VII.

—Alessia— Instó Alma entrando a la casa donde el evento sería, detrás de ella venía el pequeño Emil con las tantas bolsas de regalo que preparo para su pequeña Cosette, tenía un sinfín de días sin verla y ahora que estaban juntos podría verla desfilar los tantos vestiditos que escogió a contraste con esos hermosos zafiros grises azulados.

—Ya voy— La voz de la marfilada se escuchó a lo lejos,el sonido provenía de la parte superior.

Emil colocó las bolsas sobre una mesa especial, la reunión iba a ser dentro de la vivienda ya que afuera la nieve caía lenta y tupidamente.

Alma había llegado a altas horas de la madrugada por ello no pudo ver al par de bellas chicas, por el horario despertarse a una hora adecuada le fue difícil.

—¡Tia Alma!— Cosette bajo rápidamente, llevaba un hermoso vestido rosado que combinaba a la perfección con sus mejillas y labios.

—Cosette... te ves preciosa y estás lindísima — Alma se hincó con demasiado trabajo, su pancita de 20 semanas era la culpable de su falta de agilidad —¡Mira que ojos tan bonitos!, son iguales a los de tu padre— dijo e inmediatamente la abrazo.

—Ya mamá, mamá — Emil se acercó con mucha efusividad —¡Mamá hazte a un lado que quiero abrazarla!— insistió el pelirrojo.

Alma se aparto de la pequeña e inmediatamente los brazos de Emil tomaron a aquella pequeña niña.

—Cosette te extrañé muchísimo — se sinceró — Haber modelame tu vestido—

Cosette asintio con la cabeza, comenzó a pavonearse de un lado a otro ante la vista de los presentes.

—Así es como Cosette hipnotiza a las personas— La voz de Alessia sobresaltó a Alma la cual estaba viendo el ir y venir de su sobrina.

—¿Cómo estas Sia?— se acercó a la marfilada y beso su mejilla.

—Bien— tocó esa pancita —¿Ya saben que será?— preguntó evadiendo la pregunta que le generó incomodidad.

—Sí— las canicas negras de Alma se tornaron brillosas —Es un niño— su felicidad salía a borbotones por cada poro del cuerpo de la morena.

—Oww — expreso la ojigris clavando sus pupilas en la pancita —¡Me alegro mucho por ustedes, deben de estar muy felices!—

—Así es tía Alessia, somos muy felices— La voz de Emil llamo la atención de Alessia.

—Pequeño rufián, ¿No sé supone que usted está viendo a Cosette modelar?— preguntó acercandose al pequeño.

—Sí la estoy viendo, es hermosa. Pero bien dice mi mamá, "Un ojo al gato y el otro al garabato"—

Alessia abrió la boca en síntoma de sorpresa.

—Sí, Emil es todo un cínico— afirmó la morena.

Alessia negó con la cabeza —¿A tu tía no la extrañaste?—

—Por supuesto que sí — el niño se abalanzó sobre ella para abrazarla —¿Cómo estás tía?—

—Bien rufián, a ti no te pregunto pues se te ve muy feliz—

—Es lo que Cosette provoca en mi— el niño no tenía tapujos.

—¿Qué hace falta?— preguntó la morena

—Solo Alex, Rich, Mar, Andrew y Constanza — se encogió de hombros —Mientras tomemos una taza de chocolate—

Alma asintio con la cabeza y ambas se adentraron a la cocina.

—¿Porqué tus ojitos están tristes?— Se atrevió a preguntarle a Alessia, la tristeza que vivía la marfilada era inmensa, a tal grado de contagiarla.

—Lo mismo de siempre— evitó la mirada oscura — Cada vez estoy peor... antes creía verlo por todos lados y ahora pienso que está cerca de mí —

—¿Sigues viendolo?— Alma sorbió de su taza saboreando el chocolate importado de Francia.

—No— Alessia trago duro para bajar el nudo que tenía en su garganta —Tengo más de un año que no " lo veo"— hizo las comillas con los dedos —Cosette sigue con su trauma por no tener a su padre cerca, su amigo me pareció familiar pues indagando en el tema ella dice que su amigo tiene un tatuaje en el brazo izquierdo —

—Cof , cof—Alma se atragantó con el chocolate, más tranquila habló —¿No crees que es raro?—

—Sí, lo es.

Marque a Joaquín exigiéndole que Dereck me diera la cara, quizá... quizá no esté muerto —Sus ojitos destellaron con un brillo único, con aquel que se producía al hablar de su grandulón.

—¿Y que te dijo Joaquín?— la plática era buena.

—Lo imaginable ... que el está muerto.

Y es que tiene razón, Alma todos vimos cuando lo enterraron, lo vimos en aquel ataúd con los labios azules y su rostro demacrado. — explicaba alzando cada vez más la voz — La única explicación que le doy es que Cosette haya visto alguna foto de él y así creo la imagen de su amigo— se notaba alterada.

—Quizá sea la opción aunque...—

—¡Andrew!— La voz de Emil resonó fuerte sobre todo el espacio. La efusividad en la voz interrumpió las palabras de Alma.

—Llegaron— Alessia se deslizó por el gran banco con facilidad, por el contrario Alma tuvo que apoyar una de sus manos sobre la barra para evitar lastimarse, 6 kilos de más era un conflicto para ese pequeño cuerpo.

Ambas mujeres salieron a la estancia principal.

Andrew ya se encontraba jugando con Emil y Cosette. El niño ya no estaba tan pequeño, se llevaba pocos meses con Cosette y ya portaba una belleza exagerada. Sus ojos eran de un oscuro asombroso al igual que su cabellera azabache y la piel apiñonada.

—¡Hola!— Alessia se acercó a su mejor amiga Mar, la beso y abrazo con efusividad.—¡No saben cuánto los extrañé!— para este momento ya tenía la mano de Rich entre las suyas.

—Mamita linda— Mar y su forma de hablar —Estas más sabrosa que antes, al parecer a ti sí te hizo favor la maternidad — aseguró la. curvy.

Richard la tomó a su gordita ardiente de la cintura atrayendola hacia su cuerpo.

—Mar, tu eres perfecta... esas caderas de infarto no las tienen este par de flacuchas— vió a Alessia y Alma de manera juguetona, las chicas ofendidas soltaron una risotada — Estás de rechupete—

Mar se tiñó de carmesí, no había comentario que el ex Dark no tomara de forma cachonda.

—Ok, ok, no coman delante de los pobres — añadió Alessia al ver que la pareja juntaba sus labios.

—Hablando de pobreza, ¿Cuándo le aceptarás la invitación al chico del hospital central?, cada que viajas y acudes a ese lugar el chico babea tres litros por segundo— Mar y Alessia se habían distanciado un poco, por ende no estaba al tanto de que la profunda depresión de la marfilada seguía presente.

Alma escrutó a Mar con la mirada, está entendió que sus palabras no eran las adecuadas.

—No creo que eso sea posible, no me interesa nadie y eso lo tiene claro cualquier ser en la faz de la tierra— agregó un tanto molesta, no quería ser grosera pero la irritabilidad que se formuló dentro de su ser era incontrolable.

Sin más Alessia se retiró unos cuantos pasos de los adultos.

—Cosette ed hora de peinarte— necesitaba con urgencia estar un rato a solas.

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