No me resultó sencillo hablar ante los líderes sobre mi administración en la sala de observación, pero después de mostrar las notas que los anteriores investigadores tenían y las pocas que yo había tomado durante la transferencia del cuarto de prueba a la sala de observación, finalmente logré que me dejarán como el "administrador" en jefe.
Claro que a los demás no les agrado la idea e insistieron en que tuviese un asistente elegido por ellos para que pueda mantenerme vigilado pero he logrado mantenerme vivo y consciente hasta ahora, así que engañar al asistente no será tan difícil...al menos eso deseo creer.
Antes de que me retire de la sala de juntas, uno de los líderes me comenta que el nuevo asistente me está esperando afuera y que debemos comenzar rápidamente con la observación, ya que los sujetos 27 y 28 han sido aprobados para la nueva fase y quieren que las batallas sean llevadas a cabo lo más pronto posible.
-Entendido señor.
Me levanto de la mesa y hago una pequeña reverencia a todos los presentes para finalmente salir de la habitación.
Una vez afuera en el pasillo me encuentro con un chico de peculiar aspecto; estatura promedio, bata blanca, blog de notas, cabello castaño con destellos grises y resaltantes ojos negros brillantes que nos destacan...o mejor dicho que destacan a aquellos que han perdido todo rastro de su ser tras la conversión y se volvieron uno con la oscuridad.
-¿Hay algún problema señor?- me pregunta el chico con ausente mirada y voz indiferente
-Oh no, no, no, solo estoy sorprendido de las destacables mejoras que hacen para los nuevos integrantes de nuestra gente- le respondo con la misma indiferencia.
-La evolución es innegable señor.-Responde él
-Tienes razón. Vamos. Tenemos mucho que hacer.-le digo mientras le doy la espalda y me dirijo al cuarto de observación.
El recorrido transcurre en silencio. Puedo sentir la mirada del chico clavarse en mi espalda mientras analiza mi lenguaje corporal, sin embargo su mirada es aún más fija mientras ingreso el código para entrar a la sala de observación.
-¿Cuál es la primera tarea del día, señor?- pregunta el chico con su blog y bolígrafo listo para tomar nota.
-Haremos un recorrido en cada camilla. Veremos qué signos vitales, dosis y las intravenosas de brazos y los tubos de la espalda se encuentren estables, en caso contrario, hay que cambiarlos.
-Entendido- dice el chico mientras escribe en su blog.
-Señor, para esto último ¿No será necesario pedir ayuda a alguien más del personal? ¿Que hay de las transferencias cuando alguno de los sujetos son viables o no viables a la siguiente fase?
Parece que engañarlo será un poco más difícil de lo que pensé.
-No te preocupes por lo primero, con dos de nosotros es suficiente para realizar la mayor parte de las tareas. Las transferencias las deciden los jefes.
-De acuerdo.
-Bien. Entonces comencemos, tenemos 28 sujetos que revisar.
Empezamos el recorrido de forma numérica; el asistente toma notas y a la vez le explicó el proceso para cambiar las intravenosas y los tubos e interpretar los diferentes sensores corporales para pasarlos en las hojas de control. El chico anota todo lo que le digo y asiente enérgicamente, esto me recuerda un poco a mis días como sanador y en mis estudiantes...si este chico no hubiera terminado en dónde estamos ahora, sin duda habría sido un gran sanador.
Aunque son pocos sujetos los que debemos de revisar, el recorrido se vuelve tedioso, así que nos hemos sentado un momento junto a la cama de uno de los sujetos y le he preguntado si desea tomarse un momento para revisar las notas que lleva hasta ahora, pero el chico insiste en que debemos terminar pronto y así poder revisar todas las notas.
-Bien, entonces continuemos.- Le digo
Justo cuando estamos iniciando con la revisión del sujeto 25, una de las camillas de más adelante comienza a sacudirse.
El día en el bosque es cálido, tranquilo y hermoso. No invaden las sombras o el temor de ser acechados.
Mi pueblo está realizando sus actividades como siempre mientras yo disfruto de la tierra bajo mis pies hasta escuchar a alguien llamarme...una voz conocida.
