Capitulo 11

Bruno Albarán, el hombre más deseado del mundo de la moda, y más, un caballero lleno de muchos atributos, dueño de un cuerpo perfecto, ya que todos los músculos en su cuerpo estaban muy bien definidos, unos ojos grises con una mirada muy penetrantes, su cabello castaño, su sonrisa que a todas enamorar, bueno, eso creía él.

Proveniente de una familia muy adinerada, pues tienen la mayor fábrica de telas del país, incluso importaban a muchos países, ya que sus telas eran de muy alta calidad, lo cual ha logrado que la familia Albarán, sea conocida a nivel mundial, y textil Albarán los mejores del mundo.

Desde sus 15 años comenzó a trabajar en la empresa de la familia, desde obrero y así ascendiendo poco a poco, lo cual para él no era humillante, al contrario, fueron experiencias muy enriquecedoras, ya que así pudo conocer hasta el más mínimo detalle de la empresa.

Al cumplir la mayoría de edad, viajo al extranjero a seguir sus estudios en Administración empresarial, pues al ser el hijo barón, él tomaría las riendas de la empresa, así que se esforzaba más y más para ser el mejor, al punto de graduarse con honores de la universidad de Harvard.

A sus 25 años, después de cosechar muchos títulos académicos, y por fin sentirse preparado académicamente, regreso a su país, a ocupar el lugar de presidente de la empresa de su familia, fue recibido por sus padres y hermana, quienes le esperaban con una cena de bienvenida, allí se encontraba las personas más importantes del país, y del mundo de la moda.

También se encontraba una que otra modelo, entre ellas estaba Clarisa, la modelo más cotizada de la industria, ella no dejaba de admirar aquel hombre, ya que su camisa blanca estaba abotonado hasta la mitad, lo cual permitía ver algo, lo cual la volvía loca de deseo por él.

En cambio, a él, no le llamaba la atención en lo más mínimo. Al contrario, la veía como una mujer superficial y vacía, pero para su mejor amigo, Ernesto Ballestero, era una mujer sumamente hermosa, pero se dio cuenta de que estaba interesada en su amigo, así que dio un paso al costado en sus intenciones.

Ernesto: Me he dado cuenta de que Clarisa no te ha quitado la vista de encima en ningún momento, se nota a leguas que está interesada por ti.

Bruno: Si me di cuenta, pero es una más del montón.

Ernesto: No digas eso amigo, ella es especial, la mujer más cotizada y más difícil de conquistar del mundo de la pasarela.

Bruno: Todas las mujeres son iguales, mi querido amigo.

Ernesto: Pues en esta ocasión, te equivocas, mi querido Bruno.

Bruno: A ver, que tiene de especial ella, que le hace diferente a las demás, si todas las mujeres son fáciles de conquistar y llevarlas a la cama.

Ernesto: Ella no, pues se dice que aún es virgen.

Bruno: ja ja ja, no me hagas reír, eso es un mito.

Ernesto: Como te puedes burlar de una dama, que descaro el tuyo, sobre todo de una doncella.

Bruno: Cuánto quieres apostar que no es una doncella.

Ernesto: Qué te parece tu Mercedes Benz.

Bruno: De acuerdo.

Ernesto: Tan seguro estás, no vale retroceder, si pierdes el Mercedes es mío.

Bruno: Si ella es virgen, mi auto es todo tuyo.

Ernesto: Perfecto, pero como sabremos si es o no virgen.

Bruno: Simple, si es virgen, yo seré el primer en hombre en su vida, y si no lo soy, tú me deberás unas buenas vacaciones en la casa de playa de tu familia, con todo los gastos pagados.

Ernesto: Perfecto, que comience el juego.

Para Bruno no era nada difícil conquistar a una mujer, mucho menos llevarle a la cama, al contrario, ellas solas se metían en la cama de él, sin hacer nada, él tenía lo que quería, cuando él quería, nunca una mujer le dijo que no.

Se acercó a Clarisa, le saludo con un beso en la mejilla, la chica se puso muy nerviosa hasta que las piernas le temblaban, pero a pesar de eso, mantenía su buena compostura.

Bruno: Hola Clarisa, quería saber si quieres venir conmigo, a solas.

Clarisa: Sería un placer, Bruno.

Le agarro levemente de la mano y la llevo al cuarto más alejado de la casa, le hizo entrar, puso seguro en la puerta, se acercó a su oído.

Bruno: Es hora que hagas tu parte princesa, no tenemos mucho tiempo.

Clarisa: Eres tan directo, me encantas.

Sin perder el tiempo Clarisa se despojó de sus prendas, hasta quedar completamente desnuda, pero no sentía vergüenza alguna, al contrario, se sentía tan segura, que rápidamente coloco sus manos en el cinturón de Bruno y lo comenzó a desabrochar, lo cual alertó a él, por lo visto no era nada inexperta.

Sus manos fueron tan ágiles que rápidamente atraparon al amiguito de Bruno, y lo saco de su escondite.

Bruno: Se ve que no pierdes el tiempo cariño.

Clarisa: Yo tomo lo que quiero cuando yo quiero.

Bruno: Así, ¿y qué es lo que deseas?

Clarisa: Te deseo dentro de mí.

Con agilidad la llevo hasta la cama, justo al comenzar a penetrarla, se dio cuenta de que no era virgen, así que estaba comprobado, se retiró rápidamente y se colocó sus pantalones, ella se quedó asombrada.

Clarisa: ¿ Qué es lo que pasa?

Bruno: Simple, comprobé que no eres virgen.

Clarisa: Eres un imbécil.

Rápidamente, se cubrió con la manta de la cama, sintiéndose muy avergonzada, tomando una actitud de indignación, cogió su ropa del suelo y comenzó a vestirse lo más rápido que podia.

Bruno: Así que hiciste regar el rumor de que eras virgen.

Clarisa: Eres un completo idiota.

Bruno: Si, lo que tú quieras muñeca.

Clarisa: Eres un infeliz sabes, no pudiste tener relaciones conmigo, ¿acaso eres gay?

Muy molesto la tomo por el brazo y la jaloneo un poco.

Bruno: No soy gay, pero con mujeres como tú, que son fáciles de llevar a la cama, siento repugnancia.

Esto hizo que Clarisa estallara de cólera y le propinara una bofetada.

Clarisa: Eres un patán, mal educado, te odio.

Bruno: te diría que siento lo mismo, pero tú no me generas ningún interés ni sentimiento.

Clarisa al verse humillada por aquel hombre salió a toda prisa, echando mil maldiciones al aire, en cambio, Bruno se reía de lo sucedido, las mujeres que lo rodeaban solo eran unas interesadas, no había una sola que lo pudiera amar de verdad.

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