En una oficina de la mansión de Gabriel, se estaban preparando los últimos detalles para el robo al secretario Morzova.
-¡Esto va a encender las redes sociales y a los medios de comunicación, todos van a estar concentrados tratando de ayudar al político y nos dejarán las puertas abiertas para nuestro verdadero golpe!-. Dijo una mujer de estatura baja de piel blanca y cabello negro.
-¡Nunca pensé que esto fuera tan fácil! ¡Ni con todas las pistas que dejamos se dieron cuenta de nada!-. Se burló Leo.
Gabriel estaba muy callado, pues estaba pendiente del siguiente paso y también preocupado porque aún no había rastros de Arian, era como si se la hubiera tragado la tierra.
-¡Bien, hoy en la noche lo haremos! ¡No quiero fallas esta vez!-. Dijo Gabriel mirando fijamente a Megan, la vez pasada, por culpa de ella, murieron dos de sus hombres y le guarda rencor y desconfianza por ello. Eso sin mencionar que ha lanzado algún tipo de embrujo en contra de su amigo, sigue sin poder creer que lo haya hecho olvidarse de el gran amor que tenía por Arian.
Por fin cayó la noche y todo estaba preparado para el asalto.
-¡Bien, están desactivados los sistemas de video vigilancia! ¡Avancen mientras me encargo de los sensores de movimiento!-. Se escucharon las indicaciones del chico encargado del sistema operativo.
Gabriel y Leo avanzaron sigilosamente por los pasillos que llevaban a la galería y esperaron la indicación de que los detectores fueran desactivados.
-¡Hey, Gab! ¿Acaso te sientes mal?-. Preguntó Leo en voz baja mientras aguardaban.
-¿Me veo mal?- respondió.
-¡No sé! ¡Estás como muy callado últimamente!-. Gabriel frunció el ceño y dejó salir un suspiro.
-¡Estoy preocupado! ¡No he podido encontrar a la princesa! ¡Empiezo a temer lo peor! ¿Sabes?-. Dijo con pesar en su voz.
-¿No dijiste que estaba en prisión? ¡Solo ve y sácala, ya no soporto a esa Megan!-. Respondió Leo dejando confundido a su amigo.
-¡Pensé que ibas en serio con ella! Han estado juntos desde antes de lo de Santoro-. Gabriel estaba muy sorprendido.
-¡Sabes que la única a la que amo es a Ari, esa mujer es todo en mi vida, ni loco la cambiaría por una cualquiera como Megan!-. Al escuchar las palabras de Leo, Gabriel se burló.
;¡Y por eso le pusiste los cuernos! ¡Que romántico eres!-. Leo no tuvo la oportunidad para replicar, ya que les dieron la señal de entrada a la galería.
Su objetivo estaba protegido con una caja de cristal blindado y protegida por rayos láser. Tomaron sus herramientas y empezaron a trabajar.
Con espejos y cristales re dirigieron los rayos para no alertar al equipo de seguridad por un descuido. Habiendo dejado el camino libre procedieron a cortar el cristal con un diamante especial. Tardaron alrededor de Treinta minutos para cortar el cristal y al fin poder tomar su botín.
-¡Lo tenemos! ¡Inicia el plan de huida!-. Dijo Gabriel al equipo del exterior que estaba encomendado a la neutralización del equipo de seguridad.
Tomaron el mismo camino de regreso y se tropezaron con algunos cuerpos del equipo de seguridad que habían sido abatidos por sus hombres.
Subieron a la camioneta de en dónde manejaban las comunicaciones y las operaciones informáticas y tecnológicas, salieron del lugar lo más rápido que pudieron, pues las alarmas de la casa Morzova empezaron a sonar.
Ya en la mansión celebraban el éxito del trabajo, pero no sabían que todo lo que hicieron fue transmitido en tiempo real en las pantallas del centro de investigación criminal.
Gabriel salió a la terraza para contestar una llamada del investigador que sigue la pista de Arian.
-¡Señor, hoy pude encontrar el informe de un asesinato en la prisión de la frontera, y lo lamento, pero… la descripción de la mujer fallecida concuerda con la de la mujer que busca!-. Gabriel sintió como si le hubieran echado un balde de agua fría, su cuerpo empezó a temblar y sus piernas perdieron su fuerza, fue necesario que se sostuviera de la pared para no caer.
