Alena: Suéltame, te digo que me sueltes.
Bruno: No lo haré hasta que te disculpes conmigo.
Alena: ¿Disculparme de qué?
Bruno: De lo grosera y mal educada que fuiste conmigo el otro día.
Alena: Estás loco, no tengo por qué disculparme, al contrario, tú deberías disculparte conmigo.
Bruno: ¿Yo?, no me hagas reír, tú fuiste la mal educada que no me permitió esperar a tu abuelo en la oficina.
Alena: Todo esto por no dejarte entrar a mi oficina, se ve que eres muy descarado!
Bruno: ¿Descarado yo?, mira niñita, soy mayor que tu, tu apenas tendrás unos quince o dieciséis años.
Alena: Voy a cumplir 19 el próximo mes.
Bruno: Quien lo diría, no eres tan pequeña.
Alena: Eres un completo imbécil, permiso, me retiro de aqui.
Al ver que Alena se disponía a regresar al salón, él inmediatamente la agarro por la cintura y la pego a su cuerpo.
Alena: Suéltame o voy a empezar a gritar.
Bruno: Créeme que no lo vas a hacer.
Alena: No me crees capaz.
Bruno: Te creo muy capaz, otra cosa es que te lo voy a impedir.
Alena: Si claro, según tu cómo lo aras.
Bruno: En verdad quieres que lo haga.
Alena: No te atrevas,¡ Auxilio!
Inmediatamente, Bruno sostuvo la cara de Alena y le dio un fuerte beso, ella abrió los ojos tan grandes, pues estaba muy sorprendida, pero en vez de empujarlo, se quedó completamente quieta, al contrario, sintió que ese beso era algo especial, también por el hecho de ser su primer beso.
Al ver qué ella no reaccionaba, él fue haciendo que el beso sea más intenso, lo cual le encantaba, pues se notaba que era su primer beso, y esto lo encendía, hacía que la deseara más y más, el beso se volvía cada vez más apasionado, tanto así que Bruno se sentía completamente el dueño de esos labios, su deseo aumentaba, sus manos comenzaban a recorrer lentamente el cuerpo de esa bella mujer.
Pero justo cuando una de sus manos comenzó a acariciar el pecho y roso esa piel tan suave y tersa, hizo estremecer de miedo a Alena, quien sin pensarlo dos veces lo empujo, tenía la respiración agitada, y sus ojos comenzaban a cristalizar, estaba a punto de llorar.
Bruno: Perdóname, no fue mi intención.
Ella le dio una gran cachetada.
Alena: Eres un completo imbécil, como te atreves.
Bruno: Disculpa, no quise ofenderte, es que me deje llevar.
Alena: Te dejaste llevar, esa es tu excusa.
Bruno: La verdad, Alena, no te la voy a negar, tenía muchos deseos de besarte.
Alena: Eres un pervertido.
Bruno: He, yo no soy un pervertido, solo deseaba darte un beso, me atraes.
Alena: Y eso te da derecho a sobrepasarte conmigo.
Bruno: Te pido disculpas por mis acciones, eres nieta del mejor amigo de mi padre, no quise ofender.
Alena: O sea, solo te disculpas por qué soy la nieta del señor Massimo Caruso, pero si fuera una muchacha común y corriente, una mesera por ejemplo, no te disculpas por nada del mundo, al contrario, te hubieras aprovechado más.
Bruno: Mira no te confundas, el que seas nieta de un empresario importante en el mundo de la moda, no te hace superior a alguien, todas las mujeres merecen respeto, así sea una humilde mesera.
Alena: Pues, no te creo.
Bruno: Te digo la verdad, desde la primera vez que te vi, me gustaste mucho, no soy un hombre que ofenda a las mujeres, simplemente, tú me gustas, y mucho.
Alena: Es mejor dejar esto hasta aquí.
Bruno: Eres aún una niña, no entiendes.
Alena: ¿Perdón?, yo no soy una niña, si no te has dado cuenta soy toda una mujer.
Bruno: Sí, es verdad, eres toda hermosa mujer, pero aún actúas como niña.
Alena: No soy una niña, tú no me conoces.
Bruno: Es verdad, no te conozco por completo, pero lo poco que te acabo de conocer, sé que aún eres una niña.
Alena: A qué te refieres.
Bruno: Que conmigo fue tu primer beso.
La cara de Alena se puso roja, como un tomate.
Alena: Eso, eso no es, cierto.
Bruno: Sabes que si, y lo puedo comprobar.
La miro fijamente a los ojos, poco a poco se fue acercando nuevamente, Alena comenzó a temblar, pero algo en ella deseaba que ese beso se repitiera, pues, aunque le costaba admitir, le había encantado. Está vez Bruno con mucho cuidado rodeo la cintura de Alena con sus brazos, pegándole a su cuerpo.
Bruno: Quiero besarte, no me rechaces.
Alena simplemente cerro los ojos, cuando comenzó a sentir los labios de aquel hombre sobre los suyos, sin darse cuenta sus brazos se colocaron sobre los hombros de Bruno, lo cual le brindo confianza a él para seguir, comenzó como un beso suave y tierno, pero poco a poco subía de intensidad.
Ella sentía una sensación de calor por todo su cuerpo, algo tan fuerte y desconocido, pero a la vez que le provocaba deseo, lujuria, un sentimiento que le gustaba y mucho, mientras tanto Bruno se adueñaba de la boca de Alena, su excitación crecía más, tanto que no podía controlar sus movimientos, su mano comenzó alzar el vestido, hasta poder llegar a su muslo desnudo, y acariciarlo.
Lentamente, dejo de besarla en la boca, y comenzó a besar el cuello, bajando lentamente al pecho de Alena, mientras su mano seguía acariciando el muslo, Alena dio un pequeño gemido, lo cual encantó a Bruno, dando por un segundo la ilusión de poder poseerla, pero de pronto todo cambio.
Ella quería dejarse llevar por esa sensación tan exquisita, pero de pronto escucho unos pasos a lo lejos, haciendo que reaccionara ante lo que estaba pasando, alejo a Bruno y comenzó a acomodar su vestido y arreglar un poco su rostro.
Bruno: ¿Qué sucede?
Alena: Alguien se acerca, además, esto no debía pasar.
Bruno: Perdón, tienes razón, este no es un lugar seguro para estar juntos, será mejor ir a otro lugar más cómodo.
Alena: Cuando dije que esto no debía pasar, no me refería solo al lugar, sino a todo.
Bruno: Princesa, no me puedes engañar, sé que tú también quieres.
Alena: No seas atrevido, además tú y yo no somos nada.
Bruno: Te equivocas, tu y yo somos muchas cosas, de ahora en adelante no dejaré que te vayas de mi lado.
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Updated 69 Episodes
Comments
Amelie SALGUERO
el amor el amor
2024-08-19
1
soledad armijo
así nace el amorcito 😍
2024-08-12
3