4. Conversión (PARTE 1)

Mi hermana y yo continuamos jugando, cosa que no le hacía gracia a mi padre, al Vörðr solo le angustiaba en qué clase de lobos nos convertimos cuando fueramos todos unos adultos.

-Ya dejen de jugar- nos regañó nuestro padre, y ambos nos miramos tratando de no continuar con las frases graciosas o las risas.

-La luna ha salido- dijo el Vörðr señalando el cielo, mi hermana y mi papá se transformaron por si enloquecía y debían contenerme, yo me asombré y sonreí, el Vörðr sacó de una bolsa de no sé donde que contenía una enorme pieza de carne de vaca demasiado jugosa y bien cocida, pude darme cuenta de que esa pieza estaba deliciosa con solo mirarla, tenía una pinta estupenda.

-¡Ah!- grité y caí de rodillas al piso -¡me duelen los huesos!- grité al sentir mucho dolor interno, tenía la sensación de que algo en mi interior se movía, algo se acomodaba y se reacomodaba, el dolor era insoportable, presionaba las partes de mi cuerpo donde me dolían más pero no servía de nada; sin darme cuenta mis uñas comenzaron a crecer y a lastimarme donde presionaba, así que el dolor se intensificó, quité mis manos y las sumergí en el piso, mis uñas se sumergieron casi por completo en la tierra seca…gritaba de dolor y lo que sentía era en lo único que podía pensar, estaba teniendo una experiencia demasiado extraña, dolorosa y extraña; mi angustia se había ido por completo, no pude ver mi transformación, solo miraba el piso suplicando porque este tormento terminara -¡Mamá! ayudame- grité lo primero sin pensarlo y lo segundo lo susurré, noté que de mis ojos caían lágrimas, me sentí impotente, me rasgué partes del cuerpo con las uñas de mis manos y ni así dejaba de sufrir…en ese momento me di cuenta de que mi hermana había mentido, no dolía un poco esta transformación, era martirizante. Solté un gruñido, cosa que ni siquiera me sorprendió; el cuerpo me seguía doliendo pero ya podía pararme y a pesar de eso me sentía con tanta energía, esa impotencia podía dejar de sentirla si me desquitaba o me enfocaba en otra cosa, así que miré a mi padre y a mi hermana y salí huyendo esquivando los árboles.

-¡Victor!- me gritó mi hermana pero no me detuve, corrí y pronto mi cuerpo me dejó de doler, solo pensé en lo bien que se sentía, nunca había recorrido una distancia tan larga en tan poco tiempo, podía correr en dos patas o en cuatro; era demasiado divertido, mi frustración desaparecía de a poco, pero alguien me embistió y de la nada me molesté tanto que intente morder a ese alguien, comenzamos a pelear y comenzaba a notar que le iba ganando hasta que otro me inmovilizó en el piso así que moví mi cabeza intentando morder a esa persona para que me soltara-

-No te vamos a soltar hasta que te calmes- escuché la voz de mi papá a mis espaldas, entonces dejé de lanzar mordidas al aire.

-¿Qué?- respondí sin poder verlo.

-¿Estas bien?- preguntó mi padre.

-Lo estaba hasta que me atacaste- dije refunfuñando.

-Tú cállate- se puso sobre mí e inmovilizó mi cabeza.

-Sanará- dijo mi hermana, miré hacía donde escuché su voz, por un momento me había olvidado de ella; cuando la vi me sentí tan mal que agaché la mirada, tenía tantas rasgaduras en los brazos y cara, eran tan profundas las heridas que sangraba mucho -¡Papá! dijo mi hermana bastante alarmada, mi cuerpo me volvía a doler.

-¡Ahhh!- grité mientras sentía ese dolor, era similar al que sentí cuando me transformé pero menos intenso, exhalaba y apretaba los dientes, mi padre se quitó de encima.

-Esto es muy interesante- dijo mi padre, yo pude voltear a verlo.

-¿Victor te puedes parar o te llevo cargando?- dijo hermana entre risas.

-Estoy bien- me levanté de forma acelerada y senti una punzada en las piernas haciendo que cayera al piso, mi hermana rió.

-Creo que te excediste con tu maratón- mi hermana rió, mi papá me cargó con cuidado en su espalda y volvimos a donde se encontraba el Vörðr.

-Dígame que esto es normal- mi padre se dirigió al Vörðr refiriéndose a mi momentánea transformación.

-No se preocupe, no es común pero sí normal- mi papá dió un suspiro de alivio -su transformación se dió correctamente así que ya no hay nada de qué preocuparse- comenzó a guardar sus cosas dejando la pieza de carne, mi padre me subió a mi caballo y desde ahí pude ver cómo mi hermana le daba un mordisco a la carne de forma sigilosa, ella aún estaba convertida en lobo, se acercó a mí y me dió un pedazo que cortó con sus manos…yo miré la pieza, dudé bastante antes de comerla porque sabía que sus manos habían tocado el pasto y la tierra cuando trató de alcanzarme, a pesar de eso me lo tuve que comer debido al hambre, pues tardaríamos demasiado en regresar al castillo y no soportaría tanto tiempo. Nos marchamos y mi hermana caminó junto a su caballo aun transformada porque las heridas en ese estado sanan de forma más rápida; miré los tres caballos y pude notar que Sylphie y Asger (el caballo de mi papá) parecían estar nerviosos pero continuaban su camino, acaricié el lomo de Sylphie para que estuviera más tranquila y al ver el caballo blanco de mi hermana llamado Hakan noté que estaba totalmente a gusto estando cerca de mi hermana en su forma lobuna, cosa que me hizo preguntarme si Sylpie actuaría de la misma forma si me acerco a ella en mi forma lobuna o si me tendría tanto miedo que huiría inmediatamente.

Llegamos al castillo y lo primero que llegué a hacer en mi habitación fue recostarme en mi cama, seguía teniendo hambre pero estaba cansado, mis piernas ya tenían más fuerza que antes pero no como para caminar hacia una mucama para pedirle mi cena; alguien tocó y abrió la puerta.

-¿Te sientes bien?- inmediatamente supe que era la voz de mi hermana.

-Sí- dije sin moverme.

-¿Te vas a dormir así?- dijo riendo, en ese instante recordé que aun tenía mi armadura puesta y me encontraba bastante sucio.

-¿Y tú ya estas bien?- se sentó al lado mío.

-Ya casi me recupero totalmente- me dio unos golpecitos en la espalda y sentí como se levantaba de la cama -no te duermas así por favor- cerró la puerta, me enderecé y sin levantarme de la cama me quité la armadura y algunas prendas, quedando solo en ropa interior, después me dispuse a dormir. Pasó el tiempo pero no me pude volver a transformar.