Jairo entablaba bien en la plática de los adultos, la verdad es que todos eran muy amables e interesantes, conforme transcurría el tiempo aprendió los nombres y algo más a cerca de las personas que lo rodeaban.
Estaba en la silla contigua a la de Alessia, la observaba de vez en vez pensando en la confesión anterior.
¡Era viuda!
Por supuesto que podía observar su alianza, esa que la marfilada se negaba a quitarse pero al fin y al cabo no existía hombre que pudiera interferir en su intento por conquistarla.
—Jairo, ¿De que parte de Brasil eres?— pregunto el Dios Gatuno.
—De Araçatuba, São Paulo—Insto inflando su pecho, se notaba el orgullo que tenía por su país.
—¡Jamás he visitado esa parte de São Paulo!— afirmó Alexander — Mis padres viven en São Bernardo do campo—
Alma suspiraba al ver a su Cat Noir, le encantaba ese precioso tono de voz al hablar en el idioma natal de la señora de Vélez, Portugués.
—São Bernardo es lindo, me gusta su tipo de arquitectura y el diseño de la cuidad— insistía Jairo con los ojos llenos de brillo. — as mulheres também são lindas —
Del Castellano al Portugués no había mucha diferencia, Alma logró entender las palabras del Brasileño
—Existem mulheres bonitas— el ojiverde tomo la barbilla de Alma e inmediatamente beso sus labios —Pero me quedo con las Mexicanas—
Alma se derritió ante su hombre, se había ganado el cielo completo.
Las manecillas del reloj caminaron muy deprisa, Alessia olvidó por un momento el dolor en su corazón y se dedicó a sonreír compartiendo con sus seres queridos
—Creo que es hora de irme — Jairo no quería pronunciar las palabras pero realmente tenía que acudir a otro evento.
—Claro, te acompaño a la puerta — Alessia se levantó de la silla.
—Ojalá volvamos a coincidir en otro momento — Alexánder le abrazo efusivamente, el chico le había caído bien.
Los demás se despidieron con un simple apretón de manos.
Jairo y Alessia cruzaron el umbral e inmediatamente Mar y Alma comenzaron a querer emparejarlos.
—Muchas gracias por venir— Mostró su sonrisa.
—Gracias a ti por invitarme a acompañarlos, revelaré las fotos en inmediaramente te las haré llegar — Caminó hasta sus cosas y tomo una maleta deslizando su correa hasta el hombro izquierdo.
Alessia pido ver un par de gotitas caer de la tela oscura.
—¡Tu maleta está mojada!— insistió viendo aquella parte
— Tal vez sea la nieve que se adherió a la tela.— se encogió de hombros tomando la maleta pequeña
—Deberías de revisar porque esa maleta también está mojada— insistió viendo que esta arrojaba agua con mayor intensidad.
Jairo bajo inmediaramente sus cosas, la maleta de mano era la más importante pues ahí guardaba su preciosa camara profesional junto con un pequeño monitor para fotografía enlazado a la cámara.
Alessia sintió que la sangre de su cuerpo la abandonaba, temiendo lo peor su piel se mostró pálida. Llevó la mano derecha a su frente estampandola con fuerza.
—¿Pe... pero ?, ¿Qué?, ¿Qué paso?— Jairo sacaba lodo con plantas de dentro, el agua era una exageración para adentrarse. La piel canela del hombre se tornó pálida... Ahorró por mucho tiempo para comprar esa costosa camara y los accesorios adicionales.
Él no entendía que era lo que había pasado.
Por otro lado Alessia sentía que su mundo se derrumbaba. Rápidamente corrió a las escaleras.
—¡COSETTE!— grito con furia atrayendo la atención de los presentes.
•••••
Los tres niños estaban perfectamente colocados en línea horizontal, con la cabeza hacia abajo y la vista clavada en sus pies... a excepción de Cosette, está se mantenía altiva como una diva.
—¿Qué tienes que decir señorita?— Alessia estaba completamente apenada por el suceso.
