Capítulo 5

De regreso al presente …

-¿Qué hay de esa mujer? ¿Ya aceptó el trato?-. Pregunta el ministro Sanders.

-¡En este momento están hablando con ella señor! Lo más probable es que acceda-. El ministro asiente y organiza un equipo especial para el arresto.

Mientras tanto en la sala de interrogatorios de la prisión…

-¡Nuestro objetivo es la detención de Luna, has trabajado con el y conoces sus tácticas y movimientos. A decir verdad no creo que haya otra persona que nos pueda ser de ayuda como tú!-.

Después de un momento en silencio Arian al fin responde.

-¡Bien, si ese es el caso, entonces ayudaré! No me importaría pagar otra condena con tal de deshacerme de ese tipo! Ahora, si me permiten, debo ir a empacar-. Sólo en ese momento se le permitió salir del lugar.

Un par de días después Arian fue puesta en libertad, no sin antes colocarle un rastreador para evitar algún intento de fuga.

-¡Desde hoy este será tu hogar, debes estar bajo vigilancia hasta que la reunión con el equipo de rescate se concrete!-. La expresión de Arian era de disgusto total al conocer su nuevo hogar; el apartamento de Kristal.

-¡Hubiera preferido mi celda o algun lugar en el sistema de drenaje!-. Suelta sus palabras y se encierra directamente en su nueva habitación.

-¡Al menos no hizo un drama esta vez!-. El capitán Demian trató de consolar a Kristal y ella solo suspiró resignada. -¡Nos odia!-.

Desde el día en que llegó, Arian no le ha dirigido la palabra a su hermana y esta ya se está cansando de la situación, aunque comprende sus sentimientos, no está dispuesta a tolerar que la siga ignorando de esa manera tan cruel e indiferente.

-¡Ari, ven a cenar! ¡Traje pizza, tu favorita!-. Anuncia Kristal mientras va entrando al apartamento. Al ver a su hermana en el sofá leyendo un libro sonríe y continúa. -¡Anda, lávate las manos antes de que esto se enfríe!-.

Arian la escuchó, volteo a verla con enfado e inmediatamente se levantó y se encerró en su habitación como siempre. Kristal, harta de la actitud de su hermana, fue por el juego de llaves y abrió la puerta de la habitación. Esto dejo sorprendida a Arian quien estaba recostada en la cama.

-¿Qué crees que estás… ? ¡Oye!-. No pudo terminar su pregunta puesto que Kristal ya la había tomado por los pies para arrastrarla fuera de la cama.

-¡Ya tuve suficiente con tus berrinches y groserías Arian Coll! –.

-¡Oye suéltame! ¿Qué te pasa?-.

-¡Si tu hermana mayor dice que te laves las manos para cenar lo tienes que hacer, ya no eres una niña para que tenga que decirte esto!-.

-¡Estas loca Kristal! Suéltame!-.

-¡Pensé que en prisión te mantendrían con una buena actitud pero solo te echaron a perder!-.

-¡Ya déjame!-.

No la soltó sino hasta que llegaron frente al lavamanos.

-¡Ahora, lávate las manos y ven a cenar! ¡No quieres verme enojada niña!-.

Arian se sorprendió de lo intimidante y autoritaria que puede llegar a ser la mujer frente a ella. Intentó replicar a la orden de su hermana pero se arrepintió al verla parada en el marco de la puerta con los brazos cruzados y con la mirada sobre ella.

-¡Ni que fueras mi madre!-. Soltó esas palabras con frustración mientras daba la vuelta para lavarse las manos y acomodar un poco el desastre de su cabello y ropa.

-¡Si yo fuera tu madre ya te habría dado una paliza!-. Arian solo la miró por el espejo y le dedicó una mueca de descontento.

Al fin las dos estaban en la mesa aunque en completo silencio mientras comían.

