Tristeza y oscuridad

Era difícil saber cuánto tiempo había pasado, pues en aquella habitación no había ventanas que mostrarán el recorrido de la luz del sol o la llegada de la noche.

Aquel cuarto se encontraba suspendido entre un alba azul y blanco que era aprisionado por la oscuridad que parecía descender de aquel techo infinito de dónde colgaban las mangueras que le extraían sangre y a su vez inyectaban aquel líquido negro el cual ya no le producía aquella rigidez en su cuerpo. Ahora solo lo sentía pesado y cansado pero acompañado con los latentes dolores que le producían las agujas cada vez que intentaba moverse. A pesar de aquello, el dolor de la joven finalmente pudo escapar de su garganta en gritos y llanto desgarrador que hicieron eco más allá de aquella habitación o del infinito pasillo.

Lyoth grito durante horas hasta que quedó afónica y sus ojos se hincharon demasiado debido al llanto y aún con la poca voz que salía de su ronco pecho no dejo de llamar a su hermano con la esperanza de hacerlo reaccionar.

Deseo que todo aquello no fuera más que una pesadilla. Que pronto el dolor que sentía la despertaría en su cama para ser consolada y abrazada por su familia para decirle que todo estaría bien... pero eso nunca ocurriría; el dolor era grande, era real. Y su única familia yacía colgada frente a ella como un muñeco inanimado mirando hacia ningún lugar.

Sin darse cuenta, tras un parpadeó Lyoth cayó víctima del cansancio y se sumergió en las profundidades del sueño.

Lyoth despertó en medio de una oscuridad similar a la del espacio; no había ni arriba ni abajo, izquierda o derecha pero bajo sus pies, la superficie se alternaba entre firme y acuoso como si caminara en un pequeño riachuelo. Con cada paso que daba, se formaban pequeñas ondas circulares que se perdían en el infinito, acompañado del sonido de un goteo que venía de todos lugares y a la vez de ninguno volviéndose un eco lejano o atronador que desesperaba a la joven. así que su lento caminar se convirtió en una carrera incesante hacia ningún lugar, hasta que...

-¡Ay!

El eco del agua ante la caída resonó en la nada infinita para seguir al silencio mientras la joven volteaba hacia sus piernas preguntándose qué le había hecho caer...y entonces lo vió; no estaba más alla de un metro de distancia de la joven, y se podría pensar que se trataba de una piedra...una muy rara y con un tenue brillo que desencajaba con el resto del lugar.

Lyoth se incorporó y volvió sobre sus pasos para observar mejor aquel objeto, pero una vez lo tuvo frente a frente, con horror y curiosidad descubrió que se trataba de un antebrazo y parte del codo alguna vez de un tono dorado sobresalían del suelo acuoso y oscuro. Inmóvil pero firme.

Lyoth se acercó más hacia aquella extremidad pero antes de que pudiese tocarla, el ruido sordo de algo cayendo al agua le hizo voltear, encontrando solo oscuridad y las ondas que la caída había producido.

-¿Pero que demo...?

De pronto algo se aferró al tobillo de la joven y el suelo la engulló

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