Capítulo siete

Un te amo doloroso de recordar

Mientras comenzaba la ceremonia, las chicas no dejaban de preguntarme por Zack. ¿Cuál era su comida favorita? ¿Qué le gustaba beber? Inventé todo tipo de cosas, era gracioso mentirles.

—Según sé le gusta la comida picante y con mucho ajo —dije y ellas parecieron ponerse felices—. Beber, todo menos whisky. Hay un trago que le encanta y tiene gusto a Anís, ocho hermanos creo que se llama.

Todo lo que les decía era lo que yo odiaba, aun así, me divertí mucho mintiendo. Ellas se ponían a buscar en las redes cosas como porque a los hombres no les gustaba que las mujeres lo miraran a los ojos, y demás tonterías. Nunca pensé que él fuera a esa tonta fiesta, y mucho menos imaginé que estaría en la ceremonia de la universidad.

—Ese es él. ¿Qué hace entre los profesores? —preguntó una de las amigas de Vivían. Miré y si, Zack estaba ahí.

—¡Rayos! —dije y varias personas me miraron y tuve que mentir—. Alguien me pisó.

La directora de la universidad comenzó a hablar y a contarnos que había varios docentes nuevos en el plantel, esperaba que fuéramos amable con ellos. Zack miró en mi dirección y sonrió, no podía ser que este tonto terminara siendo mi profesor el año siguiente. Incluso el tonto llevaba un apósito sobre la nariz donde había quedado la marca del golpe.

—Se ve tan bien. ¿Qué será lo que le ocurrió en el rostro? —preguntó una de las chicas mientras yo trataba de alejarme de ellas.

—Espera Amanda, nos lo tienes que presentar. La directora ya dejó de hablar —dijo Vivían y no tuve más opción que hacerlo.

Zack se acercó a nosotras junto a Matías, ambos llevaban la copa de champán que le habían dado para el brindis y ninguno había bebido.

—Amanda dice que son grandes amigos —empezó a decir Vivían, yo había dicho muchas mentiras, pero jamás dije eso.

—Claro, Zack es como si fuera mi hermano mayor —la secundé para dejarla contenta. Me importaba muy poco ese tipo.

—Así que soy como tu hermano mayor, eso me agrada —dijo y me abrazó.

Era demasiado indiscreto, y por suerte para mi Matías se lo hizo notar. Además, si era nuestro docente no podía pasar nada entre él y las chicas, así que todo estaba resuelto.

—Vamos a ir a una fiesta con Amanda ¿Quieres venir con nosotras? —preguntó una de las chicas que me hizo a un lado. Se lo agradecería si no fuera porque casi caigo al suelo, Matías me sostuvo y se lo agradecí.

—Chicas no lo comprometan, él será nuestro profesor el año que viene —dije satisfecha.

—Claro, tenemos tiempo hasta que vuelvan a comenzar las clases. Así que no puedes negarte —le dijo Vivían a Zack.

—Iré solo si Amanda está de acuerdo, no quiero ser ese hermano mayor sobre protector —dijo y las chicas me fulminaron a fulminarme con la mirada.

—Por mí puedes ir —dije y cuando ellas lo abordaron aproveché para alejarme.

—¿No te gusta que sea tan popular? —era Matías quien me hablaba.

—Para mí es mejor. Así las mantiene entretenidas —indiqué mientras miraba mi móvil roto.

—¿Aún no lo hiciste reparar? —me preguntó al verlo.

—No, pero necesito enviarle pruebas a mi madre de que salí y no sé si salgo en la foto —dije mientras trataba de hacerme una selfi.

—Deja que te ayude —tomó su móvil y nos sacamos una foto juntos—. Dame tu número y te la paso.

—Te lo agradezco mucho. Ahora puedo irme a casa a descansar —dije más aliviada.

—¿No piensas ir con tus amigas a la fiesta?

—Me gusta dormir, prefiero volver a casa. Además, ya atraparon a Zack. No me necesitan —dije y el mal encarnado vino hasta donde estábamos.

—Ya nos vamos a la fiesta. ¿Vienes Maty? —preguntó Zack poniéndose entre Matías y yo.

—Voy a casa, sabes cómo sigue mi padre. Así que dejaré esta fiesta en tus manos —dijo mi profesor, él era muy gracioso siempre.

—Entonces tendrás que ir sobre mis piernas hermanita —dijo Zack y lo miré, ya que no entendía a que se refería—. Si Maty venía podríamos ir en dos coches. Ahora seremos seis en uno solo.

—No se preocupen por mí, yo tomaré un taxi —dije al ver que las demás se acercaban.

—Entonces voy en el taxi contigo —Zack trataba de hacerme las cosas difíciles.

—No, vengan todos. No hay problema —dijo Vivían, se notaba que no quería que yo estuviera sola con él. Si supieran que no me interesaba en lo más mínimo.

Al final subimos al coche y tuve que ir sobre el regazo de Zack. Me empujó con su brazo para que mi cabeza quedara cerca de él.

—Así si frenamos de repente no te ocurrirá nada —dijo y las chicas me miraron cargadas de celos.

—No te preocupes por mí —dije tratando de apartarme un poco de él.

—Claro que me preocupo por ti, eres como mi pequeña hermanita —dijo burlándose de mí. Era un maldito.

Aun así, su perfume se parecía al de Nino, eso hizo que me asustara. Cerré los ojos y por un instante lo vi en mi mente.

—Nino, tú me gustas —le dije y él me miró extrañado.

—Amanda, ¿de qué hablas? —preguntó sorprendido.

—Tú me gustas mucho y quiero que salgas conmigo. ¿Me darías una oportunidad? —dije de la forma más valiente que me salió—. Tú me protegiste de esos tipos, y creo que desde ese momento me enamoré de ti.

—Amanda soy empleado del señor Li. No puedo salir con su hija, aunque quisiera —me recordó rompiendo mi corazón–. Entiende que eres una niña. No puedo mirarte así por más hermosa que seas. Además, eres hija de mi señora. Tu padrastro me asesinará si se entera de lo que has dicho.

—Pero te amo, me gustas mucho. Quiero darte mi primera vez —dije segura de que haría lo que sea por él. A los hombres les gustaba eso, si él me aceptaba lo haría con él las veces que me lo pidiera.

Autora: Osaku

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