Capítulo 12

Ya era de mañana y Arian abrió lentamente los ojos, le costó un poco ya que aún estaban hinchados por el llanto. Se removió en la cama y se encontró sola dejando salir un largo suspiro.

Andrei había salido muy temprano para hacer sus ejercicios diarios y a conseguir algo para el desayuno junto con algo de ropa para Arian. Su casa estaba dentro de la base militar por lo que tuvo que ir al centro a comprar lo necesario.

En el camino vio a una pareja de ancianos con una caja de cartón, se acercó y se encontró con un cachorrito muy adorable e inmediatamente pensó en Arian.

-¿Está a la venta?-. Preguntó a los ancianos mientras lo levantaba de la caja.

-¡Si usted decide adoptarlo no le costará nada!-. Dijo el anciano con una sonrisa amable.

Cuando Andrei llegó a casa y entró a la habitación, encontró a Arian aún en la acostada. Para sorprenderla soltó al cachorro sobre la cama, este inmediatamente corrió a un lado de ella y empezó a olfatear cerca de su cuello.

-¿,Que te pasa? ¿Ahora te crees un perro?-. Dijo con fastidio y un tanto adormilada. ¡Ya! ¡Andrei, para!-. Se dio la vuelta y se encontró con el rostro del pequeño animal que estaba feliz al verla.

-¡Hola cosita adorable!-. Dijo Arian con un tono muy mimado sorprendiendo a Andrei, quien solo la miraba al pie de la cama.

-¿Es tuyo? ¿Cómo se llama?-. Preguntó con una radiante sonrisa, al parecer él había logrado su cometido y también estaba emocionado.

-¡No! Lo ví en la calle y se pegó a mi. ¡No tuve más remedio que traerlo! ¡Es tuyo si lo quieres!-. Andrei estaba fascinado con la sonrisa de Arian, nunca, desde que la conoció, la había visto tan feliz y le alegraba no verla triste o enojada.

-¿De verdad? ¿Escuchaste eso pequeño? ¡Ahora tu y yo estaremos juntos!-. Tomó al cachorro y lo abrazó con mucha ternura, después se acomodó en la cama con el perrito en brazos y le dio la espalda a Andrei, quien al sentirse ignorado, se escabulló en la cama para abrazarla por la espalda.

-¿Ya sabes cómo lo vas a llamar?-. Estiró una mano y también acarició al perrito.

-¡Gabino! ¡El que sólo vino!-. Respondió ella riendo.-¿Por qué me lo diste?- Preguntó curiosa.

-¡Desde el día que te vi feliz con el perro de Demian quise verte así de nuevo! ¡Digamos que solo quiero verte sonreír!-. Contestó honestamente.

Después de un momento de silencio, Arian por fin reaccionó. -¡No lo hagas de nuevo! ¡No digas cosas así! ¡Ser cursi no te queda!-. Y se volvió a acomodar en la cama.

-¡Si no te levantas ahora me llevaré al peludo y no te lo daré!-. Le susurró al oído y logró captar su atención.

-¡No lo harías!-. Volteó a verlo enojada.

-¡Pruébame!-. Respondió él mirándola a los ojos. Al ver que no se movía estiró un brazo para alcanzar al cachorro.

-¡Bien, tu ganas, ya voy!-. Arian gritó, abrazó al perro una vez más y lo llenó de besos. -¡Ahora vengo o el señor ogro no nos dejara en paz!-.

-¿Para mí no hay beso?-. Preguntó él juguetón y como respuesta solo obtuvo una mueca de desprecio.

Arian se levantó de la cama completamente desnuda y fue regañada por Andrei.

-¿Qué no tienes frío ni vergüenza? ¡Ponte algo de ropa!-. Dijo indignado.

-¡Ay por favor, ya conoces cada parte de mi cuerpo! ¿Qué más da si me pongo ropa o no?-. Terminó sus palabras y se dirigió al baño para darse una ducha. Más tarde Andrei la llevó a casa de Kristal.

Arian entró a la casa y soltó a Gabino para que se familiarizara con el apartamento. De repente escucho a Kristal gritar desde la cocina.

-¿Qué es esto y que hace aquí?-. Recriminó furiosa su hermana.

-¡Es un cachorro! ¿No es obvio?-. Dijo Arian irónicamente.

-¡No puedo estar aquí! ¡No me gustan los perros Ari! ¡Llévatelo!-. Dijo furiosa Kristal.

-¡Es solo un cachorro Kristal, no exageres! ¡Además! ¿No es adorable?-. Arian lo levantó del piso y actuó como niña mimada para convencer a su hermana de que lo dejara quedarse. ¡Por favor, nunca te he pedido nada!-. Kristal era muy débil ante los caprichos de su hermana, sobretodo si la veía comportarse como cuando era pequeña.

-¡Bien! ¡Pero tú eres responsable de él! ¡Ayer compré un pastel, ven a comer un trozo conmigo!-. Kristal en verdad quería consentir a su hermanita.

-¿De dónde salió ese perro?-. Preguntó muy curiosa.

-¡Ah, Andrei me lo regaló!-.

-¿Andrei? ¿Te refieres al mayor Luo?-. Kristal estaba muy sorprendida, había escuchado rumores de que el mayor era gay.

-¡Si, el mismo!-. Arian solo se dedicaba a comer pastel.

-¡Parecen muy cercanos y eso que se acaban de conocer! ! Además, pensé que no le gustaban las mujeres!-.

-¡Jaja! ¡Te equivocas! ¡Créeme, le gustan las mujeres, ya lo comprobé! ¡Hace tiempo que nos conocemos, si mal no recuerdo fue desde antes de que me arrestaran!-. El comentario de su hermana le causó gracia a Arian, así que la sacó de la duda.

-¿Cómo se conocieron?-. Kristal estaba aún más sorprendida.

-¡Un día estaba muy deprimida y me emborraché en un bar, ahí lo conocí, pasamos la noche juntos, en realidad fueron como seis noches! ¡En ese entonces todos pensaron que me acostaba con diferentes hombres, pero en realidad solo lo hacía con él!-. Arian se encogió de hombros y se sirvió otro trozo de pastel mientras su hermana se atragantaba con el café.

Más tarde se sentaron en el sofá a ver televisión y Arian preguntó sobre algo que la tenía muy inquieta.

-¿Qué hay entre tu y el capitán?-. Kristal se sintió incomoda y trató de evadir la pregunta.

-¡Se hace tarde, tengo trabajo que hacer!-. Se puso muy nerviosa.

-¡Kristal!-. Dijo Arian con tono de molestia.

Se escuchó un profundo suspiro por parte de su hermana y respondió.

-¡Es mi ex marido!-. Arian volteó a verla incrédula y desconcertada.

-¿Quieres decir que te casaste con el sujeto que me arrestó?-. Arian se sentía traicionada de nuevo.

-¡No! ¡Bueno, si! ¡Pero, Ari, eso pasó antes de que te arrestaran, fue cuando desapareciste! ¡No funcionó y nos divorciamos! ¡Cuando te encerraron el fue la única forma de mantenerme informada, el me ayudó para enviarte los regalos, la cena y el vídeo! ¡No me permitían visitas para ti y sabía que si me presentaba no querrías verme!-. La conversación de interrumpió por el sonido del teléfono de Arian.

-¡Bien, voy para allá!-. Colgó la llamada. -¡Gabriel ya robó en la casa Morzova!-.

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