Noche Sangrienta

Tardaron varios minutos en pasar las primeras personas, eran cuatro, eso podía escuchar, un número difícil de tratar, un error y cualquiera podía avisar o hacer el ruido suficiente para que todo acabara, aun cuando el ruido del enfrentamiento no llegara tan lejos, debía haber humanos pues traían un par de antorcha que iluminaban conforme se acercaban. Tanto John como yo esperamos hasta el último momento, cuando ya estaba asomando el rostro los primeros dos, me colé entre la pared y el primero y con la daga clave cuello y luego ojo, fue un movimiento fluido pues enfrentaría al otro que ya estaba sacando el arma, para cuando la desenfundo su arma, la mía estaba ya clavada en su frente, tanto el palo de la antorcha cono el mango de su espada fueron soltados mientras caía de rodillas muerto. Uno de los que quedaba lanzo un hacha hacia mí, que tuve que esquivar y topo contra la pared, enterrándose en la piedra maciza, John por su parte entretenía al otro en una pelea.

—In... —El intento de un grito se dio de parte del que iba a atacarme con otra hacha más grande que la que arrojo, una flecha atravesó su garganta y ahogo sus palabras, enseguida ayude a John y entre ambos logramos acabar rápido con quien faltaba, imaginaba que con esto nos empezaríamos a mover, pues los cadáveres serian vistos y ya la guardia paso, aun si ocultamos los cuerpos la sangre sería evidente, esperaría unos minutos por Agnus, seguro tenía que asegurarse que su lado no estuviera con gente.

Me sentía inusualmente alterado, no entendía bien el por qué, había sido un combate bastante fácil y rapido, desde que el hacha voló hacia mí me encontraba intranquilo, el corazón me palpitaba muchísimo más de lo usual, había esquivado y recibido ataques mucho peores para que un ataque tan simple me tuviera con el corazón alocado ¿Qué me pasaba? Tenía días sin paz en mi interior. Hasta que por fin, entre tanta quietud pensé en Sofía y querer verla, que si fallaba aquí y ahora, nunca más volvería a verme... tenía miedo de no volverme a encontrar con ella, de que sería de su futuro sin mí.

—¿Jingo...? —Voltee a ver dando un pequeño respingo hacia John —¿No deberíamos ocultar los muertos?.

Al parecer me lo había preguntado antes, eso me daba a entender con el tono de insistencia que me lo decía en esta ocasión y también la preocupación, habían pasado los minutos que quería esperar a Agnus, así que le asentí. Ambos arrastramos los cadáveres lo suficiente como para dejarlos detrás de donde nos ocultábamos, sentía que era una mala idea quedarse, aunque nunca cuestionaba las ideas de Agnus, aunque esta vez sería diferente. Comencé a caminar de mi lado hacia el de él, para cuando llegue con Drake comenzó a haber ruido de la parte de Agnus y tuve que agacharme al lado del arquero por si debía intervenir, solo fue cuestión de algunos segundos que Agnus y Audiel vinieran a donde nos encontrábamos.

—¿Qué diablos haces aquí? —Alzo una ceja mientras me observaba, gracias a la antorcha que llevaba entre manos podía verlo, aunque la termino tirando a un lado.

—Yo solamente quería saber por qué no nos movíamos.

—Bueno... — Dudaba al contestarme, más bien parecía sorprendido de tener que responderme —Si no ven llegar a los guardias del otro lado alguien tiene que ir a revisar y suelen darse cuenta primero del lado contrario. Ahora que va a haber huecos en las guardias es que debemos movernos.

Claro, fue una duda tonta al parecer, tenía que haberme quedado con John, que al voltear me sorprendió, estuvo detrás mío todo el tiempo y no lo había escuchado, quizá estaba muy distraído o era muy bueno siendo sigiloso. Pronto Drake se dispuso a levantarse del suelo y así los cinco comenzamos a caminar por la fortaleza, Agnus me sorprendía bastante, aun cuando íbamos a ciegas parecía conocer muy bien el lugar, no dudaba hacia donde ir ni cuando esperar para proseguir, nunca llegamos a un sitio demasiado abierto y solo tuvimos que matar una patrulla, claro que eso también se debía a las grebas que usaban los soldados que hacían suficiente ruido como para escucharlos antes de que vinieran. Terminamos así en los dormitorios.

