Te mostraré

La pareja continuo con la revisión a las otras camillas mientras algunos de los residentes eran llevados por los hombres con las sillas de ruedas fuera de la habitación. Lyoth y Nuboso solo escuchaban sus pasos, el rechinido de la silla y de nuevo aquella pregunta "¿Crees que sean aptos para la transferencia?" hasta que finalmente la pareja se retiró del lugar, dejando a los amigos de nuevo en silencio.

Pasado un rato y seguros de que nadie volvería a entrar al lugar, Lyoth se animó a hablar.

-¿A qué clase de transferencia crees que se refería ese hombre?- preguntó la chica sin dejar de mirar hacia el techo.

-No lo sé. Pero no debe ser nada bueno. - respondió Nuboso moviendo su cabeza lentamente para mirarla

Tras un pesado silencio, Nuboso intento aligerar el ambiente quejándose sobre lo mal que habían colocado la intravenosa y lo aburrido que se volvía el lugar sin tener nada más que hacer que girarse de un lado a otro o solo mirar al techo.

- Lo que sea que nos estén administrando. Parece que a los demás los mantiene dormidos. Y a otros, como nosotros solo inmóviles... al menos no es como la otra habitación- le respondió Lyoth sin mirarlo.

- ¿A qué te refieres con la otra habitación?- preguntó Nuboso intentando incorporarse

-No te muevas mucho. O esas extrañas mangueras te pueden lastimar tu espalda.

Nuboso dejo de moverse pero volvió a preguntar a qué se refería con la primer habitación.

-El calabazo...dónde tienen a todos en la celdas de concreto y cubiertos de mangueras que no te permiten moverte...- dijo ella intentando disimular el nudo que empezaba a formarse en su garganta.

-¿Calabozo? Pero si...- Nuboso dejo la frase a medio terminar pues un frío recorrió su cuerpo

Lyoth finalmente volteo y lo observó con ojos llorosos.

-Oh... "ese" calabozo...si, lo recuerdo.

De nuevo ese silencio pesado e incómodo que parece eterno debido a aquellas máquinas que simulan el palpitar de los corazones de los ahí presentes y de nuevo aquella visita rutinaria de Ojos Rojos y la mujer rizada haciendo sus revisiones y ajustes de dosis pero ahora sin llevarse o traer a alguien del calabazo.

La rutina continúa indiscriminadamente durante algún tiempo pero no todo es quedarse mirando al techo cada vez que sus captores, o mejor dicho, los cómplices de estos se alejan de la habitación que Nuboso le pregunta a Lyoth cómo fue que terminó en aquel lugar.

Ella le cuenta con dolor e impotencia el ataque ocurrido en la última dimensión donde habían estado viviendo, la separación con el pueblo, como fue su estadía antes de ser capturada y finalmente el encontrarse con su hermano en el calabozo y aquel extraño humanoide de cuatro alas.

Nuboso escucha atentamente cada palabra mientras observa a Lyoth intentando contener sus emociones ante aquellos amargos sucesos. Una vez que ella ha terminado de contarle lo acontecido y un silencio incómodo, la joven finalmente se anima a preguntar que había ocurrido aquel día cuando los cazadores intentaron capturar al pequeño grupo de niños con el que ella estaba.

El silencio hace acto de presencia mientras el joven acompasa su respiración y desvía la mirada del rostro de Lyoth.

-¿Cómo terminaste en este lugar?- vuelve a preguntarle ella sin dejar de mirarle.

Nuboso extiende su brazo hacia la camilla de Lyoth pidiéndole que haga lo mismo.

-Te mostrare lo que ocurrió- le dice a la chica mientras sus dedos se entrelazan de manera torpe pero firme.

Al entrar en contacto con su piel, Lyoth es invadida por una descarga eléctrica que recorre todo su cuerpo, desvaneciendo la habitación para dar paso a un interminable túnel de luces junto a la sensación de vértigo ante una invisible caída hacia el vacío hasta que un golpe seco le hace reaccionar.

La habitación, las máquinas, camillas y el resto de los ocupantes habían desaparecido dejando ante ella la montaña y el imponente bosque que antaño había visitado en aquel trágico día y de nuevo en compañía del humanoide de cuatro alas.

Lyoth mira a su alrededor para finalmente encontrarse a Nuboso recargado junto al tronco de un árbol y extendiendo nuevamente su mano para indicarle que debe seguirlo. La joven obedece y ambos caminan por el bosque durante un rato hasta llegar a una pequeña floresta dónde se encuentra una versión más joven de Nuboso entrenando cuerpo a cuerpo junto al hermano de Lyoth y otros tres jóvenes y en los alrededores puede percibir a unos pocos guerreros sigilosos en las copas de los árboles vigilar el lugar.

Todo transcurrió con calma; los chicos entrenaban, reían y bromeaban intentando mantener aún ese atisbo de inocencia propio de su edad. Después de un rato de entrenamiento, uno de los guerreros sigilosos manda un pequeño destello gris indicando a los jóvenes que pronto deberán volver al campamento así que los chicos recogen sus cosas y limpian todo rastro que pueda dar algún indicio de que hubo alguien en ese lugar.

Los chicos hablan sobre lo que harán al volver y que esperaran a los recolectores para tener una buena porción de comida.

De pronto un gran destello blanco y azul se hace presente en las copas de los árboles seguido de un aleteo de advertencia que se camufla con el sonido de las hojas que se mueven con el viento.

- Están cerca- dice uno de los jóvenes.

- Debemos avisar a los demás.- dice otro

- Esperen. No sabemos que tan cerca están- Dice Nuboso tomando su lanza y mirando fijamente a los alrededores.

Dos nuevos destellos aparecen y danzan brevemente de izquierda a derecha de forma errática y un graznido que se eleva por encima del viento.

