Mensajero

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Pica Pleitos

Al fin había llegado, la taberna del cojo, me habían pagado dos piezas de cobre para poder enviarle el mensaje de que se encontraban bien, era una familia que la sufría por la guerra, con un enfermo a cuestas era difícil que se movieran de lugar para ir a la ciudad, por lo que solicitaron mis servicios para decirles que seguían vivos pero el dinero escaseaba, algo muy común ya con esta guerra de 2 años.

Solté un pesado suspiro y abrí las puertas de la taberna. Se veía un lugar colorido, había humanos de todo tipo, orcos con sus rasgos toscos, semi elfos cuya fineza en los rasgos resaltaba sobre las otras especies, semi orcos toscos que dejaban ver su herencia y alguno que otro enano cuyas barbas largas adoraban sus rostros. Los orcos eran los que más se podían ver, fueran o no puros, lo que hacía que el ambiente fuera más pesado, mucha gente estaba bebiendo cerveza y otros tragos más refinados, el sitio estaba tan concurrido que había gente de pie, por lo que tendría que forzosamente pasar entre gente lo quiera o no. Al hacerlo llego un momento donde sentí un fuerte dolor en mi costado, alguien me había golpeado y al voltear noté que seguramente fue un codazo, vino de un orco, los típicos pica pleitos, este en especial era tan alto que media más de dos metros y sus colmillos prominentes salían de su boca y aunque sus ropas no dejaban ver su cuerpo verde, era clara su musculatura y además su fuerza, quizá hasta me rompió las costillas de semejante golpe.

—Perdón pequeño, no vi que pasabas — Sus palabras venían con un tono burlón, era claro que su intención era divertirse a mis expensas, no me quedo otra que ignorarle de lleno y seguir adelante hasta llegar a la barra, de las cosas más molestas que podían pasar en la nación de Oeilvert era cruzarte con algún orco nacionalista que sintiera aire de grandeza por el actual emperador ser uno de ellos, que además iniciaba una guerra. A veces odiaba solo usar una placa de metal en el pecho y no una armadura como la mayoría.

La barra estaba demasiado concurrida también, por lo que me toco esperar hasta que llegara a atenderme —Tengo esta carta para usted, es de su familia, dicen que estan bien— Veía como su rostro cambiaba conforme leia la carta, preocupacion, alivio y finalmente alegria, una dicha que causa paz que me hace sonreir con satisfaccion, para eso trabajo.

—Te traeré algo de comida, el viaje hasta aquí debió ser muy difícil.

Al marcharse por la comida no me quedo otra que volver a echar un vistazo alrededor, vaya que tenía fama el pequeño local, la mayoría plebeyos por como vestían, salvo alguno que otro que parecía más alguna especie de aventurero o mercenario, entre los cuales estaba el orco que me golpeo y otros dos que estaban con él. Peculiarmente, no había nadie que fuese un guardia de la ciudad.

Cuándo vi que dejo el plato frente a mí, me dispuse a comerlo con tranquilidad, con el oído atento a si se me solicitaba de alguna forma mis servicios, hice una mueca al escuchar las burlas de parte del verde.

—Sus costillas eran suaves, seguro se le rompieron a la nena —Escuchaba su estridente risa que me impedía entender lo que le contestaban los otros que también se burlaban entre carcajadas.

Al final quien llamo mi atención fue aquel tabernero, que con su voz profunda y mirada firme me hablaría.

—Necesito que lleves algo a mi familia, es un poco de comida para que no la pasen tan mal, te daré una pieza de plata— Extendió entonces un saco hacia mí, por su forma parecía solo estar lleno de arroz.

De acuerdo, está bien —Al tomar el saco me di cuenta por su peso que no nada más se trataba del alimento, debía tener al menos unas cuantas monedas más, seguramente oro o plata. Lo miré fijamente y le sonreí, no necesitaba preguntarle por qué no quería decirme, las cosas eran pesadas gracias a la guerra y la gente no confiaba en nadie ya para dar explicaciones, sin verse el oro nadie le robaría y aunque fuera poco el que llegara a su familia, unas cuantas piezas de oro eran más que suficientes para sobrevivir un rato.

Una visita corta, con algo de buena comida, más de lo que a veces tenía por este trabajo, lo importante era que las personas quedaban felices y tranquilas. Habría una excepción esta vez al momento de salir, aquel orco se levantó para impedirme el paso, esta vez no solo él, sino sus acompañantes.

