"Una doble maldición"

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No todo termina como uno quiere y hay cosas que tampoco pueden evitarse, pues si la madre de Jiho estuviera con vida... Se arrepentiría de haber lanzado aquella maldición.

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Luego de que la joven Sora tomara nuevamente el color que desapareció de su rostro, volvió su mirada acusadora a Alani, a quien señalaba como única culpable ante todo lo que se aproxima.

- ¿Piensas transformarlo? ¿Volverlo uno de los tuyos? - preguntó con cierta esperanza, pero al ver negar a la joven, su furia aumentó. - ¿¡Entonces por que él!? ¿¡No podías escoger a cualquiera!?

- Pese a que no te debo explicaciones.. Él estaba más a mi alcance y fue por propia voluntad que lo hizo, jamás lo obligué a nada. - respondió viendo sus uñas. - Conoces bien las formas en que nuestro clan convierte a humanos en inmortales y... En éste caso ya no es posible, claro, a menos que quiera pasar por el sacrificio. - Añadió, viendo a la joven apretar sus puños con bronca.

- Hay algo que si comparto con los humanos. - contestó Sora con todo él enojo que se cargaba. - Tú y todos los tuyos, no saben lo que es el remordimiento ni la culpa, son crueles sin corazón y sin alma, por ello están condenados a vivir una vida miserable alejados de todos los demás. - Añadió, pero lo que más la molestó es ver a la princesa limpiar su oido con el dedo pequeño, como si no le importara lo que ella le decia.

¡Pero era Así! A ella le daba igual lo que pudieran decir de ellos, no le afectaba en absoluto por que fue criada de esa forma, para ser una mujer fuerte, con sentimientos duros y un corazón difícil de ablandar.

Si no fuera por que es así, sus enemigos aprovecharían su debilidad y la asesinarian como si nada, quedándose con todo lo que le pertenece.

Pero no, cada uno de los que decidieron enfrentarla, perdieron antes de si quiera mostrar su verdadero poder, ella no les dió chance ni oportunidad y.. Por ello le temen, por ello todos y cada uno de los clanes existentes no se atreven si quiera a desafiarla.

Jiho; quien observaba la discusión que ambas decidieron iniciar sin considerar su presencia, decide intervenir y encontrar el por que ante tal desesperación por parte de su prima.

- Ustedes hablan mucho pero dicen poco. - intervino, mientras cruzaba sus brazos y las observaba. - ¿Que hay de malo en que Alani y yo nos hayamos enredado? ¿Que es eso que se esconde detrás de tú enojo? - preguntó, oyendo a su prima suspirar.

- Luego de que tu madre lanzara dicha maldición, reunió a la mayoría de nuestro clan para dejar claro que quien se enredara o ayudara a la princesa a romper con la maldición de cada 10.. Sería quien moriría junto a ella al ésta dar a luz. - Contó, volviendo sus ojos llorosos a su primo. - Jiho, tienes que deshacerte de ese bebé, siempre que lo hagas ella volverá a la maldición y tú vivirás por mucho más. - suplicó entre llanto.

Alani; quien oyó con atención todo lo que aquella bruja dijo, dio un paso hacia atrás.

No es como que ellos pudieran hacer algo contra su hijo sin que ella se defendiera, pero existía la posibilidad de que su muerte llegue antes de el parto por haberse mezclado con un humano ordinario sin transformarlo.

La mirada que Jiho le dedicó a su prima fue un tanto confusa para Alani, pues no sabía si éste estaba accediendo a lo que ella pedía o simplemente estaba considerandolo.

Pero.. Por muy extraño que parezca, le dolía pensar que él llegara a pedirle que renuncie a su hijo solo para salvarse, aunque por ser humano no lo culpaba, ellos viven una vida corta mientras que ella padece la inmortalidad.

- Sora. - habló Jiho, llamando También la Atención de Alani. - No me importa en que consista la maldicion ni si me implica a mi por haber estado con Alani, no le pediré que se desahaga de ese bebé por que también es mi hijo. - contestó, dejando sorprendida a la princesa; quien a pesar de encantarse con su respuesta, decide mantener el silencio.

- Pero..

- Asumiré la muerte si tengo que hacerlo, pero mi hijo seguirá allí, creciendo en el vientre de su madre y preparado para ser un gran guerrero el día que le toque serlo. - Sentenció, volteando su mirada a la vampiresa y luego caminar en su dirección. - ¿Puedo? - preguntó, mostrando su mano dándole a entender que quería permiso para tocar su vientre.

