hizo que caminará hacia una puerta grande de madera y me detuvo cuando estábamos frente a esta.

—¿Qué tal si pasamos a la parte divertida?—me dijo al oído y mi pulso se aceleró del miedo mientras ambos mirábamos aquella gran puerta misteriosa.

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