Capitulo 14

Bruno: Creo que te estás pasando de raya, es mejor que seas más atenta y educada al momento de atender a un invitado.

Alena: Claro que soy educada, con personas que si se lo merecen, en cambio, con tipos como tú, que creen que por usar un traje elegante, tener una cara bonita, presumir un cuerpo, que no tiene nada de bueno, no lo soy.

Bruno: En verdad que eres increíble, pero estoy segura de que solo lo dices de dientes para afuera, de seguro te sientes muy atraída por mí, pero lamento decirte, niñita, no eres para nada mi tipo.

Alena: ¿Yo, siento atracción por una cosa rara como tú?, ja, odio a los hombres, así que tranquilo, no me importa ser de tu tipo de mujer, al contrario, me siento tan feliz por eso, eso me asegura que jamás vas a querer aprovecharte de mí, con tu permiso me retiro a mi oficina, idiota.

Bruno: ¿Qué odias a los hombres?, espera mucha chita.

En esos momentos iba llegando el señor Massimo, por lo cual no pudo seguir a Alena, pero quedó bastante interesado por esa bella mujer, algo en ella lo perturbaba, incluso su rechazo hizo que el corazón de Bruno sintiera por primera vez un pequeño cosquilleo.

Bruno: Buenos días, señor Caruso, me presento, soy Bruno presidente de textiles Albarán.

Massimo: Ha que cosa, tu eres figlio del mio grande amico.

Bruno: Así es, y soy el nuevo presidente, y siendo usted un cliente tan especial de mi padre, vine personalmente a visitarlo.

Massimo: Grazie mille, es un placer tenerlo en mi casa de modas, sea usted bienvenido.

Bruno: Pues no parecía eso hace unos minutos atrás.

Massimo: ¿Por qué lo dice?

Bruno: Por una señorita que me atendió, fue un poco altanera y no permitió esperarlo en su oficina.

Massimo: Ya veo que conoció a mia nipote, ella ocupa mi oficina para trabajar y le disgusta que entren sin su permiso.

Bruno: Perdón, no sabía que era su nieta, le ofresco mis sinceras disculpas.

Massimo: no se preocupe giovene, usted no la conocía, además no sabía las cosas que no le gustan a mi ragazza.

Bruno: Pues ahora ya la conozco, y se lo que no le gusta - entre susurros - en especial los hombres.

Massimo: ¿Disculpe?

Bruno: Nada, no se preocupe, adicional quería saber el por qué ya no ha estado realizando mas pedidos de tela.

Massimo: Tuve un pequeño inconveniente personal, pero nuevamente estamos en funcionamiento, sería un gran favor si me ayuda con algunas telas que necesito.

Bruno: Para mi sería un honor poder ayudarlo.

Massimo: perfetto, vamos al salón de las telas.

Fueron al salón de telas, comenzaron a revisar cuáles eran las que faltaban para poder solicitarlas, en momento de curiosidad Bruno miro a un ventanal enorme, justamente era la oficina dónde se encontraba Alena.

La observo fijamente, ella se encontraba dibujando con una gran concentración, esto le llamaba más la atención, y en pequeño momento Alena alzó la mirada, sus ojos se encontraron, haciendo que el corazón de Bruno vuelva a sentir ese cosquilleo, pero ella puso enseguida sus ojos en blanco, en señal de disgusto, este hizo que Bruno por primera vez sienta una gran inestabilidad, esa mujer le provocaba sentimientos que jamás había experimentado.

Como era posible que esa joven, no cayera a sus pies, toda mujer que lo ve, cae rendida a sus encantos, pero ella era diferente, ella desde el principio demostró que era diferente a las demás, que ni el cuerpo, ni la belleza, ni el dinero le atraía a ella, Bruno por un momento llegó a pensar que era lesbiana.

Massimo: Hey muchacho, me estás poniendo atención a lo que te digo.

Bruno: Si, por su puesto, apenas llegué a la oficina, ordenare que le envié las telas que usted necesita.

Massimo: Grazie.

Bruno: Bueno, también quería entregar está invitación, dentro de tres semanas será el aniversario de la empresa, y usted es nuestro invitado de honor, por favor no falte, incluso su nieta lo puede acompañar.

Massimo: Estaremos ahí, grazie por la invitación.

Bruno se despidió del señor Massimo y de su asistente quien lo acompañaba, quería despedirse de aquella mujer, pero lo fue imposible, ya que ella no salió de su oficina, dejándolo con trago amargo en la boca.

Al llegar a la oficina ordenó que prepararan el pedido de la casa de moda Caruso, y lo enviaran lo antes posible, luego abrió su laptop, se disponía a trabajar en unos informes, pero su mente no funcionaba, solo pensaba en aquella joven que lo había rechazado tan cruelmente.

Así no podía trabajar, se retiró su corbata, se desabrochó los primeros botones de la camisa y se recostó en el sillón de su oficina, cerro por un momento los ojos para poder descansar y olvidar lo sucedido en la mañana, pero su mente le jugó una mala pasada.

Comenzó a soñar, la tenía acorralada contra la pared, sujetaba sus manos por encima de su cabeza, y lentamente la comenzaba a besar, ella se resistía, pero él insistió más y más, hasta el punto que ella no pudo más y correspondía el beso, luego las caricias iban en aumento, sus manos comenzaban a recorrer todo su cuerpo, le fue quitando el vestido y la lanzo a la cama, y justo cuando iba a pasar lo más delicioso e importante, fue despertado por su secretaria quien había entrado a su oficina para que le firmara algunos papeles.

Después de firmar todos los documentos, tomo su chaqueta y salió de la oficina, necesitaba ir al gimnasio a desfogar toda esa adrenalina que le había dejado ese sueño, un sueño que le puso de muy mal humor, pero que conscientemente quería, deseaba con todo su ser, que se haga realidad.

Mientras manejaba rumbo al gimnasio, no podía parar de pensar como sería besar eso carnosos labios, incluso sentía que el sería el primer hombre en la vida de ella, y que la aria ver las estrellas. Pero de pronto quizo alejar todos esos tipos de pensamientos, el había prometido nunca más enamorarse, el no iba amar a ninguna otra mujer.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***