Luego de pensarlo por un corto rato, ella solo asiente dejando que su chico humano posara la mano en su vientre y sonriera, acto que la hizo tranquilizar.

- Pequeñito o pequeñita. - habló, mientras frotaba su mano por el vientre de la princesa. - No importa que pase conmigo, estoy feliz de saber que creces allí y que serás no solo el orgullo para el clan de tu madre sino que también, una guía para el mundo humano. - se inclina hasta estar a la altura de el vientre y deja un tierno beso. - Prometo que mientras yo viva, nadie podra hacerte daño jamás y... Pase lo que pase, esté donde esté, mi corazón y mi alma iran siempre contigo, recordándote que eres y siempre serás lo mejor que me ah pasado en estos años de vida. Te amaré por siempre y para siempre, mi hijo. - finalizó, siguiendo con sus tiernos besos y dejando a ambas mujeres en distintos estados.

Por un lado, la princesa lo veía con una ternura que ni ella conocía y por el otro, Sora lloraba al saber que tendría que sacrificar mucho para ayudar a su primo, sabiendo de que solo lo haría por él y la promesa que le hizo a su difunta tía, por que si fuese por Alani.. Ni siquiera gastaría sus energías.

- Existe la posibilidad de que ambos puedan romper con la maldición, de que puedan vivir junto a su hijo. - comentó cabisbaja la muchacha.

- ¿Cómo? - preguntaron ambos en conjunto.

- No podía decir esto por el simple echo de que me implicaría problemas a mi, podría perder la vida por ayudar a esa inmortal. - respondió con enojo mientras veía a Alani. - Pero no puedo dejarte morir, Jiho, se lo he prometido a mi tía. - añadió, viendo a el joven ponerse de pie. - Cada primavera, la bruja blanca concede un deseo sin importar cual sea y quien lo pidiera. - suspira. - fueron muy pocos los afortunados en encontrarla y poder conseguir su deseo pero.. Pese a todo, sé quien es y donde podremos encontrarla. - voltea su mirada a un lado. - Después de mi tía, es la única que puede romper con la maldición que la precede.

- ¿ Porqué estás tan segura de ello? - preguntó Alani, viendo a la joven voltear a verla con molestia.

- Por que mi tía me lo dijo. - contestó viendo a la princesa sorprenderse. - El punto es que deberán de esperar hasta la primavera para poder verla y...

- Eso es en 5 meses, sería muy riesgoso para Alani y mi hijo. - Intervino Jiho, viendo a su prima sonreír con tristeza.

- ¿Tanto te importa ésta vampiresa? - preguntó, dejando a su primo en total silencio. - Habiendo tantas humanas hermosas, vienes a perder la cabeza por una inmortal.

- No soy inmortal, puedo morir también. - intervino Alani, viendo a la joven rodar sus ojos.

- ¿Que puede hacerte a ti una bala? - preguntó. - Ni siquiera las de plata te afectan ¡Ni siquiera un maldito cuchillo atravesado en tu corazón podría matarte! - añadió, viendo a la princesa pensar.

- Bueno, en eso tienes razón pero.. Si existe una forma en la que puedo morir. - respondió ésta. - Aunque no pienso decirtela. - añadió con una sonrisa, escuchando el fuerte bufido de la muchacha.

- ¿Entonces? - preguntó Sora, ignorando a la princesa y volviendo a su primo. - ¿Es ésta la mujer por la cual estás dispuesto a morir? - interrogó nuevamente, viendo a Jiho asentir sin dudar. - ¡Pero no te ama! ¡No es capaz de transformarte para que vivas con ella la inmortalidad, para que puedas estar a su lado y con ese Bebé!

- Aún así no me importa. - respondió, tomando la mano de Alani. - Moriré por ella y mi hijo si es necesario y eso no podrás cambiarlo. - Añadió, viendo a la muchacha ponerse de pie y caminar a la puerta.

- Los ayudaré entonces. - contestó con cansancio. - pero que conste que lo hago por ti y no por ella. - agregó, viendo a Alani levantar sus hombros restando importancia a su comentario. - Jiho, si tu madre estuviera viva.. Se decepcionaría de tu decisión.

- Si ella estuviera viva, se arrepentiría de haber maldecido a la princesa del clan. - respondió éste, dejando sin palabras a la muchacha; quien sin despedirse, decide marcharse.

