El cuarto del horror

Aquel cuarto circular era de blancas paredes y tenues luces azules; desde el umbral de la puerta no se veía mueble alguno y tampoco ventanas.

-Vamos- dijo Ojos Rojos empujando la silla de ruedas de Lyoth.

Conforme ingresaron a la habitación, la luz azul se tornaba de matices más oscuros. Dejando entre ver siluetas de todos los tamaños; algunos parecen estar recargados contra los muros sentados observando hacia el techo de la habitación.

-Ya llegamos. Este será tu nuevo lugar- Dijo Ojos Rojos deteniéndose frente a una de las paredes. La cuál debido a la semi oscuridad no dejaba ver nada más que una especie de cuadrado que sobresalía de dicha pared.

De pronto un nuevo pinchazo y ardor recorrieron el cuerpo de la joven, tensando nuevamente hasta la última de sus articulaciones. Si la joven hubiera logrado decir algo, quizás habría proferido una maldición.

Ojos Rojos se puso delante de Lyoth inclinándose ante ella para aflojar las amarras de sus extremidades y mirándola ocasionalmente de soslayo.

La joven deseo con todo su ser lograr moverse para tan siquiera darle un golpe...pero todo lo que consiguió fue que sus ojos se nublaran momentáneamente debido a las lágrimas de impotencia que se asomaban en sus ojos.

- Lo siento, linda. Pero este es mi trabajo.- Dijo Ojos Rojos al momento en que colocaba sus manos alrededor de la cintura de la joven para ayudarla a incorporarse.

No fue sino hasta darse la vuelta y quedar de espaldas a aquel cuadrado extraño, Lyoth vio algo similar en la pared de enfrente; si bien había otro cuadrado perfecto de un tamaño similar al de un adulto promedio, dentro de este sobresalían pequeñas mangueras de todos sus bordes que llevaban un extraño líquido al interior de este. Lyoth esforzó su vista para adaptarse a la oscuridad...pero antes de que pudiera discernir lo que había en su interior, una lluvia de pinchazos invadió el cuerpo de la joven, la nuca y la columna vertebral fueron los más dolorosos pues su cuerpo en general ya se encontraba tenso debido a las inyecciones que Ojos Rojos le había aplicado, aquella lluvia le hacía sentir que se rompería en mil pedazos debido al latigazo que tenso aún más su cuerpo y recorrió como una llamarada su cabeza y espalda dejando escapar un muy agudo gemido de dolor que en otras circunstancias sería un grito.

Tras un breve silencio y que aquella llamarada intensa se redujo a un río de calor pero sin dejar la tensión provocada en sus músculos. Lyoth parpadeo varias veces para desaparecer la sombra de lágrimas que se habían formado en sus ojos debido al dolor.

La joven intento mirar a su alrededor para de nueva cuenta, adaptarse a la oscuridad...y como si aquella habitación hubiese leído sus pensamientos...la luz comenzaba a llegar de a poco, dejando al descubierto más de aquellos compartimentos cuadrados sobresalientes de las blancas paredes.

Ojos Rojos movió lo que sujetaba a la joven, dió unos cuantos tirones para comprobar que estuviera bien asegurada para evitar alguna caída.

-Bien. Está Listo. Espero disfrutes tu estancia junto con los demás- Le dijo mientras le observaba fijamente.

¿Los demás? -preguntó Lyoth para sus adentros.

-Oh... así que no los has visto. No te preocupes. Te ayudaré.- Dijo Ojos Rojos moviendo sus dedos sobre la superficie de la pared y tras un "bip" la luz azul tomo un color más claro y envolvió la habitación.

Frente a Lyoth se encontraban cientos de compartimientos cuadrados dónde yacían diferentes siluetas; hombres, mujeres, ancianos e infantes de diferentes especies. Todos ellos estaban con diferentes tubos y mangueras que sobresalían de la parte trasera de sus cuerpos algunos de estos artefactos estaban introduciendo aquel líquido negro y otros extraían sangre de todo tipo...desde roja e incluso bio luminiscente que ascendía hacia el techo y se perdía en la oscuridad de este.

Pero no fue sino hasta que Lyoth poso sus ojos en el contenedor que tenía frente a ella que su corazón y su alma rompieron en llanto, que solo escapa en pequeños gemidos de dolor y desesperación, pues aún con la vista empañada por las lágrimas puede reconocerlo a él;

Un joven de piel ligeramente dorada y cabello castaño con destellos violetas que parecía observarla con expresión perdida hacia ningún lugar pues sus ojos ahora nubosos, y las plumas de sus alas que solían mostrar todos los tonos de verde ahora están lánguidas a sus costados, colgando a centímetros del suelo totalmente oscurecidas.

Hermano...¿Que te han hecho?

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