Capitulo 15

Llegada la noche, Bruno se disponía a dormir, pero en el fondo tenía mucha ilusión que llegara la fiesta de aniversario, así podría volver a ver esa chica que le estaba volviendo loco, jamás se había sentido así, quería negar que podía sentir algo, pero en el fondo sabía que ella lo atraía, y mucho.

Mientras tanto, Alena se preparaba arduamente para poder ingresar a la universidad, quería ser toda una profesional, y hacer crecer la casa de moda, así pagaría todo lo bueno que el señor Massimo hacía por ella, aparte los fines de semana, tenía clases de etiqueta, como decía su ahora abuelo, tenían que pulir al diamante en bruto y volverlo una joya única en el mundo.

Massimo: la mia bellissima nipote.

Alena: Excelente querido nonno, me ha ido estupendo en mis clases.

Massimo: Eso es Molto bene.

Alena: Dentro de dos meses podré ingresar a la universidad,

Massimo: eso es perfecto, por cierto, quería informar que tenemos una invitación a una fiesta.

Alena: ¿De quién es la fiesta?

Massimo: De mi grande amico, su figlio fue a la casa de moda a entregarme la invitación.

Alena: Ese arrogante.

Massimo: ¿Lo conociste?

Alena: Por mala suerte.

Massimo: ¿Paso algo?

Alena: Es mejor dejar ahí ese tema.

Massimo: bene.

Solo recordar a ese tipo tan arrogante, le daba tanta rabia, le hacía revivir esos malos momentos que ella había tenido que vivir, pero ahora era todo diferente, antes ella era una muchacha sumisa, con muchos temores, y sin nadie que cuidara de ella, ahora todo era distinto, ella tenía una gran persona que cuidaba de ella.

Los días transcurrían, Alena estaba muy dedicada a sus estudios, también era excelente sacado más diseños, aunque le faltaba pequeños detalles que mejorar, pero Fausto siempre estaba ahí dándole ánimos.

Una mañana recibió un citatorio, debía acercarse a la fiscalía para rendir su versión sobre el intento de violación que fue víctima, esto le lleno de muchos miedos, no quería volver a ver a esos infelices, el señor Massimo llamo al abogado de la casa de modas, este le asesoro completamente a Alena.

Acudieron a la fiscalía, al juicio que estaba a punto de empezar, estaba muy nerviosa, el miedo se apoderaba de ella en cada paso, pero el señor Massimo le brindo su brazo, para qué se apoyará en él, esto le dio seguridad, y pudo alzar la cabeza, en el trayecto se encontró con quién menos se lo esperaba.

Lucrecia: Hola muchacha.

Alena: Señora Lucrecia, no pensé en encontrarla aquí.

Lucrecia: Pues que te puedo decir, todo es por culpa de la necia de mi hija.

Alena: No comprendo.

Lucrecia: Mi hija se ha obsesionado con ese infeliz mal nacido.

Alena: Pues, eran novios, estaban enamorados y se iban a casar.

Lucrecia: La única tonta enamorada era ella, se embruteció tanto por este hombre que no le importaba que se acostara con una y con otra, y difundiera los vídeos teniendo relaciones.

Alena: Lo siento mucho.

Lucrecia: Por eso necesito tu ayuda, tienes que declarar todo lo que pasó esa noche, para que ese mal nacido vaya a la cárcel.

Alena: Pero, su hija no lo va a dejar, así este en la cárcel.

Lucrecia: No te preocupes, de eso me encargo yo, solo tienes que decir todo lo que pasó esa noche, más los vídeos que encontraron en ese celular, el del primo, se van a refundir en la cárcel.

Alena: No se preocupe señora, estoy aquí para cumplir con mi deber, ellos intentaron abusar de mí, me maltrataron, me humillaron, tienen que recibir su castigo.

Lucrecia: Así se dice, gracias muchacha, y te debo una disculpa por como te trato mi hija, ella no está en sus cabales, ese hombre la volvió loca.

Alena: No se preocupe señora Lucrecia, le entiendo, además ella se cego por el amor que tenía por ese sinvergüenza.

Lucrecia: Muchas gracias Alena.

Empezó el juicio, entre alegatos de los abogados defensores, descargos de pruebas por parte de fiscalía, la intervención de un experto en pedofilia, llegó el turno de los testigos, la primera en subir al estrado fue la prometida de ese delincuente.

Como era de esperarse, ella lo defendió a capa y espada, cuando la fiscalía le pregunto sobre los vídeos íntimos que se la veía, los mismos que fueron reenviados a varias personas a cambio de dinero, ella nerviosa, dijo que ella había autorizado la difusión de dichos videos.

Pero cuando la fiscalía realizó las preguntas correspondientes, de cuántos eran los vídeos que ella aparecía, o en qué lugares no más fueron firmados, y a cuántas personas fueron enviados, no pudo contestar correctamente, lo que dejaba en evidencia que ella estaba falseando su declaración para favorecer a los detenidos.

Luego subió otra testigo, era menor de edad, solo había un cortó video donde ella aparecía, pero ella fue fuerte en sus declaraciones, ellos dos habían abusado de ella, a pesar de eso, los abogados defensores trataban de invalidar su declaración.

Cuando llegó el turno de Alena para subir al estrado, los abogados defensores trataron de hacerla quedar como trabajadora sexual, lo que irritó demasiado a Alena, lo que la sobresaltó tanto, que declaró que ella era aún virgen, dejando a todos en un gran silencio por varios segundos.

Era el momento de fiscalía de hacer el descargo de la prueba más importante, el vídeo que grabó el primo del prometido, aquel vídeo donde él trato de abusar sexualmente de Alena. Esto fue la cereza del pastel, el juez se retiró a deliberar.

No llevo mucho tiempo, cuando el juez salió a dar su veredicto, a los acusados se les encontraron culpables de elaboración y distribución de pornografía, pornografía infantil, intento de abuso sexual, y como tal recibieron una condena de 15 años de cárcel.

Como era de esperarse muchos salieron felices de esa sala, los delincuentes fueron llevados por la policía hacia la cárcel, la hija de la señora Lucrecia, hacia un espectáculo de lo más vergonzoso, pues se aferraba a su supuesto novio, gritaba y pataleaba para que no le alejaran de él.

Alena al ver todo ese espectáculo prefirió salir lo más pronto de ese lugar, al fin ese infierno había llegado a su fin, no volvería a ver a la señora Lucrecia y su hija, y tampoco volvería a ver a esos dos mal nacidos que le quisieron hacer tanto daño, bueno eso creyó ella.

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