2. Rojo como la sangre (PARTE 1)

Se transformaron todos los que pudieron, incluyendo la reina Louisa (que lo hizo para proteger a sus hijos), los que quedaron heridos por la caza se acercaron a nosotros haciendo que los más desprotegidos nos quedaramos al centro, y el resto de hombres lobo se pusieron alrededor, no entendía lo que estaba pasando.

-Victor, chicos, saquen sus armas y pónganse en guardia por cualquier cosa- nos dijo mi hermana a mí y a mis amigos, la hermanita de Adelaide estaba muy asustada pero ella le puso su mano en el hombro para tratar de calmarla, empuñó su espada con la otra mano y esperó…todos esperamos; yo no podía oír nada más que los sonidos nocturnos que permanecieron desde que salimos, miraba a mi alrededor lentamente y no podía escuchar nada, ninguno de los que estaban transformados hacían movimiento alguno, solo sus orejas y todas apuntaban a direcciones diferentes, yo no sabía hacia donde voltear, no podía ver nada entre los árboles, ni siquiera me dió tiempo de pensar en qué podría ser lo que nos estaba amenazando, solo escuché un sonido estruendoso, cuando voltee hacia donde emanaba el ruido vi una enorme figura negra descender de los cielos acercándose rapidamente hacia nosotros, me quedé paralisado porque nunca había visto algo similar ¿Será este el famoso monstruo asesino de la media noche? quiero moverme pero mis piernas no me responden.

-¡Muévete animal!- me gritó mi hermana cargandome para quitarme de ahí, pues el monstruo pretendía llevarse a alguno de nosotros y al no poder capturar a nadie volvió a ascender. Vi a cada uno y noté que se habían hecho a un lado corriendo hacia los árboles con copas tupidas, dividiendose en dos grupos, los lobos más fuertes intentaron atacar al monstruo pero no les resultaba facil, pues ellos no podían volar; cuando dejé de correr y estaba oculto como el resto le presté mayor atencion a dicho monstruo, pude notar que tenía enormes alas revestidas de filosas navajas, sus garras eran mucho más grandes que las de los hrombres lobo, hasta podía decir que más grandes que las de un tejón, no se parecía en nada a alguna criatura que conozca, pero su cabeza se asemejaba a la de un ave de rapiña de un solo ojo, con un pico demasiado extraño, el resto de su cuerpo era una combinacion entre un cuerpo humano y el de un ave, parecia no tener género, pero eso era lo que menos me importaba en este momento, por la distancia pude comparar su altura con la de los hombres lobo y también noté que estaban del mismo tamaño, entre todos lograron derribarlo, ni siquiera supe cómo lo lograron, pues estaba tan perdido en mis pensamientos e impactado por lo que estaba sucediendo que cuando reaccioné ví que ese monstruo estaba callendo; cuando tocó el piso los lobos se acercaron para asegurarse de que no siguiera con vida, y con esto me refiero a que lo descuartizaron.

Nadie se acercó y comenzaron a agruparse en familias para marcharse del lugar, todos permanecen callados e impactados por lo que había sucedido, y con demasiada razón, a juzgar por sus caras era la primera vez que se topaban con algo como eso, al igual que yo…pero los wolves adultos y mi hermana permanecieron serenos, a pesar de estar heridos, también puedo deducir que el encuentro con esta criatura ya se había repetido anteriormente.

Nos marchamos hacia mi castillo cuando ya no quedaba ninguno de los invitados, mi hermana y mi papá se habían curado en su mayoría, por lo menos si se colocaban otra ropa ya no eran visibles sus heridas.

-¿Qué era esa cosa?- le pregunté a mi hermana en voz baja, ella solo se puso el dedo en medio de los labios, yo entendí con su gesto que ella no creía que fuera el lugar adecuado para hablarlo; por lo que no hablé al respecto el resto del tiempo que estuve con ellos.

Me encontraba en mi habitación leyendo algunos documentos, tratando de entender como resolver algunos problemas del reino, ya había pasado un día desde el incidente y nadie mencionó algo respecto a esto, por lo que moría de curiosidad.

-¿Puedo pasar?- me estremecí al escuchar la voz de mi hermana, pues no esperaba que nadie buscara entrar a mi habitación en ese momento.

-¡Adelante!- grité ojeando los documentos fingiendo que estaba ocupado y no inmerso en pensamientos acerca de algo tan irreal.

-Ahora sí- ella entró y cerró la puerta con llave -¿Qué quieres saber de ese día?- se sentó en un sillón cerca de donde yo me encontraba, dejé los documentos en una cómoda y me acerqué más a ella sentándome en el piso.

-No tienes idea de lo mucho que esperé esto ¡Todo pasó tan rapido que creí que solo lo había imaginado! ¿Qué era esa cosa?- ella me miró extrañada.

-No deberías de estar tan emocionado con una situacion como esa, tu vida y la de toda la realeza corrió peligro- dijo con un tono molesto pero sin levantar la voz.