Sus palabras me dejan muda, realmente estoy sorprendida y al mismo tiempo aterrorizada. Todo indica que es verdad que fui yo quien vino aquí y no solo por voluntad sino por órdenes para rescatar a este hombre y también una supuesta muestra.
—¿Por qué es tan importante esa muestra?—indagó—¿Y por qué la supuesta agencia para la que trabajo, solo se interesó por ella?
James suelta otro suspiro, esta vez me parece que le incomoda el tener que darme información, pero quizás pueda recuperar mis recuerdos y quizás con ellos poder salir con vida de este sitio.
—La muestra es uno de los pocos ejemplares qué Purdue Pharma logro recuperar de los laboratorios qué tenía en las montañas de Livingston. Creo que con ello intentaron ocultar los experimentos qué estaban llevándose a cabo en ese sitio, pero no contaron con que las sustancias que se liberaron después de la explosión, terminaría en el sistema de agua potable de la ciudad.
—Entonces...
—Tu agencia quiere destruir la muestra original, supongo que esa es la única razón por la veniste, aunque ya que te he dado la información que necesitas para recuperar tu memoria, espero que no olvides que debes llevarme contigo.
—No creo poder ayudarte, acabas de decirme que estoy a punto de perder mi cordura como esas personas de allá afuera—me sincero, aunque el tipo a mi lado no parece perder las esperanzas.
—Solo tenemos que salir de aquí—propone James—yo me encargaré del resto.
—Bien, entonces supongo que lo primero tengo que hacerlo yo ¿Cierto?—cuestiono y en respuesta él asiente con la cabeza.
Miro a nuestro alrededor, estamos en un cuarto cerrado, la única luz que tenemos disponible es de la antorcha qué dejaron puesta sobre el muro, de lo contrario estaríamos a oscuras.
A nuestro costado hay una mesa y en ella varias cajas y todo tipo de cosas, entre ellas una caja de herramientas y aunque no estoy segura de lo que encontraré ahí, pienso que esa podría ser nuestra única opción.
—Ayúdame a levantarme—le digo a James, él frunce el ceño y mira la mesa.
—¿Qué pretendes hacer?
—Solo ayúdame—insisto. Entonces James trata de empujarme.
Estamos sobre una especie de camilla, de hecho, esto parece más bien como una cama de operaciones o probablemente una plancha de una funeraria. No lo sé con certeza y no quiero averiguarlo.
Cuando caigo, es mi brazo y mi mejilla quienes recibe el impacto. Me quedo en el suelo un momento tratando de recomponerme, pero en ese momento un recuerdo vuelve a mí.
Estoy encerrada en un espacio pequeño, quizás en el área de limpieza porque veo cubetas, escobas y productos de limpieza. Me veo intentando abrir la puerta, pero esta parece estar cerrada del otro lado, hay algo afuera qué me impide abrir, entonces de un golpe intento abrirla, pero al alzar la pierna pierdo el equilibrio y caigo hacia atrás.
Finalmente, me rindo y me quedo sentada sobre el suelo mientras le doy un masaje a mi mano izquierda, ya que por poco y me la fracturó.
Entonces escucho ruido afuera, como si estuvieran empujando un pesado mueble, entonces alguien quita el seguro y finalmente abre la puerta.
Una luz me ciega la vista, pero detrás de esa luz puedo ver la figura de un hombre, se trata de Liam, el mismo de mis recuerdos, el que tiene un uniforme de policía, me apunta con un arma, pero al verme enseguida apaga la luz e incluso me ofrece la mano para levantarme.
—Oye. ¿Estás bien?—escucho decir a James.
—Lo estoy.
Retorno a mi realidad, en donde estoy tirada sobre el suelo y James espera a que lo libere. Intento reincorporarme, aunque con bastante dificultad. Primero intento arrodillarme y posterior a eso, me apoyo en la plancha donde James se encuentra recostado, solo de esa forma logro ponerme en pie, aunque no sé por cuanto tiempo, ya que mis pies están demasiado juntos y el nudo de la soga qué envuelve mis pies está muy justo.
Trato de llegar dando un par de brincos hasta la mesa, no está lejos, así que lo logro, abro la caja de herramientas y solo encuentro una lija de metal bastante larga, tornillos y clavos viejos y oxidados, pero nada más que pueda ayudarnos.
—¿Encontraste algo? —cuestiona James esperanzado. Me vuelvo un poco hacia él y asiento.
Puede que esto me ayude un poco, pero tendré que ocupar bastante fuerza para lograrlo.
Vuelvo al suelo, esta vez sin mucha dificultad. Estando ahí ocupo la lija con toda la fuerza que tengo disponible y aunque quizás no hace mucho por liberarme, puedo ver pedazos del hilo de la soga qué salen disparados en diferentes direcciones.
Tardó bastante tiempo, tanto que incluso siento que mis muñecas quedarán hechas polvo, pero sin previo aviso, la soga se suelta y libera mis pies. Entonces me animo hacer lo mismo a mis manos, pero cuando lo logro, me levanto y hago el mismo proceso con las sogas qué sujetan su cuerpo.
Él sonríe aliviado y entonces se levanta de la mesa.
—Será mejor que nos vayamos—propone—puede que te inyectaran el activo rojo poco después de que nos separamos, así que te queda poco para que comiences a presentar los primeros síntomas, si eso ocurre los efectos del inhibidor perderán efectividad.
—¿Cuánto tiempo tengo exactamente antes de presentar los primeros síntomas? —cuestiono algo angustiada.
—Tal vez una o dos horas, todo depende de lo que tu sistema inmunologico pueda resistir—admite con cierto pesar.
Agachó la mirada, su deducción es grave, pero no me quiero consternar ahora cuando mi vida depende del tiempo y también de aquel hombre.
—¿Hacia dónde vamos?—digo tratando de apartar la pena para concentrarme en mi objetivo, conseguir el inhibidor y posteriormente la cura.
—Primero averigüemos donde estamos—menciona James dirigiendo la mirada hacia la puerta.
Avanzó despacio y James me sigue muy de cerca hasta la puerta, la cual abrimos sin dificultad ni guardias, tal y como sospeche.
Hay un pasillo enorme e iluminado por una serie de conexión que me recuerda mucho a una mina, pero este lugar aunque podría decirse que tiene apariencia de una, en realidad no lo es.
—¿Hacia dónde? —cuestiono al percatarme de que de nuevo hay dos caminos, uno hacia la izquierda y otra hacia la derecha, pero a diferencia de Liam, James elige seguirme.
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