—Costillas suaves ya se quiere ir, veamos que tienes aquí — Alargo su brazo hacia el saco lo que me llevo a mover la mano hacia arriba, abajo y los costados cada vez que quería atraparlo, hasta que lanzó un golpe y me colé bajo su brazo para poder avanzar y quedar tras él, para cuando se volteó a intentar pegarme ya otro fue quien lo recibió, empezando una típica pelea de taberna que yo no iba a estar.

—Como me duele...—Ya afuera revise mis costillas, dolían bastante, moverme tan repente me había causado algo de dolor, pero debía marchar hacia el pueblo para entregar el arroz y dinero a la familia de ese hombre...

—Costillitas, ¿a dónde crees que vas?— Menos mal había hablado, pues aquello hizo que diera un paso hacia delante y voltearme, tanto bullicio dentro del local no me había dejado escuchar sus pasos. Había incluso intentado atraparme pues su mano quedo extendida —Huye pequeñito —Comenzó a avanzar junto con los suyos mientras retrocedía, los cuatro terminamos a media calle.

No sabía que tan bueno era en realidad peleando aquel orco, al menos hasta ahora solo había demostrado tener fuerza digna de su tamaño, su técnica mediocre, apenas y pudo tocarme por error, sus compañeros eran débiles a simple vista comparados con él, así que mi mayor preocupación fue los alrededores. La calle estaba concurrida por lo que tarde unos segundos en divisar guardias, una pequeña patrulla de cuatro, la mitad eran humanos y la otra orcos, lo que seguramente haría ante la ley que yo tuviera la culpa de lo que pasara aquí.

—¡Miren, costillas suaves tiene valor! —Se burló el grandote mientras se acercaba con su par de aliados —Parece que este campesino quiere una lección.

No me sorprendió que me llamara campesino, tenía una capucha que me cubría entero por lo que no dejaba ver del todo mi vestimenta, no eran las mejores, quizás solo dejaba ver las botas que tenía y algo del pantalón cuando caminaba, lo único que no me dejaba ver como un campesino era de hecho, la placa de metal que cubría la zona del corazón.

—Sí, acaba con el Pernakulo —Menciono uno de sus compañeros, mientras el enorme y verde tipo se abalanzó sobre mí. Era fácil esquivarlo, escurrírsele entre los huecos que dejaban sus brazos al momento de quererme atrapar, sin hacer contacto nunca, los guardias estaban atentos a que iba a pasar, pero sin intervenir, la típica corrupción que se veía en Oeilvert.

—¡Atrápenlo tontos! —Escupía al gritar el gran orco.

—¡Si hermano! —Contestaron enseguida ambos con cierta premura.

Tuve que moverme hacia atrás mientras los tres me seguían, terminando en un callejón sin salida, donde creían que me tenían a su merced, los dos más pequeños se acercaron a sujetarme y ahí es cuando por fin los pude golpear, uno en el estómago y otro en el cuello, ambos quedaron con eso, inmovilizados y menos mal, porque el grandote enseguida quiso sujetarme. Con él la cosa fue un poco diferente, a él le golpee la barbilla dando un brinco hacia atrás para salir de entre sus brazos, para luego impulsarme con un salto y pegarle justo en la nariz con el codo, lo dejo aturdido y me dejo huir tras ello, la verdad no iba a poder más, el aliento me faltaba y terminaba arrastrando los pies, el dolor en mi costado era ya demasiado agudo como para querer hacer más.

Los guardias se quedaron tranquilos viendo como huía adolorido, se enterarían al ver en el callejón que no todo era lo que parecía en esta vida. Yo por mi parte, espero llegar de nuevo con aquella familia que se ve que necesitará el dinero más que la comida.

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Comments

Arlette Andrade Ruiz

Arlette Andrade Ruiz

pobre unos de esos.pudo lastimarlo pero menos mal que logro escapar si no sería mensajero muerto

2023-06-24

1

Luisa Arias

Luisa Arias

pobre del mensajero, esos granujas lo lastimaron sin razón, a pero me gusto mucho que no se dejo intimidar su personalidad me encanta

2023-04-14

1

Me encanta el estilo de narración tan descriptiva que utilizas. Siempre he pensado que los mundos de fantasía se disfrutan más cuando el autor le pone especial atención a los detalles, y con este capítulo me ha quedado claro que lo haces muy bien!

2023-02-25

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