Capitulo 10

Prometida: Esto es un error, por qué quieren perjudicar a mi novio, él es la víctima de esta trepadora.

Juez: Señorita manténgase en silencio.

Lucrecia: No señor juez, exijo una explicación, la exijo, tengo todo el derecho a saber el por qué ahora acusan a mi querido yerno.

Juez: Pues bien señora, lo va a saber, los señores están siendo acusados por el estado, por intento de violación contra la señorita Alena, además de difusión de videos pornográficos y pedofilia.

Prometida: ¿Qué?, eso es mentira, eso es una gran mentira.

Lucrecia: Señor juez, puede mostrar la evidencia, por favor.

Juez: Ya que los involucrados están siendo detenidos en este momento, permitiré que se pueda exhibir la evidencia.

Todos regresaron a ver la pantalla, inmediatamente salió el vídeo donde el prometido intento abusar de Alena, todas las cosas que dijo sobre su hija, Doña Lucrecia estaba blanca de la sorpresa, luego salió un vídeo en el que su hija estaba manteniendo relaciones con su prometido, pero en un momento del vídeo, mientras ella estaba boca abajo, cambiaron de papeles y era el primo que tomaba el lugar de su novio.

La hija quedó tonta luego de ver esas imágenes, ella jamás se había dado cuenta del cambio de esos dos, eso la lleno de rabia, pero a la vez no quería admitir que eso era real, luego salió videos de su prometido teniendo relaciones con jóvenes de 15 y 16 años, también que esos vídeos eran vendidos a otros chicos, hasta los vídeos que había grabado teniendo relaciones con ella.

Prometida: Eso son puras mentiras, esos vídeos son de montaje, quieren dañar el honor de mi novio, no les voy a permitir.

Lucrecia: Hija entra en razón, tu novio es un canalla, un delincuente.

Prometida: No mamá, él es un santo, él no hizo nada de eso, el jamás intento violar a esa mosquita muerta, era ella que se le insinuó, ella lo busco, fue ella.

Lucrecia al ver las estupideces que decía su hija, ver qué no entendía que ese hombre era malo, que incluso grabó videos de ella teniendo relaciones y los vendía, no tuvo más opción que darle una buena bofetada.

Lucrecia: Entiende hija, él té huso, él solo te uso para hacer sus videos y venderlos, nunca te amo, entiende de una vez.

Prometida: No, eso no es verdad él me ama, él me ama.

Corrió hacia su novio, lo abrazo, y le comenzó a dar besos por todos lados, pero este comenzó a rechazarla, a querer empujarla, pero no podía, ya que estaba esposado.

Prometido: Deja de besarme, no me topes.

Prometida: Mi amor, yo te amo, voy a estar contigo en las buenas y las malas, iré a la cárcel a verte todos los días.

Prometido: Estás loca, no te quiero ver, fue difícil soportar tu presencia estando libre, en la cárcel va a ser un infierno verte.

Prometida: No digas eso, amor, somos el uno para el otro, tu me amas, yo lo sé.

Prometido: Que yo te amo, estás loca, nunca te ame, solo eras mi boleto dorado.

Prometida: No, no digas eso, lo nuestro es amor de verdad, tú y yo nos amamos.

Prometido: Yo jamás te ame, solo te utilice, tus padres son de dinero, casándome contigo no tenía que trabajar nunca por qué tú me ibas a mantener.

Prometida: Eso es mentira, sé que amas, sé por qué cuando hacíamos el amor tú me hacías sentir feliz.

Prometido: Ni me lo recuerdes que me da asco, tener sexo contigo fue lo peor, eres insípida, no sabes moverte en la cama, y no me excitas para nada, por eso mi primo tomaba mi lugar.

Prometida: es mentira, es mentira.

Lucrecia cansada de ver tanta humillación por parte de su hija, la jaloneo y al ver su necedad de estar a lado de sus ese poco hombre, no le importo ni la policía ni nada, y saco a rastras a su hija, incluso le dio unas cuantas bofetadas, pero aun así ella insistía en estar a lado de su dizque novio.

Alena y el señor Massimo simplemente quedaron anonadados con tal espectáculo, era una escena digna de una película de obsesión y traición, el abogado les interrumpió la vista, informando que ya no había ninguna demanda contra Alena, así que ya se podían retirar a su casa.

Subieron al auto y comenzaron a reír, no podían creer lo que había pasado, quisieron meter preso a una pobre muchacha, pero ellos salieron presos, en esos momentos Alena sintió que al fin su suerte había cambiado por completo.

Al llegar a casa, se sintió un ambiente de paz y alegría, fueron a cenar y después de una charla amena sobre lo sucedido ese día, se fueron a sus habitaciones a descansar. Alena aún no podía creer lo hermosa que era su habitación, incluso al ver su armario se admiró muchísimo al ver tanta ropa fina y elegante.

La mañana siguiente se levantó muy temprano para poder preparar el desayuno, pero grande fue su sorpresa al encontrarse a cocinera, lo cual le puso un poco nerviosa.

Genoveva: Señorita muy buenos días.

Alena: Buenos días, disculpe vengo a preparar el desayuno.

Genoveva: No se preocupe, yo lo hago por usted, dígame qué desea desayunar.

Alena: Este, no solo dígame lo que tengo que hacer y yo lo hago.

Genoveva: No señorita, ese es mi trabajo, mejor dígame lo que desea para desayunar y yo se lo preparo.

Alena: No como cree, yo preparo el desayuno, es mi obligación.

Genoveva: haber señorita, creo que aún no sabe como están las cosas, usted solo siéntese y yo le sirvo el desayuno, así que tranquila, está bien.

Alena se sentía bastante extraña, jamás alguien le había servido un plato de comida, incluso ni su madre, ya que su padre decía que si le servía algo ella se volvería holgazana. La cocinera le coloco su desayuno en la mesa y le deseo buen provecho, Alena estaba feliz, en eso llegó don Massimo.

Massimo: buongiorno signorina.

Alena: Buenos días, señor.

Massimo: No me trates de señore, per favore, dime nonno, te parece.

Alena: Me encanta.

Massimo: Termina de desayunar y vete a cambiar, hoy conocerás la casa de moda dónde vas a trabajar.

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