Gracias a John entrar fue muy sutil y además todos dormían aquí, aunque no había luz para ver, la poca que se colaba por las ventanas era suficiente para poder observar, había unos doscientos hombres durmiendo, quizá más, en petates con paja, demasiado apegados los unos de los otros, ocupando todo el espacio que podían, sería una tarea muy difícil matarlos a todos sin que se percataran, aun así era lo mejor que podíamos hacer.

Cada quien mataba a su forma, yo ahorraba energías, tapaba sus bocas y la daga en sus cuellos hasta ahogarlos era mi forma de asesinarlos, Agnus por su parte hacia lo mismo, aun cuando la espada larga era su arma predilecta también usaba una daga como yo que solía ocultar en su bota. Por otra parte, John clavaba su espada corta en sus corazones mientras también acallaba sus bocas; Audiel, en cambio, los ahorcaba hasta ahogarlos o que sus cuellos tronaran, me preocupaba demasiado su método, era el más ruidoso de todos. Drake por su parte solo tenía el arco preparado, su flecha llegaba a silbar más de una vez por el aire cuando alguno parecía haberse despertado.

No fue hasta que uno se logró levantar por completo al final de la fila de gente acostada, nos quedamos todos en silencio y entendimos algo: Drake ya no tenía flechas. Más de la mitad ya estaban muertos pero aún estaba tan lejos que era inaccesible para cualquiera de nosotros, pronto escuchamos el ruido tierroso y hueco del agua caer sobre madera. Ese tipo estaba meando y al parecer ni siquiera se había percatado del tumulto de asesinatos que pasaban detrás de él, al final volvió a recostarse, solo no termino de hacerlo, observaba a la oscuridad, parecía humano, por eso seguramente no daba bien con que veía en la penumbra. Pronto una flecha voló por el aire y se le clavó en la frente, no hubo mayor ruido ni movimiento de su parte, el resto de los asesinatos pudieron darse en total calma.

—Muy bien, matamos suficientes ya, para este entonces deben estar al tanto que vinimos, si suenan la alarma tendremos... —Una campana pronto sonaría con fuerza —Tendremos que esperar aquí, espero que los otros esperen a mi señal o tendrán que enfrentar a demasiados hombres y quizá morir en el intento.

No dio razones del porqué esperar, solo se dirigió a la entrada sin decir nada más. Aquel gesto hizo que el primero en preocuparse fuera Drake, quien lo confronto tras recoger las flechas que pudo de los cuerpos de las personas.

—¿No es el lugar más inseguro? Vendrán a levantarlos cuando vean que no vienen.

—Y vendrán solo unos cuantos, no un maldito batallón entero a levantarlos, por eso podremos matarlos, después tocaré el cuerno, ya matar a menos de la mitad de los que están aquí es una pelea justa.

—¿¡Justa!? ¡Son más de doscientos hombres contra diez! —Mencionó bastante preocupado— Dijiste que sería posible pero esto es...—Agnus tapo su boca y sus cejas tupidas y rubias se juntaron en claro ademán de enojo.

—Deja de gritar... ¿Pensaste que sería un asalto divertido y ahora te tiembla el ojo del coraje? Supéralo, te están pagando muy bien para arriesgar tu vida, así que arriesgala.

Soltó entonces su boca y se hizo a un lado mientras los demás nos veiamos, esto era tan diferente a las misiones que había tenido con los Capuchas Verdes, era claro que no eramos un grupo unido el que teníamos y que no habían participado en cosas tan desventajosas como nosotros en el pasado. Pronto se escucharon ruidos de mucha gente avecinandose hacia la habitación en la que nos encontramos, sería un gran encuentro, parecían ser cerca de cuarenta o cincuenta hombres. Todos tomamos posiciones que nos correspondieran.

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Comments

Arlette Andrade Ruiz

Arlette Andrade Ruiz

me encanta se pone más emocionante

2023-06-28

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