—Mamá él — señaló a Jairo que estaba sobre la mesa principal rodeado de un sinfín de mantas para secar su equipo, a lado estaba Constanza ayudándole —Él quiere contigo —
Alessia no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban.
—¿Qué?— su rostro mostraba molestia total.
—Que Jairo quiere ser tu novio. ¿Acaso no has visto la forma en la que te mira?— añadió con asco. —Quiere besarte, agarrarte la mano y todo eso que hacen ustedes los adultos—
Andrea aún con la cara agachada comenzó a reírse, el aviven de sus hombros lo delató.
Mar le planto un ligero empujón en la espalda —Usted jovencito no se ría porque definitivamente recibirá un castigo — El niño volvió a colocar su rostro neutro.
Jairo no escuchaba la plática, estaba un tanto lejos y descolocado por lo sucedido.
—Cosette definitivamente estás castigada, por un mes... ¡No!. Por un año—
—Pero mamá no es justo, la culpa es de Jairo que quiere estar viendo a mujeres que no debe— Interrumpió la ojiazul —Me cae mal— afirmó contrayendo su carita.
Richard sintió la necesidad de correr a la niña y abrazarla, era tan bonita que inspiraba ternura, sin más se contuvo.
—¿Te cae mal?— la niña afirmó con la cabeza —Pues cómo tan mal te cae se me ocurre una cosa... tendrás que trabajar arduamente para pagar lo que descompusiste— clavo sus perlas grises en la niña.
—Pero mamá...—
—No más Cosette— la marfilada estaba que bufaba por los oídos — Sigue oponiéndote y te daré más trabajo— Cosette no tuvo de otra más que guardar silencio, su rostro estaba rojo del enojo y sobre su pucho sus manitas cruzadas.
—Andrew eres el más pequeño— siguió Mar — Pero eso no quiere decir que te saldrás con la tuya. Al igual que Cosette estarás castigado.
No juegos por internet ni mucho menos paseos deseados y también tendrás que trabajar pues contribuiste con el daño— Las manos de la curvy divagaban sin parar.
—¡Que más da!, tengo mi televisión — el niño bajo y subió los hombros con desdén.
—¡Ah, si!— agregó Richard — El castigo lo pondré yo, Irás con el abuelo a barrer las escaleras de los complejos— Andrew clavó sus ojitos negros en su padre — Además de asear los elevadores y departamentos.— Resignado volvió a ver sus zapatitos cafés.
Alexánder se aclaró la garganta.
—Jovencito...—
Emil lo interrumpió inmediaramente, sus ojos estaban aguaditos y su semblante triste.
— Ya se papá — lágrimas se veían caer chocando con el piso de madera — Aceptaré mi castigo sea cual sea... trabajaré arduamente dónde tú me digas —Limpiaba sus lágrimas con el dorso de su mano — Ayudaré a mamá con las labores de la casa, limpiare cada rincón con esmero, si quieres leeré todos y cada uno de tus casos para buscar una posible solución — Alzó su vista chocando con la mirada llena de ternura de los adultos — Les entregaré mi nintendo, consola, celular y televisión.—
Alma deseo abrazar a su querido Emil, que era la viva imagen de su padre, los mismos rasgos y comportamiento, no obstante se contuvo al entender que era lo inapropiado.
Cosette sintió pena por su primo.
—Tía Alma por favor, a él no lo castiguen— la niña dió un paso hacia enfrente — Yo tuve la culpa, yo le obligue a hacerlo—
—No es cierto Cosette yo acepté — protesto el pelirrojo
—Aceptaste pero fue por mi culpa, porque yo te obligué — Insistió la niña.
—Ya... ya... ya— Alma agito las manos — Tanta culpa tiene el que mata a la vaca como el que agarra la pata — comenzó a sobarse el puente de su nariz. —Todos están castigados, eso depende de cada padre. Ahora quiero que vallan y pidan una disculpa a Jairo.—
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