-¡Investiga a fondo! ¡No puede ser ella! ¡No debe ser mi princesa!-. Colgó la llamada y las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.
-¡No Ari! ¡No eres tú! ¡No me lo perdonaría jamás! ¡Por favor!-. El impacto de las palabras de investigador fue tal, que terminó derrumbado en el piso llorando, lamentándose por haberla enviado a ese agujero, todo era culpa suya. El poder, la riqueza y los celos lo cegaron. ¿Qué pasaría si en verdad Ari murió? ¿Cómo podría pedirle perdón y decirle que lo hizo por amor?
A la mañana siguiente la noticia ya se había extendido, el robo al secretario Morzova era tendencia en todas partes, todos los medios enaltecían el trabajo limpio de los ladrones y lo hacían ver cómo el robo del siglo.
Esto por supuesto incrementó el ego de Gabriel y también el de Leo. Con cada noticia se sentían invencibles y poderosos. Ahora estaban listos para el golpe final, el robo al banco de la reserva internacional.
Tenían dos días para preparar todo, se sabía que al menos un ochenta por ciento del cuerpo de policías estaba enfocado en la búsqueda de los ladrones y de la espada legendaria “Death Bringer” que robaron. Una espada de estética hermosa y con aleaciones de metales, minerales e incrustaciones de joyas preciosas en el mango.
Gabriel aún no podía concentrarse del todo después de la llamada del investigador, no había dormido ni comido bien, estaba distraído y muy callado, la culpa le carcomía el alma.
A ratos pensaba en Arian, en su hermosa sonrisa, su mirada y su increíble forma de ser. Recordaba el día en que se conocieron, cuando eran aún adolescentes, uno de esos raros días en los que no iba acompañada de Leo. Ella daba un paseo descalza alrededor del campo de futbol y él entrenaba un poco.
Pudo verla a lo lejos y fue testigo de una cómica caída de Arian al querer saltar, empezó a reír en voz baja y al ver que la chica no se levantaba se preocupó y corrió a ver si estaba bien.
Arian estaba llorando porque tenía una gran cortada en la planta del pie derecho que sangraba mucho, él se acercó y le ayudó a curar su herida, ella le sonreía cada vez que sus ojos hacían contacto provocando en él descargas eléctricas en todo el cuerpo.
Gabriel no era un muchacho muy sociable, los demás solían burlarse de él por su alta estatura y por ser un hijo ilegítimo. Pero con Arian fue diferente, fue capaz de mostrarse tal cuál era y fue aceptado por ser él mismo.
Se vieron algunas veces en el campo de futbol y se hicieron amigos, Gabriel estaba por confesarle sus sentimientos pero antes de eso Arian le presentó a Leo, sintió tristeza al saber que ella ya tenía a alguien en su corazón, pero aún así, decidió quedarse a su lado aunque fuera como amigo.
-¡Hey Gab! ¿A dónde te fuiste? ¡Tu cuerpo está aquí, pero tu mente no se en donde está!-. Gabriel salió de sus recuerdos y prestó atención a lo que estaban haciendo.
Todo estaba listo, sin embargo, un día antes del gran día, los noticieros volvieron a estallar.
...-¡Se acaba de confirmar el robo al banco de la reserva internacional! ¡Las autoridades trabajan para encontrar a los responsables! ¡La única pista que se ha encontrado, es la que dejaron los mismos criminales, es una tiara de flores de colores y esta se considera la forma del grupo delictivo....
Gabriel y Leo veían el noticiero impactados, nunca se imaginaron que alguien fuera capaz de hacer algo así además de ellos, pero lo que más los sorprendió es que ese alguien fuera Arian.
La tiara de flores tiene un gran significado para ellos tres, Arian era la princesa de Leo y de Gabriel, siempre le decían así y la trataban tal cuál. Siempre que tenían oportunidad le tejían una tiara con flores para resaltar sus bellos ojos y su dorada cabellera.
Esa sin duda era una señal para ellos.
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Comments
Betty manzur padilla
hay no que dolor debe sentir Gabriel toda la vida amando sin ser correspondido y el otro que contaba con su amor solo le daba cachos que pesar
2024-03-01
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