Supervivencia (parte 1)

Durante un momento, el cuerpo de Lyoth se vio suspendido en el vacío y oscuridad para ser recibido por el suelo frío que presiono las zonas vitales del exoesqueleto aún más en su piel y sacudió su cabeza, dejando a la chica desorientada.

En medio del silencio Lyoth se incorporó como pudo y a oscuras palpo el suelo intentando comprobar en que clase de terreno se encontraba, pero un fuerte y fugaz destello acompañado de un pitido interrumpió su tarea para proteger sus ojos de aquella luz.

Tras parpadear un par de veces, Lyoth pudo adaptar su vista a la luz, mostrando una pequeña floresta y a unos veinte metros algo similar a un bosque.

Lyoth se levantó y agudizó sus sentidos mientras observaba su entorno e intento avanzar pero su concentración fue interrumpida cuando un extraño zumbido seguido de un fuerte golpe en su frente al chocar contra un vidrio que le hizo tambalear brevemente.

-¿Pero qué...?- preguntó la joven mientras sujetaba su frente.

La chica estiró su mano y enseguida sintió el vidrio contra el que había chocado, dándose cuenta de que se encontraba en un tubo similar al que la había envuelto en aquel extraño gas y espuma, pero en su lugar solo había un número luminoso que hacía una cuenta regresiva desde el número veinte y conforme el número era reducido, Lyoth observo que a uno cuántos metros a su alrededor caían el resto de prisioneros de lleno al suelo.

Cuando el contador llegó a cero, un sonido presurizado golpeó los oídos de la joven y el tubo fue retirado de forma vertical. Antes de que Lyoth pudiera siquiera percibir el aire fresco del lugar, un zumbido acompañado de un fuerte golpe en su costado le hizo tambalearse.

Buscó con la mirada el origen del ataque, pero una nueva ronda de zumbidos inundó el aire, afortunadamente Lyoth reaccionó a tiempo y comenzó a esquivarlos contorsionando su cuerpo como si estuviera bailando ballet; arqueaba su espalda de arriba hacia abajo girando en su propio eje mientras sus brazos y piernas se movían cuáles hojas a Merced del viento.

Entre aquellos giros y vueltas, Lyoth observo algunas de las siluetas de los prisioneros que corrían en todas direcciones cayendo víctimas de los extraños zumbidos que eran acompañados por algo más que no era percibido fácilmente al estar en constante movimiento, pero al ver que moverse en una sola dirección no era exactamente una opción, Lyoth continuo avanzando en su extraña danza sin un rumbo aparente.

No dejes de moverte. No vayas a vomitar se repetía la chica.

Después de unos metros y de pasar de largo algunos cuerpos inertes de los prisioneros caídos, Lyoth se dio cuenta de que algunos de sus rostros, cuellos y manos había una pequeña telaraña de venas de color negro mientras su piel pasaba de un tono pálido a un color ceniza lo cual le hizo pensar que quizás se trataba de veneno o un posible paralizante.

Necesito llegar a los árboles. Tal vez pueda cubrirme de los proyectiles. Pensó Lyoth sin dejar de moverse.

Con mucho mareo Lyoth finalmente llegó hasta uno de los árboles y usando su tronco para cubrirse y a la vez descansar su espalda sintió como la enorme planta fue golpeada por un rítmico, pero fugaz traqueteo que provocó que algunas hojas cayeran del árbol.

La chica se había colocado de costado y logro tomar una de las hojas antes de que cayera al suelo y la arrojo hacia la pequeña floresta observando cómo en un segundo aquel zumbido seguido de un brillante destello cortaba la hoja por la mitad. Acto seguido, Lyoth se colocó pecho tierra y tomo una de las hojas del suelo repitiendo la prueba, pero ningún zumbido o destello se presentó cuando arrojo la hoja casi a ras del suelo.

Bien, su puntería no llega tan abajo, puedo ir usando los troncos como escudos. Pensó Lyoth con una pequeña sonrisa de triunfo.

