Capítulo IV

Y para mi sorpresa ellos también se suben detrás de mí, va a ser un largo viaje al parecer.

— Y eso, sus autos están descompuestos.

— Qué sarcasmos, pro la verdad es que yo no tengo auto. — Responde Jason.

— Y mi hermano se llevó el mío. — niños ricos.

— Está bien.

Es lo único que se me ocurre decir y al parecer ellos no están dispuestos a que yo me quedé callada porque el resto del camino me hacen preguntas de mi vida, por lo visto están dispuestos a conocerme mejor.

Cómo se acercaba el fin de semana ambos me invitaron a salir, mis padres y mi pequeña hermana estaban muy felices de que por fin saliera con alguien. Al igual que yo, me sentía aceptada y tratada como una persona normal.

Aunque salir en público fuera doloroso porque los comentarios no dejaban de salir de la boca de las personas que no me conocían.

El lunes llegó y yo estaba con más ánimos de afrontar el día con más ganas de ir al colegio.

— Tarde de nuevo. — subo jadeando al autobús escolar, si era cierto. Pero como lo sabe.

— Como lo sabes Raúl.

— Todas las mañanas te veo corriendo.

— Así de pendiente estás de mí.

— Si no te diste cuenta la noche anterior, ambos vivimos cerca. — Me encojo de hombros.

— Hola. — salto al escuchar a Jason detrás de mí.

— No me digan que los dos viven cerca al muelle.

— Aunque no lo creas si, solo que yo hoy me voy con ustedes.

— Normalmente en qué te vas al colegio. — Es algo raro verlo acá, y yo llevo tres meses subiéndome.

— Natacha me lleva.

— No pienso que le guste que su novio se suba al autobús cerca de alguien como yo. — Y las palabras tienen poder porque el bus acaba de arrancar y solo unas pocas cuadras un auto se atraviesa haciendo que el bus frene duro y yo pierda el control golpeándome la cabeza con la silla de adelante.

— Bájate se hay Jason. — La voz chirrión de Natacha suena.

— Maldita sea. — Jason golpea duro la silla, yo por mi parte me cojo la cabeza que me ha empezado a doler. — Estás bien.

— No es nada, ve antes de que suba y me mate.

— Nos vemos en el colegio, Raúl revísala y me llamas si ella se comienza a sentir mal. — Pero qué protector es.

— Ve.

El resto del viaje fue más divertido con Raúl, como era de esperar, ahora había rumores de que había embrujado a Raúl, solo por el hecho de que estabas hablando.

Me separó de Raúl para ir a mi salón, aunque estemos en las mismas clases, sé que él siempre entra con Aylin. Y nada va a cambiar solo porque yo esté hablando con ellos.

Ese mismo día voy a mi primer día de entrenamiento, si es que se podría llamar así jum no lo sé, mientras me cambio los chicos de los otros cursos comienzan a hablar.

Sé que ya debería de estar acostumbrada a toda esta mierda, pero muy en el fondo es difícil, nadie merece ser tratado de esa manera solo por ser un poco diferente.

— Vamos a hacer grupos y realizaremos una pequeña competencia, necesito saber en qué nivel se encuentran para así mismo comenzar con nuestro entrenamiento.

Cada uno de los estudiantes comenzó a hacer su grupo y como era de esperar yo no estaba incluida, decepcionada baje la cabeza y me fui a las gradas que más podía hacer, pelear no me gusta mucho y llorar no iba a mostrar esa debilidad delante de todos.

— Pobre idiota se quedó sola.

— Quién querría trabajar con alguien cómo ella, se ve bastante rara y si nos embruja. — La ignorancia de los jóvenes hasta donde llega.

— Dejen sus malditos comentarios, les voy a demostrar que ella es como el resto de nosotros. Celeste por favor alístate has el calentamiento y ya vengo.

Mientras Teo se iba a los vestidores yo me puse a calentar y mis compañeros empezaron a nadar, hubo un momento en el que mi mirada se quedó en el agua y no sé cómo fue que llegue al borde de la piscina, si no hubiera sido por qué el profesor me llamo estaría ya en el agua.

— Lista. — Pero ahora mis ojos recorrían el cuerpo del profesor, quién iba a imaginar que debajo de ese traje, se pudiera esconder un cuerpo así. — Celeste mi cara está arriba.

Roja como un tomate por la vergüenza de que me haya visto observándolo bajo la cabeza y me ubico en el punto de partida. Y nuevamente mis ojos se fijan en el agua, veo mi reflejo y le sonrío, un sutil sonido me llama, como una melodía hipnotizante.

— Cuando de la señal.

— Cinco vueltas, si no las alcanzas a completar no hay problema, te detienes, estás de acuerdo.

— Si señor. — pero algo dentro de mí sabía que no me iba a detener, que hasta podría sobrepasar al profesor.

— Tres, dos, uno…

Ambos saltamos al agua, mientras me relajaba seguí el ritmo del profesor, pero al completar las cinco vueltas yo continúe, y no solo eso ya lo pataleaba, mis piernas se movían al mismo tiempo. Se movía como la cola de un delfín, casi pierdo la noción del tiempo, pero las palabras de mi madre llegaron a miente.

“No pases mucho tiempo en el agua”

Me desconcentré y resulta que me golpee con el borde de la piscina, al ver la escena el profesor corrió para ayudarme a salir.

— No te esfuerces demasiado.

— No fue nada.

— Debe ser el golpe el que responde, nadie en su sano juicio diría eso.

— No soy normal por si no te has dado cuenta.

— Deja de decir estupideces, te voy a llevar a mi oficina a tratar, tu golpe está sangrando. — levanto mi mano y me doy cuenta de que estoy sangrando.

— No es mejor ir a la enfermería.

— Está muy lejos y a demás estás en vestido de baño, no querrá formar un alboroto andando así por todo el campus.

Él tenía un poco de razón, así que asentí y él me tomo en brazos y me llevo hasta su oficina.

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