-Pues si son los únicos que tengo- me respondió y continuó buscando sin dirigirme la mirada, mi plan había fracasado.
-Buenas noches jóvenes príncipes, les agradecemos su presencia el día de hoy- dijo mi hermana acercándose a nosotros, recargó su brazo en Edmond y este se sonrojó.
-Bueno, bueno, no te acerques tanto que podrían hablar al respecto- me puse en medio de ellos para separarlos, mi hermana rió.
-Como si me importara lo que hablan de mí- mi hermana pasó su cabello hacia atrás dando un suspiro lleno de pesadumbre.
-¡Muy bien dicho princesa Fleur!- la alentó Edmond.
-Pero a ustedes sí debería importarles porque son los herederos de sus reinos- dijo ella tocando la cabeza de Edmod, después se marchó para saludar a las personas que llegaban.
-Ya deja de soñar despierto y vamos a recibir a los que llegan- dije llevándome a mis amigos hacía el resto de invitados. Cuando creímos que nadie más llegaría continuamos platicando sentados frente a una de las mesas que se encontraban cerca, mientras tanto los adultos se preparaban para la caza.
-Me pregunto qué comeremos hoy, muero de hambre- dijo Edmod.
-¿Acaso no desayunaste?- le preguntó Alphonse.
-Sí pero como se acerca mi transformación me ha dado más hambre de lo normal- le contestó, yo solo los miraba intrigado.
-Cuéntanos ¿Es lo único que ha cambiado?- Edmond negó con la cabeza.
-También siento que tengo más fuerza que antes- contestó.
-Bueno, tampoco es que tengas mucha que digamos- los tres reímos.
-Oigan no se burlen- nos reclamó, yo ví que los adultos ya estaban listos y cuando se comenzaron a transformar mis amigos también miraron -parece como si les doliera…espero que no me duela mucho la primera vez que me transforme- Edmond suspiró. Era intrigante cómo podían cambiar de un momento a otro, mi hermana me había dicho que cada uno puede transformarse en un tiempo distinto, pero solo es una diferencia de segundos, casi imperceptible para nosotros, pero para ellos podría ser de vida o muerte si se encuentran en una situación de peligro. Como siempre Edmond no dejaba de ver a mi hermana, yo la mire a ella y a mi padre y no pude evitar pensar que se veian majestuosos, pues eran los unicos hombre lobo de color negro carbón, los ojos verdes de ella y café de él habían cambiado a unos penetrantes ojos amarillos.
-Mi hermana dice que la primera vez duele mucho pero después te acostumbras- le contesté sin dejar de mirar las transformaciones.
-Bueno, después de todo tu cuerpo entero es el que cambia- también dijo Alphonse sin dejar de mirar.
-¡La cacería comienza ahora!- dijo la reina Louisa Amélie Cardainac mamá de Alphonse, la cual se quedó a cuidar a sus bebés gemelos Leroy Oberón y Lorian Orson Abichanteau, dos pequeños muy inquietos pero tiernos. Todos los hombres lobo se adentraron al bosque yendo hacia diferentes direcciones.
-Bueno ¿Y qué hacemos mientras esperamos?- dijo Alphonse recargándose en la mesa.
-No sé ustedes, pero yo voy a descansar de tantas imposiciones que debo cumplir- dijo Adelaide sentándose cerca de nosotros junto con su hermana menor Anne Lorette Mévouillot.
-Adelaide fuera de aquí, es tiempo de calidad de solo chicos- le dijo Alphonse aun recargado en la mesa.
-Es muy irrespetuoso echar a dos princesas- le contestó Adelaide.
-No si estamos hablando sin alguna formalidad-
-Aún así es irrespetuoso, tú y yo no tenemos la confianza como para que nos tratemos como se tratan Edmond, Alexandre y tú-
-Victor- la corrigió Alphonse. Tanto Edmond, Anne y yo estábamos observando la discusión hasta ver en qué resultaba, mientras que la mamá de Alphonse puso más atención a lo que estábamos haciendo.
-Bueno yo puedo decirle como yo quiera ¿Acaso no puedo hacerlo?- en todo momento se mantuvo seria.
-Sí puedes, pero le gusta más que lo llamen Victor, así como a ti no te gusta tu cabello canoso como el de tu mamá- Adelaide dió un golpe en la mesa provocando que uno de los bebés se asustara y llorara, Anne solo agachó la cabeza.
-Perdoneme reina Louisa- dijo Adelaide, la reina solo inclinó la cabeza como si con ese gesto le dijera que no se preocupara por eso, en cambio le dirigió una mirada gélida a Alphonse como muestra de regaño.
-Alphonse ahora sí te pasaste- intervine.
-Ella empezó- me dijo inclinándose más a mí, evitando gritar.
-Esta vez apoyo a Adelaide…tú fuiste el que empezó- le dijo Edmond, Anne solo nos miraba detenidamente, no sabía cómo intervenir o qué debía hacer en esta situación.
-No es mi culpa que Adelaide no soporte ni una broma, lo dije jugando, no era que en serio la estuviera corriendo de aquí- dijo muy molesto porque nadie se puso de su lado.
-Ya te dije que no tenemos la misma confianza entre tú y yo que Victor y yo, no entiendo por qué te molestó tanto que llamara así a Victor- todos mirábamos a Alphonse esperando que se disculpara.
-Esta bien, de acuerdo- dijo refunfuñando, tomó un respiro y prosiguió -perdoname Adelaide quizá no fue lo mejor que se me pudo haber ocurrido, porque en mi cabeza tenía pensado transmitir otra cosa, pero es que siempre cuando estás conmigo o con Edmond te comportas tan fría e indiferente que intenté suavizar el ambiente…cosa que no pasó-
-Porque llevamos menos tiempo conociéndonos, comenzamos a hablar porque teníamos un amigo en común- de nuevo empezaban a discutir.
-¡Miren ya llegaron los primeros cazadores con su presa!- dijo la reina Louisa interrumpiendo la plática, al parecer algunos lobos habían hecho equipos o dúos. Habían tardado muy poco a mi parecer; fueron llegando poco a poco y cuando mi padre y mi hermana regresaron me emocioné al ver que llevaban un venado cada quien y un jabalí.
-Tu hermana siempre tan impresionante ¿y así quieres que deje de cautivarme?- dijo Edmond tocandose su pecho, yo nada más pude mirarlo con molestia.
La cena estuvo deliciosa y pude preguntarle a mi hermana y a mi padre como les había ido en la cacería, no quería que omitieran ni un detalle, porque no solo era emocionante escuchar las estrategias que armaban juntos, sino que también podía hacerme una idea de como era cazar para poder prepararme mentalmente cuando los acompañara y cometer la menor cantidad de errores posibles, matando dos pájaros de un tiro, así como se suele decir .
-¡Todos en estado de alerta!- gritó un rey, todos se quedaron quietos y callados -¡Se acerca algo grande y peligroso!-
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