Diecinueve

—Elizabeth— susurré en el suelo con ella inconsciente en mis brazos, tenía la ropa manchada de sangre en la parte de su hombro. Las sirenas se escuchaban cada vez más fuerte y los hombres de Richard empezaban a alterarse.

—Oh, Dios, ¿Qué hice? — lo escuché hablar y al levantar la vista él dejó caer su arma en estado de shock.

—Señor, tenemos que irnos— sus hombres se le acercaron, pero él no respondía— Señor— ansiosos, lo tomaron por los brazos y se lo llevaron mientras susurraba cosas inaudibles.

Ellos se fueron y a los segundos una ambulancia, dos autos de la policía y otra camioneta negra se empezaron a estacionar alrededor nuestro, asustado, me aferré a Elizabeth con cuidado de no tocar su hombro. Los paramédicos al bajar fueron directo a mí pidiéndome que suelte a la chica para poder chequearla, pero no quería, no los conocía ¿Por qué la iba a soltar?

—Si no la soltas, la vas a matar— un escalofrío recorrió toda mi espalda al escuchar esa voz femenina, giré un poco me torso para mirar quien había hablado— Dale, deja que hagan su trabajo— la mamá de Elizabeth me miraba con una sonrisa comprensiva en su rostro. Dudando la solté e inmediatamente la acomodaron para revisarla.

—Le dio en el hombro izquierdo— indiqué y por el rabillo del ojo veo como la señora Nilsson se agacha al lado mío.

—Gracias— puso una mano en mi hombro.

—¿La voy a volver a ver? — la miré.

—Probablemente no, o al menos por un tiempo— suspiró— Hay que poner sus papeles en orden, que ella pueda volver a su vida como en realidad quiere— en silencio, excepto por el ruido de la gente hablando a nuestro alrededor, nos paramos del piso.

Esto es increíble, Elizabeth iba a volver a su vida, pero, me siento triste, ¿Probablemente no? ¿Al menos iba a poder saber si sale del hospital bien? Es que, ¿No tengo derecho a hablar por última vez con ella? Yo la ayudé, yo estuve con ella, la saqué de aquel lugar, la mantuve a salvo casi dos semanas, sí, yo merezco seguir en contacto con ella, no pueden esperar a que corte comunicación de la nada.

—Quiero seguir hablando con ella, no puede alejarme de la nada, no se va a olvidar de mí, así como así— la miré directo a los ojos, tiene la altura y los ojos de su hija.

—Estoy segura de que no, menos sí formaron un vínculo— pasó sus manos por mis hombros y empezó a caminar guiándome— Pero, dale tiempo, no va a ser un proceso fácil para Elizabeth ¿Sí? — frente a la camioneta negra donde ella salió, abrió la puerta de atrás y me sonrió.

—Pero, con más razón, quiero acompañarla.

—Lo sé, Ray ¿No? — asentí— Pero va a ser mejor así, yo le voy a hablar de tu preocupación y que la vas a estar esperando, tranquilo— me indicó que me metiera al auto, cosa que hice, cerró la puerta, pero muy poco tiempo después golpeó el vidrio de la ventana, bajé este— Me olvidaba, mantene silencio sobre todo esto, tu recompensa por ser tan buen chico va a llegar en estos días. Ahora sí, hasta pronto— el auto arrancó.

¿Recompensa? Vi cuando la ambulancia arrancó llevándose a Elizabeth con ellos, ni siquiera pude despedirme. La ventana del auto volvió a subirse y yo miré para al frente sintiendo un peso en mí. Ahora iba a volver a mi vida normal, a seguir estudiando, buscar un trabajo, pasar tiempo con mi mamá y leer libros. ¿Qué le iba a decir a mamá? Mi mentón empezó a doler, vi mi ropa sucia ¿Qué le iba a decir? ¿Qué caí colina abajo? Me toqué la mandíbula adolorido, ya se me va a ocurrir algo.

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