Alfonso está pálido, Elsa, su esposa está a su lado.
- Éste no tiene ni un pelo de imbécil.
- ¿Tú crees que haya sospechado del plan?
- Parece, pero me hace entender que desconfía de todo. Soy su némesis.
- ¿Qué vamos a hacer?
- Tenemos que hablar con Bastarda.
- Bastarda, ven aquí y rápido.
La joven llega rápidamente al llamado de la señora.
- ¿Qué se les ofrece a los señores?
- Escúchame bien - le dice Alfonso con voz entrecortada - en cualquier momento él presidente Lazo va a llamar, él es tu futuro esposo. Más vale que te portes bien.
- ¿Casarme? ¿Yo? Debe haber un error.
- Cállate estúpida, y presenta atención - le reniega la señora.
- Mira bien, Bastarda, más te vale que te comportes. Si escucho una sola queja de tu comportamiento que hace enojar a tu esposo, él va a destruirme, no sólo mi persona sino también mi empresa y toda la familia. - Alfonso le habla.
- Tienes que obedecer todo lo que tú esposo te ordene. No está permitido un no de respuesta. Eso jamás debes de decírselo, él es un hombre muy poderoso y muy listo. No tienes permitido darle un mínimo disgusto. - recalca la señora.
- Entiendo - estaba triste Bastarda.
- Cambia de cara, tu esposo es rico y quiere casarse contigo. Te ha escogido – Alfonso la anima - es una suerte la tuya. Los ricos y poderosos como tu futuro esposo solo buscan mujeres de renombre, bien educadas, sin embargo, a ti te ha escogido.
- Mañana tendremos que buscar un vestido nuevo y apropiado para la ocasión. Será después del almuerzo, necesitaremos tiempo para buscar el vestido perfecto. Así que, empezamos con ese trabajo mañana.
A la mañana siguiente Eduardo coordina con su abogado para la redacción del contrato.
- Bien, el documento estará listo para las dos de la tarde.
- Perfecto a las tres de la tarde será la boda, haz los arreglos pertinentes.
- Está bien. Nos vemos a las tres en el concejo.
Eduardo busca a su secretaria.
- Gladys, ¿El vestido ya lo trajeron?
- Está en camino, señor presidente.
- ¿A qué hora lo van a traer? - no le gusta que le demoren las cosas.
- A lo mucho en media hora.
- Está bien. A partir de las dos de la tarde me suspendes las actividades hasta las cinco.
- Sí, señor.
- Este es el número de los Cubas, dígales que quiero a Daniela aquí a las dos de la tarde.
- Ella se va a vestir aquí, y de aquí nos vamos al concejo.
- Entendido, señor presidente.
A penas la secretaria hubo llamado a los Cubas, ellos tuvieron que apurar a Bastarda a que termine sus quehaceres y que se bañe bien, para que llegue minutos antes de la hora citada para no quedar mal ante el presidente.
Y están en la oficina del presidente a cinco minutos antes de las dos. Pero no estaba, sino que la secretaria se encargó de ayudar a Bastarda a vestirse y quedar arreglada para la boda. Luego de estar lista, sale de la oficina y Eduardo la puede ver, está tímida y temerosa, la mirada fulminante de su futuro esposo lo dice todo.
-No aparentes, la timidez no es parte de tu personalidad así que deja de fingir.
Bastarda está sorprendida, no está fingiendo.
-Sabes actuar muy bien, pero conmigo dejarás de serlo, de nadie se burla y si tu padre me hace una jugada le saldrá carísimo. - le habla al oído con un acento lleno de odio - ¡Camina!
Ella obedece en completo silencio.
- Deja de fingir. De nada sirve actuar, cuando ya te investigué.
- A mí me dijeron de obedecer y callar. - Su mirada fija en el suelo y la mirada triste.
- ¡Oh! A la niña Daniela le gusta jugar a la obediencia conmigo para no ser disciplinada.
- Me llaman Bastarda soy la sirvienta privada de la señorita Daniela Cubas. Pero también lo soy de los señores Cuba.
Eduardo se ríe a carcajadas.
-Te gusta hacerte la víctima, ahora resulta que te llamas Bastarda. No te queda la actuación, aunque debo admitir que para ser la perra entre las perras actúas a la perfección. Veremos cuánto dura tu actuación.
Bastarda se pone tan triste y termina con una oración.