El hermano de Lyoth extiende sus alas e imita el aleteo proveniente de los árboles para recibir un nuevo destello como respuesta.

-Llum...¿Qué está...?- pregunta Nuboso al joven de ojos con destellos violetas pero antes de siquiera terminar de formular su pregunta su amigo extiende sus alas y alza el vuelo mientras grita el nombre de su hermana

Nuboso no lo duda y sigue a su amigo en el vuelo mientras le indica a los otros que se separen, que unos vayan por tierra y los demás adviertan al campamento para pedir refuerzos.

Lyoth observa todo desdibujarse para aparecer en otro lado del bosque reviviendo el momento en que Llum le decía que huyera, que no mirase hacia atrás y que la alcanzaría después.

La joven observa a su hermano ponerse en guardia con su lanza en mano, frenando el avance de aquella sombra de un solo ojo pero este responde en un veloz ataque cuerpo a cuerpo hasta que los gritos de Nuboso y el ruido que este producía con sus armas le sorprende por la espalda y logra quitarle de encima a su contrincante y observa por el rabillo del ojo al grupo de niños alejarse por el bosque.

Llum y Nuboso comienzan a llamar la atención de su atacante y este arremete persiguiendo y silbando para llamar refuerzos mientras les sigue por el bosque.

Nuboso arremete contra la sombra de un solo ojo golpeándole con su escudo en la boca del estómago y dando una fuerte patada a su quijada pero su enemigo no se ha movido ni siquiera un poco.

Aquella sombra se recupera pronto del ataque e inmediatamente arremete contra Nuboso y ahora es Llum quien debe ayudarle.

Los jóvenes atacan con todo lo que está a su disposición pero un repentino golpe y el grito desgarrador de Llum ante las heridas que le ha provocado los nuevos oponentes les demuestra que la balanza se ha inclinado a favor del enemigo.

Nuboso intenta extraer una de las lanzas que han atravesado a su amigo pero este aún en su estado logra moverlo para recibir un nuevo ataque en su lugar y romper una de las redes extrayendo una de las armas que le ha atravesado una de sus extremidades

-Corre...vete- dice Llum con esfuerzo.

Nuboso había logrado esquivar otro ataque y levantado una fina capa de neblina para escapar con su amigo a rastras pero Llum continuaba diciéndole que huyera pues tenía más oportunidades de sobrevivir.

- ¡No!, ¡no te pienso dejar aquí!- le responde Nuboso

Llum le sonríe y se detiene en seco para extender nuevamente sus alas.

-Entonces ayúdame a conseguir tiempo para que los otros escapen...

-lo haremos todos juntos- le dice Nuboso mientras también extiende sus alas.

Aprovechando la ventaja de la neblina, los jóvenes logran dejar inconsciente a un par de cazadores y desarmarlos, pero otros logran percatarse de su presencia provocando un nuevo enfrentamiento dando paso al choque de armas y varios cortes en la garganta de algunos de sus perseguidores, más sin embargo no logran ubicar a su lider, la sombra de un solo ojo.

La neblina comienza a desaparecer y Nuboso ha logrado esconder a su amigo momentáneamente pero su enemigo también ha desaparecido lo que le genera cientos de pensamientos al mismo tiempo preguntando si no habrá escapado o si los niños estarán a salvó. Pero no es sino hasta sentir las heridas de Llum que Nuboso suma una nueva preocupación a su mente.

-Oh no...Llum...

- No puedo conseguirte mucho tiempo... solo asegúrate de que los niños se hayan alejado lo suficiente.- dice Llum poniéndose de pie y sujetando su costado y clavícula.

Nuboso le da un abrazo a su amigo y ambos acercan sus frentes en señal de despedida.

-Lo lamento- susurra Nuboso antes de alejarse del lugar.

Llum camina con dificultad hacia el lado opuesto y plantando firmemente sus pies en el suelo y con la poca fuerza que le permite su cuerpo extiende sus alas y comienza a gritar llamando a su enemigo insistiendo a que salga y pelee hasta que un sorpresivo ataque en conjunto le envuelve y finalmente le hace caer.

Lyoth solo desvía la mirada pues ya había sido testigo de aquel suceso cuando visitó el estanque de lágrimas, pero antes de siquiera preguntar algo, el escenario vuelve a cambiar y ahora observa a un joven Nuboso planeando bajo entre los árboles gritando de desesperación al escuchar a su amigo ser diezmado siendo aquel fugaz desliz su condena al ser sorprendido por una lluvia de redes de metal que le hacen caer pero antes de perder la consciencia observa al grupo de cazadores acercarse llevando otra red a rastras.

Lo último que Lyoth y su anfitrión observan son los destellos de su llegada al extraño lugar y ser preparado por ojos rojos antes de ser instalado en el calabozo junto a Llum y tantos otros para luego llenar el lugar con sus gritos y llanto exigiendo su libertad pero recibiendo como respuesta un ajuste en la administración del extraño líquido que tensa su cuerpo al grado de sentir que será destruido en cualquier momento.

Tras estas últimas imágenes, Lyoth cae nuevamente en el túnel de luces y su cuerpo se contorsiona a la vez que su garganta profiere un grito antinatural antes de caer con un golpe sordo de nuevo en su camilla.

Después de unos momentos la joven vuelve en si y se percata que no ha soltado la mano de Nuboso pero cuando voltea a mirarlo está termina de quedar atónita no solo por lo que ha visto sino por las lágrimas que surgen de los ojos del chico y como parte del iris pasa del gris a crecientes tintes rojos y la máquina que imitaba los latidos de su corazón suena de forma errática para dar paso a un agudo y escalofriante chillido y finalmente dar paso al silencio.

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