El recorrido fue algo incómodo, nunca me había sentido tan patética Alexander solo golpeaba el volante con su pulgar al ritmo de la música.
Lo miraba de reojo sus músculos se tensan cada vez que giraba el volante, era malditamente sexy.
Se detiene en un semáforo rojo y saca una cajetilla de cigarro.
Lo enciende le da una calada y bota el humo con sensualidad, yo detestaba el humo del cigarrillo así que baje el vidrio.
Él me observó alzo ambas cejas.
—¿Qué?, no me gusta el humo.
Volvió su vista al frente.
Le indique el camino al llegar afuera estaban Joshua y Félix dos de los guardaespaldas de mi padre al ver el auto se pusieron alerta nos apuntaron y baje.
—Soy yo Fiorella.
Intercambiaron miradas y bajaron las armas Felix se acercó rápido a Alexander lo reviso y lo apunto con la pistola en la cabeza.
—¿Quién eres y por qué estabas con la señorita?
Joshua hablaba con alguien por teléfono.
—Baja el arma Felix él...—Tome aire—.Él me ayudo.
No me obedecía aún lo seguía apuntando una de las cosas que más odiaba era que no acatarán mis órdenes así que camine hasta ellos colocándome en medio de Félix y Alexander.
—¡Te dije que bajarás la put@ arma o no escuchaste!—Exigí molesta.
Felix obedeció y bajo el arma.
—Mia Bámbola—La voz ronca de mi padre me hizo voltear.
Cómo siempre llevaba su traje negro con el cabello canoso peinado hacia atrás; corrió a mi dirección y me abrazó fuerte.
—¡Hija mía!—Inspecciona mi rostro y ve los moretones, da un paso atrás y su expresión facial cambio a irá frunció el ceño y apretó los puños a los lados, se giro dándome la espalda—.Esos put0s rusos de mierda me la van a pagar Felix busca a todos los demás.
Felix asintió y salió corriendo en dirección a la casa, mi padre vuelve a girar hacia mí pero ahora sus ojos negros viajan hacia Alexander.
Fabricio aparece junto a mi madre.
Se acerca y me envuelve en sus brazos—Mi amor estaba tan preocupado—me da un beso de pico y por alguna razón sentí amargura.
Traté de sonreir pero la verdad es que a mí las sonrisas falsas no se me daban.
—Fiorella hija—Mi madre me da un abrazo y como era de esperarse mira a Alexander de mala gana.
—¿Quién es ese?—Fabricio fue el primero en preguntar.
Las manos me estaban sudando, por mi mente paso la imagen de nosotros en el ascensor y mi zona íntima volvió a revivir solo con ese recuerdo.
La lengua se me enredaba cada vez más y las palabras no me salían.
—Soy el hermano de Isabella—Respondió con voz firme y llena de confianza.
Mi madre no quitaba la vista de sus tatuajes conociendo lo prejuiciosa que es ya me imaginaba lo que pensaba.
Él y Fabricio se miraban con irá.
—Ya me voy, nos vemos Princesa—Me guiñe el ojo sin importarle que todas las miradas estuvieran en él.
Tragué grueso y gire en dirección a la casa, caminaba rápido obligando a mi misma a no voltear hacia atrás pero fue en vano voltee y Alexander tenía su penetrante mirada puesta en mí llevo su dedo índice a su boca y lo saboreó sensualmente, me estaba provocando.
No sabía cómo explicar lo que estaba sintiendo en ese momento, nervios, ansías, tenía ansiedad de volver a verlo.
Entre a casa y hay empezó el sermón de mamá.
—¿Qué son esas fachas Fiorella?, Te recuerdo que estás comprometida—Subí las escaleras para llegar rápido a mi habitación pero mamá me seguía los talones—¡Fiorella Antonella!,detente hay.
Me detuve rodee los ojos y gire mi cuerpo quedando frente a mi madre.
—Una mujer comprometida no puede llevar—Mira la sudadera con asco—.Una prenda de vestir de otro hombre, eso no...—La interrumpí—
—¡Yaaa!, ¡Basta!, Sí; en vez de preocuparte por estupideces, y estar diciendo y preguntando tonterías,¿Por qué carajos no me preguntas como mierda me siento?—Se me hizo un nudo en la garganta y todo lo que tenía acumulado de la noche anterior explotó—¡Anoche intentaron matarme mamá y tu!—Seque las lágrimas que caían de mi mejilla respire hondo y continue—.Y tu solo piensas en ese puto compromiso—Negué con la cabeza y mi llanto se hizo incontrolable.
»Sabes ¿Por qué llevo la sudadera de Alexander?—Ella me miraba en shock.
»Porque tuve que matar a un hombre, entiendes eso ;mi ropa se llenó de sangre—Algo dentro de mí se quebró en mil pedazos—.¡Mate a un hombre!—Cai de rodillas sollozando una y otra vez —¡Lo mate!, ¡Lo mate!
Escuchó unos pasos acercándose los zapatos negros de mi padre estaban justo enfrente de mí.
—¡Levántate Fiorella!—Me exigió.
Mi cuerpo no obedecía simplemente estaba sacando todo lo que tenía acumulado, ese dolor que al estar con Alexander por alguna razón había desaparecido.
Veo que mi padre se inclina a mi altura, tomo mi mentón con fuerza y me obligó a levantar la vista.
—Entiende una cosa Mía Bámbola, en este mundo sobreviven los más fuertes, esto es una guerra de supervivencia, era él o eras tú—Seca mis lágrimas con su pulgar—.Me alegro que hayas sido tú, Por qué no sé qué haría si algo te llega a pasar hija.—rodea ni cuerpo con sus brazos y me pega a él.
Lloro en su hombro mi padre sabe cómo consolarme, a pesar de su carácter entiende muy bien por lo que estaba pasando.
Acariciaba mi cabello con dulzura eso me hizo recordar el día en que estaba aprendiendo andar en bicicleta, ese abrazo paternal me llenaba de fuerza para seguir adelante. Me quedé así por un buen rato.
•••
Mientras me duchaba no podía evitar pensar en los labios de Alexander contra los míos, la forma en cómo utilizaba sus dedos.
Ni el agua fría estaba calmando mi deseo por él, así que no me quedo de otra, empecé a recorrer mi cuerpo mientras el agua seguía cayendo.
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