2. Rojo como la sangre (PARTE 4)

Se detuvieron cerca de mí y al no encontrarla se separaron.

-Ya puedes soltarme- escuché una voz increíblemente hermosa en las sombras, yo miré mi mano y noté que la seguía agarrando de la muñeca, la solté inmediatamente -gracias por lo de hace un momento- dijo ella agarrándose el cabello, le miré la cara y maldije las sombras, no ví nada.

-Espera ¿Por qué te perseguían?- ¡No puede ser! Finalmente me encuentro la chica de cabello rojo ¿Es en serio que lo único que pude decirle fue eso? ¿Y su nombre? ¿Por qué no le pregunté su nombre? Me preparé para preguntarle pero ella me tocó el hombro y se puso junto a mí.

-Es mejor que no te involucres- voltee a verla y tenían perfil hermoso, inmediatamente después de decirme eso y mirarla se marchó corriendo, si tan solo hubiera tenido habilidades de lobo la hubiera podido alcanzar. Volví al castillo y después de tumbarme en mi cama suspiré. En los días siguientes me mantuve pensativo, al parecer las veces que me la he encontrado ella sale corriendo, que mujer tan interesante.

-¡Victor!- di un salto y tiré la silla en dónde estaba sentado -te estoy hablando- me dijo mi hermana sentada junto a mí, levanté la silla y me volví a sentar.

-Perdoname, tengo muchas cosas en la cabeza, mi ceremonia se acerca cada vez más- por un momento había olvidado que ella y yo nos encontrábamos leyendo en una de las habitaciones.

-Tienes razón, me había olvidado de eso por completo- se tocó la cintura como si el corset le molestara.

-Perdón ¿Qué me habías dicho?-

-Te preguntaba si habías puesto a secar la flor que tanto admirabas-

-¿A secar? Pero si se secan solas-

-Yo me refiero a que si pusiste la flor en un libro para que quedara bonita a la hora de secarse- yo la miré confundido -ya veo que no- suspiró con cansancio mientras se ponía una mano en la cera.

-Creí que cuando una flor se seca debes tirarla- se puso la otra mano en la cara.

-¿Qué voy a hacer con este chico?-

-No es para tanto, puedo ir por otra-

-¿Y cortaras una flor cada que se seque la anterior que cortaste?-

-O puedo hacer que planten aquí-

-Esa respuesta también es más lógica- se quitó las manos de la cara y me miró intrigada.

-¿Por qué de repente te interesa tanto esa flor, ya la habías visto en más de una ocasión y esta es la primera vez que le prestas tanta atención-

-Simplemente me interesó-

-No te puede interesar tanto una flor si antes solo las olías y mirabas las más llamativas-

-Esta tambien lo es- se rió.

-Ya te dije que la has visto en más de una ocasión y nunca habías actuado así con alguna flor, ni cuando te dije cuales son mis favoritas, es más, ni siquiera tienes flor preferida-

-Pues creo que la encontré-

-A mi no me convence-

-¿Qué sucede? ¿A qué quieres llegar?- dije un poco fastidiado por tanta insistencia.

-Está bien trataré de hablar sin tantos rodeos ¿Estás enamorado?- yo me reí y negué con la cabeza.

-No y no tengo tiempo para esas cosas-

-Siempre hay tiempo para esas cosas- me dijo mirandome con una enorme sonrisa.

-Entonces ¿A esa chica que te gusta también le gustan las dalias?-

-¿Qué? No…no sé…digo no me gusta- ella empezó a reír a carcajadas -¡Oye no te rías!-

-Perdón es que no puedo evitarlo- se limpió las lágrimas que le habían salido por la risa y me miró con atención -cuéntame más de esa chica que te hace admirar las dalias- yo sentí mi cara totalmente caliente -vamos cuéntame- movió mi hombro con su mano.

-Bueno, Bueno- le quité su mano -en primera no me gusta…y solo admiro a las dalias porque su pelo es del mismo color y me parece muy llamativo- mi hermana levantó las cejas.

-¿Cómo se llama?-

-Ese es el problema…no sé- ella hizo una cara extraña expresando demasiada confusión.

-Pero tiene una voz tan dulce y encantadora-

-Y dices que no te gusta- dijo riendo.

-¿Acaso no puedo opinar cosas buenas sobre las personas?- dije molesto.

-Sí pero el tono que usaste al decirmelo me da a entender que te causa demasiada intriga- yo asentí.

-Precisamente, nunca había visto una chica con este tono de cabello y lo que más curiosidad me da es que siempre está corriendo cuando la encuentro-

-¿De dónde dices que conoces a esta chica misteriosa?-

-La vi en el pueblo- susurré.

-¿Qué? habla mas fuerte-

-¡Que la conocí en el pueblo!-

-Bueno pero tampoco tenías que gritar-

-O está huyendo de alguien o está persiguiendo a alguien- dije mientras ponía mi mano en la barbilla tratando de pensar en cuál de las dos sería.

-Solo espero que no te meta en problemas ¡Pero de ahí en fuera esto es tan emocionante!- gradualmente elevó su tono lleno de emoción.

-¿Verdad que sí? me causa mucha intriga saber más sobre lo que hace- yo seguía sereno.

-¡No ella! tú tratando de investigar a una plebeya-

-¿Cómo sabes que es una plebeya? que la haya conocido en el pueblo no quiere decir que viva ahí-

-Bueno, no te enojes, sea como sea empiezas a interesarte en mujeres y esto es como ser espectadora de una novela de romance ¡Estoy en primera fila!- yo me reí y solo moví la cabeza.