Bien, ahora estaban ellos dos y había un asunto importante que tocar.

- ¿Quieres beber algo? - preguntó amablemente, viendo a la princesa caminar a el sofá.

- Si tienes sangre, te lo agradecería. - respondió con una sonrisa, viendo a el joven bajar su mirada.

Hace un momento era un hombre lleno de valor y confianza, ahora vuelve a ser ese tímido y débil chico humano.- Se dijo para si misma.

- Solo trae algo con el color de la sangre, no deseo nada más. - concluyó, mientras cruzaba sus brazos molesta por el repentino cambio de actitud que éste tomó. (" Le encantaban los hombres fuertes, varoniles, que supieran poner un freno a situaciones molestas pero.. Le molestaba saber que en su interior, le encantaba cualquier faceta que él decidiera tomar. ¿Porque la confundía tanto? ¿Que tenía él de especial? ")

Se perdió entre esos pensamientos que no la dejaban en paz desde que lo conoció, sabía que algo en él era diferente, que la atraía como ningun otro hombre pero... ¿que era? ¿ Porqué se sentía diferente cada vez que estaba a su lado? Ella era fuerte, no necesitaba de la protección de nadie, pero por alguna extraña razón.. Le encantaba cuando él tomaba la seriedad de el asunto y enfrentaba situaciones que ella podría manejar tranquilamente.

- Es todo lo que eh conseguido. - dijo Jiho, sacándola de sus pensamientos y llevándose completamente su atención. - También tengo vino, pero no creo que sea saludable para el bebé que bebas eso.

- ¿Empezaras a comportarte como el molesto papá protector? - preguntó con su ceño fruncido viendo a Jiho bajar su cabeza. - ¿Cuantas habitaciones tienes? - preguntó cambiando el tema.

- Solo cuento con una habitación. - respondió, viendo a Alani bajar su mirada a la copa. - pero.. yo podría dormir en el sofá y tu en la cama, aunque los vampiros no duermen. - Añadió pensativo, viendo a la mujer asentir.

- Estando en mi forma humana, soy como cualquier humano ordinario, aunque en estos momentos aún no me he transformado, necesito un buen descanso. - Respondió.- Estaría mejor así, no quiero que por compartir la cama creas que hay algo especial entre nosotros. - Agregó, poniéndose de pie y dejando la copa en la pequeña mesita. - Iré a descansar ahora.

- No has comido nada. - habló rápidamente, interrumpiendo el andar de la hermosa joven.

- ¿Quieres que coma esa comida chatarra que has comprado para compartir con tú bruja? - preguntó sonriendo con falsedad.

- N-no no, podríamos ir a aquel restaurante que te gustó. - respondió, viendo a Alani pensar su respuesta.

- Bien, me cambiaré he iremos a cenar. - contestó, dirigiendose a su maleta y arrastrarla hasta la puerta de la habitación. - Por cierto, quiero mi tarjeta de regreso. - Añadió, antes de entrar a la habitación.

- ¿T-tu tarjeta? - preguntó desconcertado.

- Cuando visitamos ese restaurante anteriormente, te dejé una tarjeta negra para que pagaras la cuenta. - respondió viendo a Jiho sorprenderse y luego asentir.

- Si si, la tengo guardada. - contestó, caminando en su dirección. - Ésta en el cajon de la mesita de noche. - Señaló, para luego ingresar y tomar dicha tarjeta de el cajo.

- ¿Cuanto ah costado la cena? - Preguntó Alani mientras tomaba la tarjeta.

- No tiene caso decir el valor, he pagado por esa cena. - Respondió él, rascando con nervios su cabeza. - Te esperaré fuera.

Y sin esperar respuesta, salió de la habitación dejando a Alani con una sonrisa de Satisfacción.

Volteó su mirada a la mesita de noche y tomó la cartera de Jiho, para luego colocar la tarjeta nuevamente allí.

- Eres confiable, sé que la utilizaras cuando realmente lo creas conveniente. - se dijo a si misma para luego suspirar y proseguír a cambiarse.

A ella el dinero no le faltaba, tenía trillones en varias cuentas y la verdad... Compartir un poco de ello con el padre de su bebé, no le haría daño.

Veamos como es que llevaremos la convivencia. - añadió mientras se veía en el espejo.

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Eres la muestra clara de que en el amar, si se puede sacrificar. ❤❤

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