-¿Quién es Gabriel Luna?-. Preguntó Kristal tras dar un sorbo a su copa de vino. Arian bebía una lata de cerveza y tras escuchar el interés de Kristal se limitó a mirarla fríamente aún bebiendo de la lata.

-¿Ahora sí te interesa o tienes miedo de que me reúna con mis amigos delincuentes?-. Se burla, toma otro trozo de pizza y sigue comiendo.

-¡Solo es curiosidad! ¡Es raro que en cuanto escuchaste su nombre accedieras a trabajar con la gente de Demian!-. Kristal da otro sorbo a su copa sin despegar la vista de su hermana, en quien pudo notar una ligera reacción al escucharla.

Arian se mantuvo en silencio y cuando se dio cuenta de que ya no había comida, se terminó la cerveza y suspiró desviando sus ojos de los de su hermana.

-¡Gracias por la cena!-. Se levantó y se fue directo a su habitación, Gabriel era un tema que no quería recordar.

Una semana después se realizó la primera reunión con el equipo encargado de la captura de los criminales.

El equipo estaba formado por seis personas: el Inspector Demian, responsable del caso; el Mayor Luo, representante de la armada; el jefe Cattan de la policía local; Aliccia Adams de la policía cibernética; Leopoldo Vega de los equipos especiales y Arian.

-¡El último robo fue hace dos meses, hackearon el sistema de seguridad del museo y se llevaron el medallón de turquesa. Se manejan como fantasmas y limpian su rastro de una manera impecable, cada trabajo que hacen es impredecible, la vez anterior robaron un banco y antes de eso defraudaron a una empresa inmobiliaria, esta vez fue un robo de arte!-. La introducción fue hecha por el capitán Demian.

-¿Cómo se sabe de la participación de Luna en este caso?-. Pregunta Gastón Cattan.

-¡Ese inútil es un ególatra narcisista y no puede vivir sin llamar la atención! ¡Seguro dejó su foto en alguna parte o una nota provocativa con su firma!-. Arian reía mientras le daba una respuesta al hombre.

Todos los presentes voltearon a verla y no faltó quien arremetiera contra ella.

-¡Primero que nada ¿Quién es usted y que hace aquí? Con esos comentarios ¿Acaso creo que esto es un juego?-.

Arian solo dirigió su mirada arrogante y molesta a los ojos del capitán Demian, quien reaccionó e intervino.

-¡Señor Cattan, aquí no hay nadie que no deba estar presente, la señorita es parte importante del equipo, le pido que sea más respetuoso! Además lo que ella dijo es verdad!-. Demian cambió la imagen del proyector y aparece la imagen de un trozo de papel con las iniciales GL.

Inmediatamente se escucharon murmullos que son interrumpidos por las carcajadas de Arian.

-¡Ah, lo siento, lo siento, no lo pude evitar! ¡Es que ese tipo a veces es muy divertido!-. Dijo Arian mientras se secaba las lágrimas provocadas por la risa. Todos se veían entre si un tanto confundidos y molestos por el comportamiento de Arian, Demian al notar el mal ambiente en la sala de reuniones decidió terminar con el informe.

-¡Bien, ya que todos están al tanto, mañana nos reuniremos de nuevo a la misma hora!-.

La primera en querer salir del lugar era Arian, pero en su intento fue detenida por una voz masculina.

-¿Entonces si es usted la señorita Coll?-. Arian voltea para ver al dueño de esa magnética voz y responde de manera fría. -¡Depende de quien lo pregunta!-. El hombre dejó salir una sonrisa y se acercó a ella mientras los demás presentes solo observaron su interacción.

-¡Definitivamente es Arian Coll! ¡La forma en la que se expresa, su falta de interés por estar aquí y ese aparato en su tobillo, sería extraño que no fuera usted! ¡Parece que este operativo será divertido, sobre todo si usted es quien nos va a guiar!-. El hombre le dedicó un guiño y una sonrisa antes de salir por la puerta dejando a Arian estupefacta al reconocerlo.

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