Wolves
Hola mi nombre es Victor Alexandre y yo me he planteado la pregunta de si realmente estoy haciendo algo con mi vida…esto desde que tengo 15 años, no paro de pensar en qué será de mí a un futuro o si voy por el camino correcto, si mis decisiones han sido las correctas, y desde que tengo memoria siempre me he preguntado constantemente respecto a cómo será mi vida o algunos eventos importantes del futuro, por ejemplo mi próximo cumpleaños, cada nueva ceremonia, cuando inicia otro año, hasta me pregunto cómo será el día siguiente…es una angustia constante, quiero dejar de pensar pero al ser el heredero de la familia Brichathier lo que debo hacer es no titubear y ser el mejor lobo que pueda existir o al menos eso es lo que debo aparentar y esto me trae aún más angustia, de hecho no recuerdo la última vez que no estuve bajo presión o con los pensamientos que ya mencioné antes, siempre es una interrogante similar, pero si no es una preocupación es otra. Actualmente a mis 16 años, me paseo por el castillo, observando cada detalle, de nuevo con estos pensamientos ¿Y cómo no podría sentirme de este modo? si falta muy poco para mi ceremonia lobuna…o como lo llama el resto de los lobos, la cérémonie de la pleine lune (ceremonia de la luna llena), nunca me han contado mucho acerca de esto pero siempre me la he imaginado a toda la familia en el bosque en medio de la noche y con un cielo estrellado iluminado por una enorme luna llena.
Observaba cada detalle cómo si fuese la primera vez que recorro mi castillo, noto cosas que no había visto antes, me llegan recuerdos de lo que ha sucedido en algunos rincones, entonces me topo con una visita que en este momento podría ser inoportuna.
-Principe Victor- dijo la princesa Getty Adelaide Mévouillot, mi amiga de la infancia, yo solo hice una reverencia y ella correspondió el gesto.
-¿A qué debo el placer?- pregunté acomodandome mi cabello color carbón.
-Nuestros padres están hablando en el despacho- señaló el estudio de mi padre, dónde atendía a sus socios y amigos; yo solo asentí.
-Le noto muy distante- dijo ella mirándome de pies a cabeza.
-Es que estoy pensando- le respondí volviendo a acomodar mi cabello.
-¿Por qué estás tan incómodo? Somos amigos ¿O no? ¿O es acaso que no me quieres aquí?- yo reí.
-No cambies de tono tan drásticamente, sí estoy incómodo pero no es por tí-
-¿De tono?-
-Bueno me hablas de una manera formal y después con la misma familiaridad de siempre-
-¿Seguro que sabes el significado de tono?-
-Bueno pero ya lo aclaré, no le tomes tanta importancia- meneo la cabeza con desaprobación.
-Sabes que mi padre se molesta que te hable como a un amigo cercano- yo me reí de nuevo.
-Lo sé, pero por lo menos no seas tan drástica que me confundes- ella me golpeó el brazo.
-Tú eres el que exagera, solo tienes que poner atención en la forma en la que te hablo, así de sencillo- yo le indique con la mirada que caminaramos y ella asintió, nos quedamos en silencio unos instantes y de nuevo me llegaron pensamientos llenos de angustia, así que intenté enfocar mi concentración en algo completamente distinto y fue ahí que miré el cabello de la princesa Adelaide.
-¿Por qué a ti y a tu hermana les dió por teñirse el pelo? ¿No les gusta tenerlo platinado?- ella me miró de reojo.
-Que desagradable pregunta-
-¿Por qué? Es un cabello muy bonito-
-Sabes nunca me ha gustado mi cabello-
-¿Por eso puedes que te lo corten lo más que puedes tenerlo de corto?-
-También pido que me lo pinten por la misma razón, pero en el caso de mi hermana… a ella le gusta tenerlo de colores distintos…y está bien que se lo tiña del color que más le guste, al fin y al cabo no será reina- nos quedamos otro instante en silencio hasta que vimos por una de las ventanas a mi hermana como observaba detalladamente los rosales del castillo.
-Tú serás reina y aún así te tiñes el cabello- le dije deteniéndome cerca de esa ventana.
-Sí, pero habrá un punto en el que ya no pueda hacerlo- mi hermana nos miró un instante y después comenzó a caminar lejos de mi rango de visión. Ya no supe qué más decir y al parecer Adelaide no quería seguir hablando, por un momento me sentí mal porque ahora era ella la que estaba con el ánimo por los suelos, me arrepentí de haber sacado ese tema, yo ya sabía que ella tenía un conflicto con su cabello, aunque nunca acabé de entender el por qué de eso; está vez el silencio fue incómodo y me sentía en la necesidad de comenzar la conversación con otro tema, pero entonces mi hermana se apareció detrás de nosotros.
-Chicos ¿Puedo acompañarlos?- dijo mi hermana Fleur Hélène Brichathier.
-Claro- dijo Adelaide, yo solo asentí con la cabeza.
-Bueno, pronto estará la comida, así que solo los acompañaré hasta ese momento- mi hermana nos miró a ambos e intentó descifrar la razón por la cuál estábamos tan serios y callados, cosa muy extraña de nosotros porque cuando éramos niños no parábamos de hablar entre nosotros.
-Esta bien, pero ¿Por qué revisabas los rosales?- pregunté para tratar de no llegar a otro silencio incómodo.
-Solo quise supervisar las plantas de cerca- contestó mi hermana, asentí y vi que Adelaide no hacía el intento por mantener la conversación.
-¿Y qué opinan de los Wolves?- dije la primera pregunta que se me pasó por la cabeza, ambas me miraron casi reprendiéndome con la mirada -¿Qué?-
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