Once Castillos

《Fabían es un adolescente de rostro de ángel bravo, porque lleva el ceño fruncido la mayor parte del tiempo, aunque mantiene la sonrisa, siempre, demostrando, su gentileza, como le aconsejó su madre muchas veces》:

《Hijo mío, sois muy hermoso, pero te veis mejor sonriendo》

El Castillo más próximo es del Rey Visigodo, Vírico Visontino, muy poderoso, enemigo acérrimo de aquel cuyos soldados secuestraron a esas mujeres y varios niños incluyendo a Fabián.

El relato de estos, lo está escuchando Arlon, en el panel cibernético de la cúpula; de lo que le están dando a conocer esto es lo más esperado:

《Dos reyes de esa región del centro de Europa, son parientes de un tercer rey visigodo, de nombre Amancio Dufós, que es origen celta francés.

Entre esos tres reyes, suman sus propiedades conjuntas: once castillos, que dominan la región entre Austria, Alemania Suiza, Francia y España.

Cabalmente, el rey que nos interesa conocer, es aquel que domina gran parte de la península ibérica, precisamente en la región de Madrid.

Se llama Marcio Bel Duranian, tiene 5 del total de los 11 castillos.

Precisamente ese castillo es el más grandioso, e inmenso en dominio territorial.

Perfectamente amurallado, y su puerta y portones, ostentan bisagras de hierro y oro puro, en una aleación mucho mejor al de las campanas de las catedrales del próximo periodo que se denominará: Medievo》

— Es Babilony, quien relata–hace saber Arlon al Director de los Museos Medievales de Madrid, en comunicación cibernética desde el presente.

— Por qué, una mujer, desconocida está en su grupo?– interroga el director don Camilo Ojeda.

— Ella es en realidad, .una alumna mía— responde Arlon. Decidí aceptar su participación; ella se especializó en investigación de archivos.

— ¿No es mucha gente humana en su grupo de inmersores?

— Lo hace solamente para ayudarme.

— Bien Arlon, lo que haga más rápido el encuentro de los vestigios estructurales del castillo enterrado que nos ocupa, será muy importante, usted tiene la última palabra y decisión.

Le comento algo impresionante:

— Dígame.

— Desde el momento de la inmersión han sucedido acá arriba, varias manifestaciones, tanto humanas, como en aspectos que conocemos con el nombre de metafísica.

Por ejemplo, los tensores que sustentan el amurallado, sonaban por debajo de tierra como si les estuviesen jalando y tensando.

— ¿Pero esa tensión no es parte acaso de la misión de los mismos tensores?

— Es así, pero no en la escala de fuerza y tan precisos y escalonados, como han sucedido; como si los manejaran en orden relativa ascendente, por cada media hora, en que, fueron transmitiendo los jalones.

— Vaya, muy extraño, eso.

— Intente por favor, buscar los motivos de estos movimientos.

Arlon está apagando su diálogo en la red cibernética real virtual, allá a fines de la edad media, y apaga la luz de la recámara que ocupa mientras descansa.

Fuera, por el cristal de cuarzo sintético y celular, puede ver una intensa lluvia, y entre el agua que evapora del tremendo calor externo, se abren las nubes y aparece la montaña más elevada de la región y se divisa de a poco entre humareda y vapor, de fuego y agua, las torres de un castillo, elevadísimo en el mismo pico de la silueta montañosa:

Es el monstruoso castillo de un rey que lo identifique aún.

Arlon revisa en la pantalla central, las cúpulas de cada uno de los participantes en la inmersión recién comenzada.

Aparentemente, están ya descansando en cada sitio en que se encuentran.

Es cuando de pronto, al sonido de la lluvia que golpea el cristal de cuarzo, la luz azul que provoca los momentos en que alguien llega de la inmersión, se asienta a su lado, la figura de Babilony.

Los truenos de fuera se escuchan claramente y la humanoide robótica, sonríe a Arlon.

Babilony es perfecta, de cuerpo bien hecho, sus piernas largas y las caderas y cintura diseñan una anatomía armoniosa con el rostro puro de magnífica calidad de piel.

— Qué lindo ambiente, mira, va a pasar ya la tempestad, ese es el paisaje principal de nuestra historia– expresa Babilony.

— Por qué dices "nuestra"...

— Porque insisto en que me dejes participar.

— Ya participaste hoy, inesperadamente y sin mis órdenes.

— ¿Pero no fue oportuno acaso?

— Lo fue, para qué voy a negar.

— Si no, esos tus participantes, estuvieran muertos en lo virtual y en peligro en lo real.

— Está bien, admito que fue una sorpresa lo que pasó.

— Ese grupo cayó exactamente en el lugar y momento exacto que sucedió hacen varias centurias.

— ¿Tienes seguridad?

— Es lo que creo en mi conocimiento cibernético.

— Qué opinas que sea el motivo de ese ataque y esos individuos que raptaron.

— Son familiares y conocidos de la madre y el padre de esos niños que raptaron.

— Esos niños, son varios.

— Es que ellos deberán mantener un número promedio para distinguir al o la que buscan.

— Sé más explícita de una vez.

— En la búsqueda que hice en las bibliotecas archivos más cercanos a lo que buscáis, se habla del hijo de un rey, que debería tener entre 7 a 15 años, y suponen que en ese campo agrícola estarían viviendo.

— Consideras entonces que en uno o una de esas criaturas esté la punta del hilo conductor a la historia de ese rey que sería el dueño del castillo que vemos ahora?

— No se si ese castillo que vemos sea de aque rey... pero encajan bien las circunstancias.

— Por qué supones que sean...

— ¿Hay un adolescente allí no es cierto? Ese es Fabían, recibió a Marcel Komadina, Caussin y a Fausto, cuando asentaron, les brindaron comida en su cabaña.

— Fabián...

— Sí... Varios textos citan a un Fabián.

También a una niña, aunque no se si es su hermana; no se su nombre, pero estaría allí, en una de casas próximas; no la vimos.

Por lo creo, las cámaras no captaron a los demás raptados.

— Dónde consideras que estén los raptados.

— Veo que no tienes los puntos de tu investigación previa, la exactitud supuesta para poder dirigir a tus acompañantes...

— Por qué, aseguras eso...

— Vi que todos a excepción del primero, el que bajó en el bosque, se encontraron en serias dificultades.

— Es cierto...

— Bien, no te diré más de lo que se y supongo según mis encuentros.

— ¿Me estás extorsionando de nuevo?

— Eres muy arisco conmigo...

— No...

— Sois muy humano, muy terrestre todavía, Arlon.

Dudas, desconfías mucho... De mí no debéis tener ningún temor.

— ¿Ja, ja, ja, temor de ti?

Babilony le mira fijamente, no dice nada más, se estira en la cama. Gira y al hacerlo. Su cuerpo queda casi desnudo. El trajecde vuelo, hacdwaparecido y se envuelve con la sedosa sábana.

Arlon apoya el rostro en sus manos, Babilony lo mira, y le sonríe seductora y arquea un poco su cuerpo.

Arlon la agarra del brazo y la trae hasta él... La música suave se inicia sola, controlada por la orden mental de Babilony.

Lo besa y le desnuda.

Arlon es un hombre completo y perfecto, ella lo besa palmo a palmo y él disfruta del momento entregándose finalmente a los deseos de ella.

Al llegar al clímax, los cuerpos navegan por el interior de la cúpula, en la cual ya no hay ningún equipamiento.

Babilony llega al orgasmo de forma que andaba desde que fue creada.

Cabalga encima de su dueño. Lo hace vibrar como nunca; ambos concluyen al mismo tiempo.

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