XVI.

Superstición, una palabra llena de anhelo pero que carece de fundamentos coherentes, algo así como la magia o poderes sobrenaturales.

Alessia conducía por las frías calles de Buffalo, aún de veía el cielo iluminado, aunque las nubes nublaran el paisaje. Se podría decir que eran alrededor de las 17 hrs, a esa hora Cosette y Constanza seguramente estarían preparando la cena.

*Ring ring*

Su móvil comenzó a sonar en el enlace que tenía sobre los altavoces del vehículo, sobre el volante precionó el botón verde para así responder la llamada.

📱 —Hola Alma— Su honor había mejorado considerablemente, quizá lo que necesitaba era salir de su hogar para olvidar por un momento su tortura diaria.

—Hola Sia, ¿Cómo estás?— la voz de Alma denotaba impaciencia.

—Bien, ¿Tú?, ¿Todo bien?— La castaña no podía dejar de indagar, Alma no la llamaba a menos que fuera una urgencia, ambas se mantenían en contacto a través de mensajes o video llamadas.

—Estoy bien Alessia — Del otro lado de la linea se escuchó como la morena suspiro, era pesadamente, lleni de frustración.

—¡Vamos Alma, dime qué ocurre!— Alessia tuvo que detener el vehículo, sus nervios estaban tan a tope que las manos daban un temblor indescriptible provocando que la simple acción de manejar fuera difícil.

—Alessia quiero hablar contigo pero no quiero que Cosette este cerca, ¿Se puede?— Alma había acabado la plática con su pequeño fénix, después acudió a aquella espina que se instaló en su ser.

—Puedes hablar con soltura, no me encuentro en casa— recalcó la ojigris viendo el paisaje que le proporcionaba el parabrisas, las calles llenas de nieve amontonada frente a las casas, un par de decoraciones entre pingüinos y osos polares.

—¿Recuerdas aquella vez que me preguntaste por mi tatuaje en el brazo?— Alma lo veía, ya no era de la misma tonalidad negra de siempre pero seguía identificandose en el brazo.

—Sí, aquellos cuatro números. Mil ciento seis— la castaña estaba extrañada por la plática, ¿Qué demonios tenía que ver eso con Cosette?.

—No son solo simples números, no es solo la numeración de algo incongruentes, sino de algo que fue muy importante en mi vida. —A la morena le costaba trabajo pasar saliva, era una etapa de su vida que guardaba muy dentro, algo que la hacía sentir triste. — Es la combinación de una vida pasada, una que quiero olvidar en gran parte—

Las imágenes de su hermana devastada por el cáncer y de su Emilio convulsionando sobre la camilla llegaron a su mente.

—Esto es muy difícil para mí pero tengo que decirte —

—Alma, si te duele tanto recordarlo no es necesario que me lo cuentes.

Quizá cuando te sientas mejor puedes hacerlo— Interrumpió la nivea.

—Alessia, no me interrumpas hasta que te pida hablar— insistió Alma con un poco de molestia — Esa numeración me la brindaron en un lugar llamado " La cuidad pérdida", y cómo lo dice su nombre está pérdida de la sociedad en general, no siquiera el estado la ubica o al menos eso es lo que hace pensar.

Por muchos años ese fue mi hogar, junto al de Milo Maxwell, mi difunto esposo.

El servía como espía y militar, yo como enfermera. Toda esa ciudad se encarga de resguardar a gente con maltratos por seres inhumanos que trafican con personas, armas o droga. Las veces que estuve ahí observé a Dereck por los pasillos— Alma hizo una pausa, hablar de él también le producía un sabor amargo en la boca y, aunque sonara una locura esperaba que su presentimiento fuera cierto.

Alessia se mantenía a la expectativa, escuchando con detenimiento las palabras de su amiga.

—Como siempre él era un buen benefactor para aquella cuidad, desde plata, alimento, medicamentos y conocimientos.

¿Sabías algo de esto?—

Alessia negó con la cabeza, al sentirse estúpida por qué Alma no podía verla trago duro y en un hilo de voz contestó.

—N...no , no sabía nada a cerca de eso— se sinceró.

—En aquel lugar se viven muchas cosas fuertes, así como también se esconden secretos.

¿Tú has hablado con Cosette de Dereck?—

—Poo.. por supuesto, sabe cómo es su padre, además de sus fotos — recalcó un tanto ofendida.

—Perdón si me entrometo de más en asuntos que no me incumben pero es necesario para ella, para mí y para tí — suspiró nuevamente —¿Cosette ha indagado a cerca de Dereck?—

—Pues sí, como cualquier niño, pregunta cómo fue su papá, que tan alegre era y si verdaderamente quería a ambas— las manos apretaban fuertemente el volante, sus nudillos se tornaron blancos.

—Alessia se más específica, ¿La niña te ha preguntado algo más a cómo es?, digo el número que calza o su palabra favorita... ¿cosas más complejas?—

—Pues que recuerde no, solo lo habitual, lo más relativo— aseguro la chica con sudor sobre su frente. —¿A qué viene tus preguntas?—

—Emil me comentó que la niña conoce mucho a cerca de su padre, no solo lo habitual, sino más allá —

Una fuerte acalambrada recorrió el cuerpo de la castaña, comenzó a ver hacia todos lados como si alguien la estuviera observando.

— Creo que al igual que tú me estoy volviendo loca—

La misma frase que ella decía cuando pensaba que su grandulón estaba vivo.

La chica parecía paranoica buscando cosas sin sentido, todo a su alrededor eran casas esparcidas y cubiertas por la nieve.

— Alma— paso ambas manos sobre su frente, se notaba la desesperación e irritabilidad en su persona — Creo que no te estoy entendiendo del todo.

Tu cuento de la cuidad pérdida, Dereck y que Cosette no esté cerca no tiene nada en común... ¿Puedes ser más explícita por favor?—

—Alessia, yo que tuve más vivencias pienso que algo turbio está sucediendo y la cuidad pérdida me está mandando señales junto con Cosette— informó.

—¿Me estás queriendo decir que piensas lo mismo que yo?, ¿Crees que Dereck está vivo?—📱

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