Reencuentro

Viajar con Agnus no era muy diferente a como teníamos que hacerlo en el pasado, fuera de los caminos, silenciosos y con los oídos atentos. Me daba un alivio muy grande el hecho de que me ayudara a combatir con lo que sea que encontráramos, seguía siendo un tipo rudo que sabía como sobrevivir en la adversidad. Conversábamos varias veces durante el viaje, claro que eran cosas vanales, como que comerias, como arreglarnoslas para una u otra cosa, visitar ciudades también era más fácil con él, tenia oro para pagar lo que se le ocurriese y siempre habia proviciones suficientes.

En general el paso por Gaurd fue bastante llevadero, no fue hasta las tierras Oeilvertanas que empezaron a haber problemas, principalmente con los viajes entre los bosques con tal de esquivar retenes de soldados. Estaba totalmente preocupado mientras se daba el viaje, por mi hija que lejos de parecer aterrada estaba fascinada de poder viajar, lo peor es que tenía mi ímpetu por querer explorar y siendo más grane tenía que estar totalmente al pendiente de que o no hacía, más que en el pueblo donde habíamos estado viviendo.

Al final en tierras de Oeilvert tras varios días de caminata, terminamos llegando a un poblado, al menos a las afueras del mismo, terminamos ocultados entre arbustos a la lejanía de la entrada, tenían una alta presencia militar, aun así las patrullas estaban muy mal hechas, la mayoría de los hombres que llegaba a ver a lo lejos andaba en cuadrillas de hasta veinte personas, sentía era un error, abarcaban muy poca área del pueblo aun si fueran suficientes para tener bajo vigilancia toda la zona... debían ser así de deficientes; estaban compuestas de orcos y humanos.

—¿Y bien, que te parece?— Preguntaba Agnus, tenía ese aire pedante que luego traían sus pretenciosos cuestionamientos, cuando quería que alguien más viera lo que él vio.

—Están muy juntos y abarcan poco, además solo parecen estar marchando de aquí para allá buscando cubrir huecos ¿Pero que tiene de especial este lugar para que haya tantos guardias?

—Es un punto de cruce y abastecimiento, por eso tiene fuerte presencia militar, están más centrados en proteger eso que en buscar otra cosa— Tomo de mi brazo para irme jalando lejos de ahí, no tardamos mucho caminando en el bosque, quizá media hora antes de llegar a una zona que tenía una trampilla en el suelo, estaba muy bien oculta, aun cuando la había visto. Agnus se paró encima de la misma y piso dos veces con fuerza para hacer ruido, luego tres, tras eso se alejó de encima para que un minuto después fuese abierta con cautela con un hombre apuntan con una ballesta.

—Vaya no pensé verte aquí...

El de la entrada me era familiar, había visto demasiada gente en mis viajes y vida, no recordaba sinceramente a todos ya, así que no me extraño no reconocerlo de primera instancia. Pasamos los tres, ya cargaba a mi pequeña para ese momento, unas largas escaleras hasta descender por completo. Si bien había luz abajo y el portero dejo la luz de afuera dando un poco, al cerrarla dejaba un tramo de total oscuridad antes de estar completamente con todos los otros que estaban resguardados. La luz sobrenatural que adornaba el lugar estaba hecha por una piedra colgada con una pita, hecha gracias a algún mago seguramente.

—¡Mira quien está aquí! Demasiado sin verte ¿Ahora eres padre? ¡Felicidades!— Aquel tipo tampoco lo reconocí, era alto y apenas tenía cabello sobre su cabeza, usaba una armadura completa por lo que cuando me abrazo y alzo del suelo fue un muy doloroso gesto de su parte, al menos me apretaba a mí y no a la niña. Cuando me soltó decidí bajarla de mi espalda antes que hubiera otro tipo que decidiera que le era familiar.

—No te recuerda— Dijo con voz más apagada otro sujeto, seguro que también debería recordar.

—No importa, no importa, me alegra tanto verte aun así, no pensé jamás que nos reencontraríamos aquí, creo que serás de gran ayuda, ahora estamos esperando a un tipo grandioso, he oído muchas historias de él, ven siéntate para que te cuente algunas cosas sobre sus hazañas—Me guió hasta un pedazo de madera en el suelo y se sentó junto con el otro extraño delante mío mientras el portero llegaba, las demás personas alrededor se terminaron reuniendo con Agnus.

Conforme fue hablando note que hablaba de un momento en el que yo estuve, fue durante una noche, hace ya muchos años, cuando éramos 12 Capuchas Verdes, ese día terminamos siendo menos según mis memorias.

...****************...

—Muy bien chicos, ahora tenemos que ir en tríos, es importante que entiendan que estamos aquí para causar bajas no para ganar la guerra, no deben arriesgarse demás, la ciudad cayó en guerra y las calles tendrán constantes peleas de tanto masas enormes como de pocos hombres, manténganse ocultos y maten personas de poco en poco, no hay héroes hoy.

Esas eran las palabras de ánimo de nuestro líder Segimer, que dispuso como iríamos en tríadas, me toco con Agnus y Leandro, tenía ya mucha experiencia trabajando con ellos, me era cómodo, pese a como podían llegar a ser de brutos, mientras Agnus se jactaba de su inteligencia; Leandro lo hacía de la técnica. En cambio, yo solo tenía mi talento, según ambos.

