Declan Millers [Capitulo 10]

Temine de contarle mis problemas y cuando acabé, la miré, esperando su reacción. Me sorprendió su tranquilidad, por un momento pensé que no me escucharía y me echaría. Pero fue todo lo contrario, su expresión era neutral y muy paciente, con la mirada atenta a la historia, a lo que decía.

—¿Y sigues sin recordar nada?—me preguntó cuando termine de hablar y tomé una papa frita del plato que reposaba en la cama. Ambos estábamos cómodos mientras platicábamos, hasta el punto de que yo no parecía ser un desconocido ahora, fue extrañamente raro lo que conectamos enseguida. Aunque me di cuenta que ella era una persona con la cual era fácil conversar.

—No sé si podré recordar algo.—me acoste en la cama y puse mi brazo debajo de mi cabeza, observando el techo, cómo si eso fuera algo interesante mientras que con mi otra mano tocaba otra papa fríta entre mis dedos y lo pasaba a mi boca. Entonces ella me miró por un momento cuando seguía sentada con las piernas cruzadas.

"Qué tierna, mirá como te observa."

Oh no, tú otra vez no. Sal de mi maldita cabeza.

Moví un poco mi cabeza con fastidio al escuchar su voz en mi mente de nuevo. Sabía que volvería pero no tan pronto, y creí que este momento no se podría arruinar hasta que llegó él. Sólo que esta vez no dejaré que tomé el control de nuevo, al menos es lo que quiero intentar.

"Eres débil, no puedes resistirte por tanto tiempo"

—Eso es lo que tú crees.—murmure y ella ladeó la cabeza con curiosidad, cómo si me hubiera escuchado. Mierda, ahora cómo le explicó que podía escuchar voces sin que sonará más loco. No podía entender como hasta ahora no estaba asustada de mí, yo lo estaría de esa persona.

"Porque es ingenua, sólo mírala...se ve muy manipulable"

—Cállate, ella es una muy buena persona y no permitiré que hables así de ella.—murmuré de nuevo, arrugando las cejas.

—¿Te sientes bien?—la escuche decir y de inmediato me levanté cuando ella se comenzó acercar.—creo que te escuché decir algo.

Miré a mi costado, un poco apenado de mi comportamiento. Buscando las palabras correctas para explicarle esto, lo que estaba pasando por mi mente ahora.—...Puedo escucharlo...—fue lo que dije. Y ella seguía con esa mirada de confusion en el rostro.—; a él.—termine de decir y entonces se le iluminó el rostro, entendiendo lo que quería decir.

—¡¿Y qué dice?!—no sabía porque le emocionaba la idea de saber lo que él pensaba, era un sipcópata, nada de él tiene algo bueno que decir.

"Interesante..."

"Dejáme hablar con ella"

—Estás loco si creés que te dejaré hablar con ella.—me negué rotundamente en voz baja y ella lo notó, mirándome de nuevo sin entender.—; Quiere hablar contigo.—le expliqué.

Alice levantó las cejas, casi sorprendida.

—Hazlo.—fue lo que dijo, simplemente.

—¿Estás loca? Va lastimarte.—negué con la cabeza y me levanté mientras tomaba una toalla de la silla para darme un baño, tratando de ponerle fin al tema. De ninguna manera dejaré que ese loco toqué a la única amiga que tengo ahora.—; ¿Puedo usar tu baño?

Ella asintió, y se levantó acercándose a mí.

—Pero con una condición...

—No voy a dejarte con Azriel—interrumpí ahora serio.—; Además es difícil esto...

Alice arrugó las cejas.

—¿Azriel? ¿Así se llama?—preguntó bastante curiosa, interrumpiendo.

Suspiré.

—Sí.

Ella se quedó un rato pensativa y yo me metí al baño enseguida, antes de que se le pudiera ocurrir otra pregunta sobre él.

De alguna manera parecía muy interesada en Azriel y eso no era bueno. Azriel es un peligro y todo lo que toca lo destruye... ¿Entonces por qué seguía queriendo saber más sobre él después de todo lo que le dije? ¿No debería estar asustada?

Está chica me sorprendía cada vez más.

Sólo espero que no se le suba a la cabeza el extraño enamoramiento que está experimentando ahora con Azriel y que sólo sea simple curiosidad.

Aunque pienso a creer que es demasiado tarde.

[...]

—¿Declan?—llamó Alice a través de la puerta del baño, mientras yo esperaba al otro lado con la tela para secar el cuerpo rodeando mi cintura y con el cabello mojado después del baño.—; Aquí te eh traído ropa de papá.

—Esta bien, puedo usar mi propia ropa.—me apresuré a decir, no quería molestar más a su familia, mucho estaba haciendo al estar aquí. Además estaba seguro que no sabían que su hija había dejado usar el baño a un desconocido. Me matarían.

—¡No voy a permitir que uses esa fea ropa de nuevo!—exclamó indignada.

Suspiré.

¿Por qué hacía esto? A veces me sorprendía lo amable y servicial que era ella. Alguien no podría ser tan buena persona, ¿No?

—Bien.

Cuando salí del baño para tomar la ropa me detuve al ver que otra chica estaba con ella; la recordaba, era la que había insistido en dejarme entrar a la casa cuando la madre se había quedado de piedra al verme sin decir nada. Me puse la mano detrás del cuello y ella abrió un poco los ojos cuando me vió salir del baño, de arriba abajo ví cómo pasó su mirada y luego la apartó con un inesperado sonrojo en sus mejillas, parecía apenada.

Yo arqueé una ceja en la dirección de Alice.

—Debiste decirme que no estabas sóla.

Ella se rió de vergüenza junto con su amiga a su lado y me miró de vuelta, extendiendo su brazo con la ropa en su mano a mi dirección para que lo tomara. Pero cuando me acerqué, ella lo puso detrás de su espalda y me miró con diversión y picardía, luego le dió una mirada de complicidad a su amiga, cómo si tuvieran las dos algo en mente.

—Antes, tienes que jugar con nosotras verdad o reto.

Levanté las cejas.

—No es obligatorio si no quieres.—se apresuró a decir la otra de cabello negro y lacio, colocando sus manos juntas a su espalda con nerviosismo.—; Es que hoy era pijamada y tú llegaste en el momento—hablo más bajo cuando la miré, detallando sus facciones.

Alice apoyó la ropa en mis pectorales cuando le respondí con un encogimiento de hombros sin importancia y ambas parecían emocionadas al instante.

¿Por qué tenía la sensación de que esta noche iban a pasar muchas cosas?

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