Capítulo dieciocho

Ling se estacionó; miré a cada una de las chicas y me lleve el dedo índice a los labios.

—¡Shhh!, en secreto todas calladitas ya saben, Ling te llamo para que me pases buscando aquí.

Todas asienten.

Salgo como una niña tonta, me sentía como una adolescente escapándose para verse con su novio secreto.

Llegué al pequeño bosque, el día estaba soleado pero la inmensidad de los árboles solo dejaba que se filtrara un poco de luz, la brisa era suave y refrescante, camine por unos minutos pero solo veía árboles.

Me detuve y busque mi teléfono.

—Genial sin señal, bonito lugar Alexander para encontrarnos—Lo dije en voz alta.

Mi vista se oscureció, alguien me había tapado los ojos, aunque no era difícil saber quién era, ese perfume lo reconocería de aquí a China.

Sonreí y mi cuerpo se estremeció cuando rozo mi cuello con su nariz.

—Principessa.

—Bambino.

Me dió un pequeño mordisco en el cuello, quitó sus manos y gire mi cuerpo para quedar frente a él, llevaba una gorra, una franelilla deportiva y un shorts deportivo.

Nuestros labios se rozaron, el paso su lengua por mi labio inferior y todo empezó a latir dentro de mí.

—Alguna vez lo has hecho en un bosque.

Eché la cabeza hacia atrás—No, tú estás demente de verdad si alguien nos ve, imagínate los periódicos mañana.

Él colocó su dedo índice en mis labios

—Olvídate de todo, olvídate de lo que dirá la gente, olvídate de los periodistas, olvídate del mundo,solo vamos a ser tú y yo en estos momentos.

Sus palabras me dejaron un poco en shock, sonó romántico, y la verdad tenía razón tenía que dejar a un lado todo en ese momento, solo quería estar con él.

Rodee su nuca con mis brazos me coloque en cuclillas porque Alexander me sacaba unas cuantas cabezas, y bese sus labios, menta con nicotina, a pesar de que su boca siempre sabía a nicotina, nunca lo había visto fumar, pero eso era lo menos importante en ese momento.

Metió sus manos por debajo de mi crop top, para desabrochar el sujetador, lo hizo con gran facilidad, el beso se volvió más apasionado, nuestras lenguas iban en un vaivén .

Callaba cada uno de mis g3mid0s con sus besos.

Solo se escuchaba el pequeño sonido que producían nuestros labios.

Alexander me mira con deseo, empezó a repartir besos húm3dos por todo mi cuello, hasta llegar al lóbulo de mi oído y darle un pequeño mordisco.

Con la yema de sus dedos atrapa mis p3zones haciendo que mi cuerpo se arquee un poco, su ropa me estorbaba quería sentir su tacto, así que le quite la franelillas dejando su pecho al descubierto, acaricie sus pectorales baje por sus abdominales hasta llegar al dobladillo de su shorts.

De su pecho salió un pequeño gruñido que hizo que me 3xcit@rá aún más, aumente los movimientos con mi boca,

Él empezó a mover sus caderas hacía adelanté, agarró la cola con la que tenía el cabello agarrado y me la quitó dejando que mi cabello cayera a los lados.

La comisura de su labio se arqueo de lado, se inclinó un poco hacia adelanté

—Nena, entiende algo aquí mando yo—Siguio moviéndose de forma lenta, beso mis labios para luego aumentar el ritmo.

J@deos y g3m1dos, solo quería más y más mi cuerpo exigía ser liberado de tanta presión, con cada embestida mi org@smo estaba más cerca, su mi3mbr0 entraba y salía de forma rápida, se detuvo y me quejé.

—No me digas que acabaste—Pregunte molesta con la respiración entrecortada.

—A penas estamos empezando—Sale de mi y me obliga a darme la vuelta reposando el peso en mis codos y dejando mi trasero parado, me azota las n@lg@s.

Era tan delicioso sentir a ese hombre, mi cuerpo empezó a recibir pequeñas descargas de adrenalina sabía lo que venía, estaba consiente de que mi 0rg@smo estaba cerca.

Alexander lo sintió porque de repente se detuvo y me giro de nuevo me miró fijamente a los ojos.

—Fiorella, eres y serás solo mía.

Después de varias embestidas ambos nos corr1mo$ el entre gruñidos y yo entre j@deos.

Reposo su peso en ambas manos, se puso en posición como si fuera hacer flexiones de pecho, beso mis labios y solo me observó por unos minutos antes de salir de mí río de carcajada.

—¿Qué te da gracia?—Pregunte confundida

—Acabamos de tener s3x0 en medio del bosque que locura—Saca su mi3mbr0 poco a poco para acostarse a mi lado.

En ese momento no me importó en lo más mínimo, fue 3xcit@nte, fue una experiencia que nunca iba a olvidar, y para ser sincera el org@smo fue de otro nivel.

Después de limpiarnos y vestirnos, ¡Ah! se me olvidaba me tuve que vestir sin bragas porque al parecer Alexander tenía un fetiche con mis bragas,  fuimos al departamento de Isabella, al parecer ella no se iba aparecer hasta el día siguiente.

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