Este trabajo es más difícil de lo que pensé

David

¿Cómo se le puede ocurrir vestirse de esa manera tan provocativa? ¿Es que acaso está esperando, que el tipo ese, la tome ahí mismo en el restaurante?

Van a comer al Gran Hotel, por Dios santo, tienen habitaciones disponibles en el mismo edificio.

–Yo le di el vestido, Bernales, y lo va a usar. Esta parte de la operación la manejo yo –dice Victoria en un tono muy serio.

–Me importa una mierda quién esté al mando del vestuario, ella no va a salir de esta casa vestida así.

Miro furioso a Victoria para que entienda que no voy a dar mi brazo a torcer.

–Hey, por favor, el vestuario es lo de menos, ¿sí? Estamos atrasados, no tenemos tiempo para discusiones de moda –nos dice April.

La miro a los ojos y puedo ver que ya tomó una decisión. Va a usar lo que sea necesario para ayudar, también puedo ver que está nerviosa y lo último que necesita es una pelea en estos momentos.

–Está bien –claudico–. Pero vas a ponerte una chaqueta encima, la tarde está fresca.

No es completamente verdad, porque vengo de la calle y no está precisamente como para una chaqueta, pero el solo hecho de pensar que él la vea así, me enfurece.

–Sí, por supuesto. Iré por ella –contesta rápidamente, pareciendo feliz por la orden.

Está incomoda con su vestuario. Juro que quisiera matar a Victoria en este momento.

–Iré contigo, tengo que explicarte algunas cosas.

–Claro, vamos.

Subimos las escaleras y llegamos a su habitación. Su cuarto es amplio y agradable, y tiene una gran vista hacia la calle.

No me gusta, no es seguro. Le pueden disparar desde muchos puntos.

La escucho dar vueltas y me giro para verla sacar ropa de su closet.

Maldita sea, es preciosa.

El impulso de acercarla a mí y besarla es más grande que yo en este momento. No me atrevo a dar un paso en su dirección por miedo a no poder controlarme.

Diablos, ni siquiera sé cómo pude controlarme esta tarde en el entrenamiento. Cada maldita vez que la tocaba, mi piel ardía furiosamente. Y, como un drogadicto, volvía a buscar instancias para poder tocarla, así que le enseñé combate directo.

Me gustaría creer que fue por ayudarla, pero era la necesidad del contacto con su piel. Su piel tan suave y exquisita.

Cuando dejé de ser un patán con ella comenzamos a llevarnos mejor. Es una chica realmente agradable y su sonrisa ilumina su rostro. Cada vez que sonreía por algo que yo decía sentía una sensación extraña en el pecho.

Sé que esto no puede continuar así, pero no tengo escapatoria. Tengo que seguir a su lado hasta que todo esto termine, y lo peor de todo es que no puedo estar tan cerca como quisiera.

–Estoy lista –dice–. Voy a llevar esta chaqueta que me cubre todo el vestido, pero es lo suficientemente liviana para que no me dé calor.

Lleva puesta una chaqueta negra de textura liviana, muy apegada al cuerpo, con botones alineados al centro.

Se ve encantadora.

–Me parece mejor –digo y carraspeo para ocultar lo ronca que está mi voz en este momento–. Tengo que instalar el micrófono –le explico y saco los aparatos eléctricos de mi bolso.

–¿Me saco la chaqueta?

–Sí, sácatela, así será más fácil –respondo, mi voz sonando de pronto insegura.

Mientras April se saca la chaqueta voy colocando sobre la cama el micrófono, el audífono y la cámara en forma de prendedor.

Espero pacientemente a que termine para darle las indicaciones.

–Este audífono es inalámbrico, funciona en un radio de quinientos metros. Nosotros vamos a estar en un auto frente a la plaza, así que estaremos a poca distancia. Tienes que preocuparte de cubrirlo con tu cabello. Ya que aunque es muy pequeño tienes que tener cuidado. –Se lo paso y ella se lo coloca inmediatamente en su oído derecho–. El micrófono también es inalámbrico, pero tiene que estar por debajo del vestido, ya que es más grande y pueden verlo con facilidad. No dejes que se acerque a la zona del pecho –digo con más fuerza de la necesaria.

Se lo entrego y ella trata de instalarlo, pero sus manos están de pronto torpes.

Maldición, está nerviosa y de inmediato me siento culpable por involucrarla en este asunto.

–¿Cómo lo sostengo? No tengo como mantenerlo en su posición –murmura impaciente.

–Deja que te ayude.

En cuánto digo eso me arrepiento. Este trabajo es más de lo que puedo soportar.

Le tomo con cuidado un lado del escote de vestido y lo levanto, April me pasa el micrófono.

Al levantar la tela, me doy cuenta que no lleva sujetador, seguramente para no arruinar el vestido.

Victoria va a pagar por esto.

Trato de instalarlo, pero cada vez que mi mano roza su piel, tiembla. Al final, después de varios segundos incomodos, consigo enganchar el micrófono con el vestido.

Subo mi mirada hacia su rostro y la encuentro sonrojada. Me siento bien al comprender que yo también le afecto de alguna manera.

Claro que no de la misma manera que ella a mí, porque me está volviendo loco.

–La cámara debería ir en la chaqueta para grabar mejor, ¿o piensas sacártela?

–Creo que tendré que sacármela para cenar, de lo contrario sería raro. ¿No crees?

–Sí, creo que tienes razón –mascullo molesto.

Le coloco el prendedor sobre el busto izquierdo, y de nuevo puedo apreciar su temblor cuando la toco.

Mi cuerpo se endurece por verla así. Sin poder contenerme levanto mi mano y acaricio su bello rostro.

April me mira sorprendida al principio, pero luego me sonríe.

–Vas a estar bien. Así que tranquila, nada te va a pasar.

Asiente y muerde su labio, nerviosa.

No puedo soportar más, tomo su rostro entre mis manos y la acerco a mí. Saboreo el jadeo de sorpresa que sale de sus labios.

Sin embargo, antes de acercarme más, alguien interrumpe golpeando la puerta.

–Tenemos que irnos, estamos muy atrasados –dice Victoria, y francamente no sé si podré sobrevivir este día sin asesinarla.

–Estamos saliendo –digo y suelto el rostro de April.

Su rostro se ve decepcionado y sonrío.

Quizá también quería besarme, quizá también esperaba ansiosa ese primer contacto… Supongo que nunca lo sabré.

Pongo mi mano en su espalda baja y la dirijo hacia la puerta.

Hoy empieza todo.

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