Capitulo 6

Era media noche, todos estaban completamente borrachos, Alena, para evitar cualquier contratiempo, se escabulló para ir a su habitación a esconderse, así evitaría cualquier problema, o eso es lo que ella creía.

Al llegar a la habitación e intentar cerrar la puerta, una fuerza no le permitió. Era el prometido de la señorita, y atrás de él estaba su primo, en sus caras se reflejaban unas sonrisas maliciosas. El primo incluso saco su teléfono y comenzó a grabar.

Prometido: Hola chiquita.

Alena: Señores ustedes no deben estar aquí.

Primo: Huy primo, como que no quiere nada la muchacha contigo.

Prometido: Tu solo graba, está preciosura ya sabe lo que le espera, te encontró ver cómo disfrutaba mi novia, ¿verdad?, y tú también quieres eso, gritar de placer, tranquila chiquilla, ya vas a tener este macho dentro de ti haciéndote gemir.

Alena: usted está loco, respete a su novia.

Prometido: Esa es solo mi boleto dorado, es insípida, fácil de complacer, pero no me satisface por completo, en cambio tu, tu si me vas a llenar, ya siento tu coño apretando mi miembro, si estos momentos debes estar tan húmeda, huy que rico mami, hasta puedo oler tu excitación.

Alena: Usted es un degenerado, alejate de mi o no respondo.

Primo: Jajaja, dice que no eres su tipo, que lo tienes chiquito, jajaja.

Prometido: Es que ella aún no sabe lo grande que es, lo rico que le va sentir dentro de su cosita, dentro de su boca.

Alena: ¡Basta!, váyanse de aquí, fuera de aquí, pervertido, respete a su novia.

Prometido: Esa, no me complace en la cama, necesito carne nueva, fresca, así como tú.

Alena: Usted es un infeliz desgraciado mal nacido.

Prometido: Si, si, pero este animal te hará gozar en la cama, gemir de placer.

La acorraló contra la pared y la comenzó a manosear, luego intento meter una de sus manos dentro del pantalón de Alena, en eso ella aprovechó para agarrar un florero de cristal que estaba cerca, y darle con todas sus fuerzas en la cabeza, este lanzo un grito de dolor, y se llevó sus manos a la cabeza, comenzaba a sangrar, su primo se alteró y soltó el teléfono de la impresión, Alena sin pensarlo dos veces salió de las ataduras de aquel demente, cogió el celular y se disponía ir a la casa a mostrar el vídeo.

Para su suerte, o mejor dicho mala suerte, la novia de ese truhan estaba ahí parada, con los ojos bien abiertos, la cara roja, roja como un tomate, de las iras, Alena quiso decirle algo, explicar lo que había pasado, lo que intentaron hacer con ella.

Prometida: Cállate, tu imbécil ayuda a tu primo a levantarse y llevemos a mi cuarto para curarlo.

Primo: Si, sí, si.

Alena: Señorita, lo que pasó.

Prometida: Que te calles, no quiero escucharte en estos momentos, atenderé primero a mi novio, luego vendré por ti mujerzuela.

Alena: Señorita las cosas tienen una explicación, déjeme contarle lo que pasó.

Prometida: Que no entiendes que te calles mal nacida, pueblerina, voy a dejar a mi novio, mío solo mío, y vendré a resolver este asunto contigo mujerzuela barata.

Cogió a su novio y con la ayuda del primo lo llevaron a la habitación, Alena estaba completamente nerviosa y asustada, diga lo que diga, nadie le va a creer, al contrario, la señorita le había insultado, incluso amenazado, miro hacia todos los lados sin saber que hacer, su cuerpo comenzó a temblar, que le iba a hacer esa mujer envenenada por los celos, ciega por el amor a su novio.

Entonces sin pensarlo dos veces. Cogió lo poco que tenía lo metió en una pequeña maleta, vio el celular del primo de ese pervertido, lo tomo y lo guardo también, salió de la habitación con mucha cautela para que nadie la viera, salió a toda prisa, al llegar a la calle comenzó a correr, correr como nunca.

Ya varias cuadras lejos de esa casa, se arrimó a un árbol a tomar un respiro, su corazón latía a mil por hora, sentía tanto miedo, y se preguntaba una y mil veces, que había hecho mal para tener una vida tan miserable, toda su vida ha sido de sufrimientos y miedos, por qué Dios la odiaba tanto.

De pronto escucho una patrulla acercarse a ella, se puso pálida del miedo, la familia habría llamado a la policía para meterle a la cárcel, las lágrimas comenzaron a caer sin control, su vida, su corta vida terminaría así, en una celda, muriendo como un vil y miserable ser humano.

Entre más se acercaba la patrulla a ella, su corazón latía con más fuerza, las lágrimas no paraban, se puso de pie, resignada a su trágico destino, cuando de pronto la patrulla paso de largo por su lado, no la buscaban a ella, se dejó caer al piso, su alma regreso a su cuerpo.

Después de tremendo susto decidió irse a un hotel, por suerte encontró uno cerca, ingreso y una dulce señora la atendió, la llevo a su habitación, al fin Alena sintió un poco de alivio. luego de unos minutos golpearon la puerta de su habitación, Alena se volvió a asustar, abrió lentamente, con mucho miedo, pero para su sorpresa era esa amable anciana que le atatendióle trago un té con unas galletitas.

Alena se tomó él té y comió con las galletas, luego decidió darse una ducha y calmar sus nervios, al salir de la ducha se metió a la cama, trataba dormir, pero no lo conseguía, daba vueltas y vueltas, no podía conciliar el sueño, pronto llegó la mañana, pero Alena apenas había quedado dormida.

Al abrir sus ojos, era de noche, Alena se levantó de un salto de la cama, miro a su alrededor todo estaba tal como dejo, decidió salir a la recepción, allí se encontró a una joven. Ella le dijo que había dormido todo el día, y que su abuela había ordenado que no le molestaran y la dejarán dormir.

Luego ella pregunto si tenían algo para poder comer, la chica con mucha pena le dijo que no, pero que cerca de ahí había un restaurante, económico y que tenía muy buena comida, Salió del hotel para poder comer algo, ya que su estómago gruño de hambre.

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