La chica se fue arrastrando pecho tierra y levantándose a momentos junto a los troncos de los árboles durante varios metros repitiendo la misma prueba hasta asegurarse de que ningún de esos proyectiles llegaba hasta su posición, lo cual al cabo de casi veinte metros le dio alivio pues finalmente se puso de pie y echo a correr hacia lo profundo del bosque.

(...)

Lo último que vio Nuboso antes de ser llevado a la oscuridad fue la mirada de Lyoth pasando de la confusión al miedo antes de desaparecer bajo el suelo para instantes después también ser llevado a la oscuridad. La caída fue acompañada por una sensación de ingravidez, vacío y viento antes de aterrizar de lleno sobre la tierra aún en la oscuridad.

Nuboso no perdió un segundo y se puso de pie, girando varias veces sobre su propio eje intentando adaptar su visión a la oscuridad para luego ser brevemente cegado ante un destello que iluminó el nuevo territorio; un bosque pequeño.

El joven agudizó sus sentidos y justo cuando intento avanzar para contemplar los alrededores sintió como choco contra un vidrio y un número brillante en cuenta regresiva apareció ante él.

Cuando el contador llegó a cero y su pequeña prisión de cristal fue retirada, Nuboso concentró sus sentidos para salir del aturdimiento que le generó aquel sonido de despresurización y poco a poco se alejó de la zona donde había aterrizado, observando los alrededores buscando a alguno de los prisioneros que habían caído, pero solo encontró silencio, un latente y violento silencio, el cual fue destruido junto a la rama que le advirtió que alguien lo estaba observando así que aceleró el paso.

Al ver que su acechador no se animaba a atacar, Nuboso se detuvo y sin dejar de mirar al frente dijo

-No tengo todo el día. Si quieres pelear, al menos da la cara.

No hubo respuesta más que silencio hasta que el crujir de una rama y la caída de las hojas de uno de los árboles alertó al joven y este enseguida se giró hacia un costado sujetando una gruesa muñeca que dio paso a un humanoide de piel verde y gris que intento usar su mano libre para encajar sus garras sobre Nuboso, pero este se agachó y en un veloz movimiento logro arrojar al contrincante al suelo mientras un nuevo enemigo se dejaba caer desde las alturas aterrizando por poco sobre la espalda de Nuboso.

La criatura era de cuerpo delgado y alargado. Su piel tenía tonos amarillos y naranjas y estaba cubierto de lo que parecían ser púas que fueron expulsados cuando aquel ser arqueo su espalda y estos salieron disparados en todas direcciones.

De un salto veloz Nuboso logro ascender hasta la rama de un árbol y protegerse de los proyectiles orgánicos, pero no de las garras de la otra criatura que en un intento por alcanzarlo logro arañarlo en parte de su muslo, pero, irónicamente había servido como un escudo extra ante el ataque del espinoso oponente comenzando una carrera de saltos entre los árboles.

Un poco desesperado al no ver más que hileras interminables de árboles, Nuboso intento extender sus alas para elevarse, pero la creciente herida de su muslo y los ataques constantes de su perseguidor comenzaron a acortar la poca paciencia que le quedaba, asi que en un movimiento temerario Nuboso salto hacia el vacio e igual que trapecista circense se sujeto de la primer rama que vio y después se columpio en otra y en giro pateo la mandibula de la criatura provocando que esta se golpease además contra el tronco al mismo tiempo que Nuboso giraba su cuerpo para caer sobre la espalda de su enemigo y romper la rama sobre la que se sostiene llevandolo al vacio. Para evitar seguirle en el mismo destino, Nuboso extendió sus alas para planear pero el exoesqueleto había emitido un extraño y penetrante zumbido mientras este enrollaba con más y más fuerza sus hilos alrededor de su cuerpo obligando a replegar sus alas y caer bruscamente al suelo mientras se contorsionaba de manera antinatural mientras de su garganta escapaba un grito desgarrador

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