-Los señores me dijeron que usted quería casarse conmigo.
- ¿Qué? ¿Estás loca? ¿Escoger a una puta como esposa? Eres un tratado de paz. Pero yo te voy a disciplinar para que seas mujer de verdad.
Llegaron al estacionamiento y la hacen subir al auto. El guardaespaldas la vigila severamente y algo no le cuadra, no puede ser Daniela Cubas, físicamente no es, y si fuera truco no es el tipo de comportamiento que debería tener, debería ser sofisticada, arrogante, pero es todo lo contrario. Cuanto más la mira, menos le cuadra que se trate de Daniela Cubas. Pero guarda silencio, al jefe no le gusta que le contradigan.
Se presentan ante el juez y firman los papeles, los guardaespaldas y la secretaria son los testigos. Una vez firmados los papeles, Eduardo toma del brazo a Bastarda y la jala fuertemente hasta el auto, la puerta estaba abierta por lo que la tira y la tira a ella. Se limpia las manos con mucho alcohol medicinal traído por su chofer y se dirigen al pent-house, una vez dentro a esa gran residencia, la tira contra el suelo.
- Aquí te vas a quedar, me serás de sirvienta. Compré está casa para mí, y solo tú vas a quedarte aquí a obedecer mis órdenes y te vas a someter a mi disciplina. ¿Entendido?
- Sí, señor - Con voz baja.
- Habla fuerte y claro como yo.
- Sí, señor - Ella se esfuerza por levantar la voz.
Intenta ponerse de pie cuando él cierra la puerta con llave.
- Vendré a casa a las nueve, y si no hay cena lo verás.
- Sí, señor.
-Deja de actuar – le gritó fuerte.
Bastarda se asustó.
- ¿En serio te asusté? ¡Pobrecita! - con falsa lastima - ¡A trabajar! - le volvió a gritar - esta casa necesita limpieza. Solo si trabajas tendrás comida.
- Señor debo cambiarme.
- Ven acá, pero no te me acerques mucho.
Le lleva al sótano.
-Allí tienes tu cuarto, allí tienes unos trapos, pero apúrate que debo volver al trabajo.
Bastarda se viste rápido. Y sigue a su esposo hasta la cocina.
- Está todo equipado, está todo abastecido. Me tengo que ir. Te quedan prohibidas las preguntas de ¿Vienes a comer? ¿A dónde vas? ¿Con quién? ¿A qué hora vienes? No quiero escuchar ese tipo de preguntas.
- Entiendo.
- Menos mal ¡Ah! Antes de olvidarme, una cosa más. Ahora que estás casada conmigo deberás satisfacer mis necesidades como hombre que soy. Nunca aceptaré un no dé respuesta, vas a satisfacer mis necesidades cada vez que yo quiero, cada vez que yo necesite y a mi manera.
Bastarda solo asiente con la cabeza. Esa noche cenó en casa, pero él mismo se preparó la cena, la cena que Bastarda cocinó fue tirada a la basura.
- ¿No le gustó la cena? - se sentía mal.
- ¿Y si le pusiste veneno? - la está intimidando.
- No, señor. Jamás haría eso.
- Ven acá.
La tomó del brazo fuertemente la llevó al sótano, tiró sobre la cama como si fuese un trapo sucio.
- Desnúdate y rápido. Eduardo sólo se quita el cinturón y le da golpes con el cinturón fuertemente en la espalda, la hacía gritar de dolor.
-Cállate, o te doy más, así lloras por algo.
Cuando vio que era suficiente, la tomó a la fuerza, la violó sin compasión. Temprano por la mañana ella estaba muy adolorida. Eduardo entró a ver a Bastarda, la vio tan adolorida que se le acerca y le habla.
- No te hagas la sufrida Daniela, toma ésta, es una pastilla de emergencia. ¡Trágala!
Le abre la boca y le empuja la pastilla, se la hace tragar a seco.
- Levántate y haz el desayuno, debo bañarme otra vez, debo quitarme toda tu mugre y pestilencia.
Así se inicia la vida matrimonial entre Eduardo y Bastarda. Ella estaba tan adolorida, que a la como pudo hizo el desayuno.
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Comments
Floristería Tía Erica
espero escritora con toda la violencia que el hombres la a tratado, no se quede con el al final y con9zca uno que realmente sea bueno para ella.
2022-11-08
8
Eli Sanchez
más capítulos porfas
2022-10-26
0