-¡Lyoth, ven!
Es Hesper. Me está esperando en la entrada de la cueva -comedor
-¡Ya voy!
Camino hasta él con alegria y le pregunto que es tan importante para sacarme de ese momento de tranquilidad.
-Hoy iremos con los recolectores al lado sur del bosque. ¡Heaven hará su platillo especial de fruta!- me dice con alegria.
Si... El platillo especial de Heaven siempre alegra los corazones de todos en el pueblo.
-¡Entonces vamos!- le digo con la misma alegría corriendo hacia el bosque mientras él y los demás del grupo nos siguen.
El bosque brilla con el rocío matutino, el río canta con los árboles que se mueven ante la delicada brisa del viento mientras nosotros recolectamos las frutas de los diferentes arbustos y árboles del lugar mientras conversamos y reímos hasta que tenemos los canastos a tope y emprendemos el viaje de regreso al refugio... Pero algo no está bien.
El silencio se cierne detrás de nosotros y conforme nos acercamos al refugio un nudo crece en el interior de mi estómago, sin embargo los demás no parecen notarlo pues continúan con sus charlas y risas...hasta que finalmente llegamos.
La sombra ha caído sobre nuestro refugio y todo rastro de color o de vida se ha apagado. El suelo se encuentra tapizado por los cuerpos inmoviles de nuestra gente mientras un viento helado lleva consigo algunas hojas caídas en su silenciosa danza al tiempo que mi canasto cae al suelo, desparramando las frutas que mezclan su jugo con la sangre de mis amigos y conocidos.
Vuelvo la vista hacia Hesper y los recolectores esperando encontrar alguna explicación ante lo sucedido, pero la escena solo se vuelve peor...
Algunos también se encuentran desplomados en el suelo y otros se encuentran clavados a los árboles de sus manos y alas con mirada ausente o gimiendo por el dolor.
En un intento de liberarlos, me acerco a Hesper para retirar aquellas estacas de metal y madera que les tienen prisioneros.
-Tranquilo amigo, te sacaré de aquí, te sacaré de aquí- le digo a Hesper intentando mantener la calma e intentando jalar la estaca de la palma de su mano.
-¿p-porque?...
-No hables. No te muevas.-le digo intentando contener mi creciente miedo
-Lyoth...
-¡Por favor no te muevas!
-¿¡Porque no te quedaste con nosotros?!- exclama un ahora descarnado Hesper mientras cientos de manos me sujetan de mi cuerpo y mis oídos son impregnados de gritos, chillidos y alaridos que se confunden entre suplicas, reclamos y el eco de la pregunta de mi amigo que ahora yace frente a mi mostrando parte de su cráneo y trozos de piel que cuelgan del mismo.
-¡NOOO!
-¿Que está pasando señor?
Antes de que pueda articular palabra, el sensor cardíaco de aquella camilla comienza a sonar erráticamente y le ordeno a mi asistente que nos acercamos. Es la camilla de ella...del sujeto 28. La cama se está sacudiendo de forma erratica y los sensores se han disparado
-¡Está entrando en paro!- Gritó a mi asistente.
-Prepara un tranquilizante-le ordenó mientras me acerco a la cama y sujeto a la chica por los hombros intentando aminorar su sacudida.
Sus movimientos son demasiado erráticos, el sensor cardíaco no deja de sonar y la pantalla del sensor cerebral muestra lecturas elevadas y se congela a momentos. ¿Acaso es una reacción adversa a la nueva dosis que le administramos a ella y al sujeto 27?
-El calmante está listo- dice mi asistente.
-Sujetala bien
Mi asistente la sujeta por los hombros y una parte del peso de su cuerpo para que el de ella no se mueva tanto mientras yo le administro la inyección directamente en la intravenosa y aseguro que está todavía en su lugar pese a los erráticos movimientos de la chica.
Una vez administrada la inyección, le ordenó a mi asistente que se retire de encima de ella pues poco a poco su cuerpo deja de moverse erráticamente hasta quedarse quieta y ambos observamos los sensores hasta que vuelven al ritmo estable que tenían momentos antes.
¿Pero que ha sido todo eso?
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