Fuimos escurridizos hasta una casa de dos pisos, escabullendonos entre callejones y metiéndonos entre casas hasta llegar a un punto donde había algo de altura, tomamos el primero que encontramos por practicidad ya que Agnus lo sugirió. Pasaban los minutos y siempre que pasaba alguno del ejercito enemigo eran bastantes, se oia que la pelea aun seguía en su apojeo pues el continuo y ensordecedor sonido del metal chocando estaba por toda la ciudad y ese sitio donde estabamos no era la diferencia.

—Ahi vienen unos —Agnus se puso a mi lado cuando lo mencione, ambos a los extremos de la ventana para poder ver quienes venían, intentando estar ocultos.

—Espera, deben venir más, que son solo dos los que vienen— Murmurabamos al hablar ha que la cercania y nuestros buenos oídos nos permitían escucharnos. Como bien dijo, detras de ellos pronto vinieron muchos más.

La esperaba fue larga, Agnus no se animaba a que intentaramos nada contra nadie incluso perdimos un grupo de apenas diez personas gracias a eso, ya el ruido y furor del metal se habían calmado y pensaba esta misión había sido un fracaso para nostros, hasta que vi a Agnus sonreír de manera muy pronunciada, como si el momento que esperaba había llegado.

—Maten a los primeros que asomen sus nalgas por aqui— Conservaba esa amplia sonrisa mientras hablaba, ya estaba saliendo de la habitación mientras hablaba. Leandro y yo terminamos viendonos a los ojos, Leandro le siguió, yo preferiría quedarme a vigilar aun.

Se escuchaba más claramente otros ruidos, aunque fueran lejanos, madera rompiendose, cosas tirandose de diversos tipos, ruidos metalicos, cosas de arcilla o algún material parecido, ceramicas seguramente; gritos de personas mas aislados, todos ellos de mujeres y; algunos ruidos que parecían aun peleas. Era mi primera vez en algo como una guerra, ni siquiera entendía bien que es lo que según Agnus debía pasar ahora. Solo entendí que tenia razón, un grupo de unos 8 venia en dirección hacia nostros, aunque se disperaron a diferentes casas, solo que aun venían muchos más a lo largo de las calles: Estaban robando las casas.

Cuando baje al primer piso lo hice con cautela, tuve que mirar como Leandro y Agnus se encargaban de dos tipos cada uno casi a la par, los tomaron por sorpresa a sus primeras victimas, solo se coordinaron para matar a los segundos, tan fácil como perforar gargantas y no dejar caer los cuerpos.

—No te quedes viendo, sube uno de los cadaveres rápido — Aun nos comunicabamos en voz baja, pues ya con mucho menos ruido era más facil que otros nos oyeran. Baje por uno de los tipos mientras Agnus iba por el suyo que dejo, subir las escaleras me costaba con un tipo a cuestas, con los camisotes de mallas que tenían pesaban mucho para mi, Leandro subió antes que yo y eso que empece antes. Al final estaban tres de los cuatro cadaveres arriba, mientras todos ibamos a abajo, Leandro fue por el último mientras Agnus y yo ahora nos manteniamos ocultos en habitaciones diferentes para cuando otros quisieran explorar, fue cuestión de minutos que llegaran otros tres.

Se quedaron unos segundos atonitos, observando la sangre, por alguna razón algo les causo preocupación y no entendía que era pues entraron con cautela. Uno se fue acercando a la puerta entre abierta en la que estaba vigilando mientras otro fue por donde Agnus, el tercero iba con sigilo hacia el tercer piso tras haber hechado la mirada a la cocina de la casa, se contraria con Leandro si todo salía bien. Deje entrar al mío lo suficiente para clavarle la daba en el cuello y revenarselo, intento mover su lanza en el aire contra mi mientras se agarraba el cuello y caía de bruces al suelo, ahi mismo asomaba a ver como le iba a Agnus, que estaba encima de su enemigo, lo había sometido contra el suelo, con la espada dentro suyo y esperando a que se muriera en silencio, por eso le tapaba la boca, aun así uno de los dos o ambos habíamos hecho el suficiente ruido para alertar al tercero y cuando este se volteo hacia nostros con la lanza en mano, listo para seguramente gritar que habia más gente, Leandro avento su espada justo por el dobles de las escaleras donde apenas se asomo, la espada se pudo ver en la boca abierta del sujeto que cayo por las escaleras rebotando, fue estrepitoso el como cayo, aun si no murió de inmediato seguramente la caída le terminó de matar.

—No se queden viendo, tomenlos rápido y ocultenlos antes de que...

Un grito de un tipo en la puerta interrumpió a Agnus, nos habían descubierto, habían señalado este lugar con presencia enemiga.

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Comments

Eugenia Gomez

Eugenia Gomez

Y por dónde ha quedado Sofía?

2024-01-18

0

Clocker91

Clocker91

/Frown/ ahora por culpa de ese chismoso se supo de la misión

2023-11-06

0

Arlette Andrade Ruiz

Arlette Andrade Ruiz

ohh ahora se les puso peligroso

2023-06-27

1

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