Con la mochila colgando en los hombros, la cual era como un botiquín porque no sabíamos lo que iba a pasar. Decimos ir al lugar ya la hora que le habían dicho a Elizabeth que se encontrara con su padre, ella estaba, literalmente, aferrada a mi brazo mientras yo caminaba algo chueco ya que tiraba para abajo sin darse cuenta. Sinceramente tenía miedo, estábamos muy vulnerables, sin protección ¿Qué íbamos hacer con un botiquín y con un celular? Si nos llegan a disparar o a apuñalar, y no estoy siendo negativo, es realismo, estoy siendo realista, somos dos adolescentes desarmados ¿Qué íbamos a hacer? ¿Rogar, suplicar?
—Ya estamos llegando— le avisé y ella solo asintió. Cerca del lugar, reconocí la camioneta negra estacionada justo al frente donde teníamos que parar— No te sueltes.
Casi llegando tres hombres bajaron de la camioneta haciéndome parar en seco junto con Elizabeth, se pararon al frente nuestra quedando uno al frente y dos atrás ¿Ese era el papá de Elizabeth? Un hombre mayor, alto y bien vestido, con un bastón demasiado cliché.
—Veo que tenemos otro invitado— habló, su voz era gruesa y su semblante bastante intimidante. Lo quedé viendo mudo y con el entrecejo fruncido— Ray White ¿Me equivoco? — negué con la cabeza— Soltero, veinte años, universitario y todavía vivís con tu mamá— sonrió siniestramente ¿Cómo sabía todo eso? — Un gusto— su vista paseo a Elizabeth quien estaba escondida atrás mío mirando y escuchando todo— Hola, corazón.
—No te recordaba— habló casi en susurro.
—¿Cómo no vas a recordar a tu papá?
—Por tu culpa no recordaba ni quién era yo— escupió enojada— no recordaba nada, desperté en un mundo completamente diferente al que recordaba ¡Debería tener 42 años! — me soltó el brazo y salió de atrás mío.
—Pero mi amor, tenés esa cantidad de años…
—¡No como debería! — habló encima de él— Debería estar trabajando, casada, capaz hasta con hijos, pero acá me vez, solo con 18 años vividos porque el psicópata de mi supuesto papá me congeló— realmente parecía furiosa y con bastantes razones, es la primera vez que la veía así, o sea, sí, tenemos días conociéndonos, pero ella parece, o parecía, ser pacifista.
—¿Acaso no ves, mi querida Elizabeth? Quedaste joven y hermosa, vas a vivir lo que supuestamente no deberías.
—¿Lo que supuestamente no debería? — repitió en forma de pregunta con tono incrédulo— ¿A qué querías llegar?
—Tenías éxito, todos te amaban, sos alguien que debería ser eterna, digna de un museo— no podía creer lo que estaba diciendo ¿La quería mantener congelada solo para exponerla como una estatua— ¡La mujer más hermosa!
—¡En serio, estás loco!
—¡No me levantes la voz!
—¡No me levantes la voz ni nada! — parece que perdió el miedo— No me diste la opción de vivir como la gente, no me dejaste crecer, ¡Yo no quería esto!
—Pero hija, imagínate un futuro con clones tuyos, vivir para siempre en esta y las siguientes generaciones que…
—¡NO QUIERO VIVIR PARA SIEMPRE! — lo interrumpió con un grito que hasta a mí me sorprendió— ¡Quiero crecer, soñar, cumplir mis metas! — apretó sus puños con fuerza y sus ojos empezaron a aguarse, no sé si debería detenerla o dejar que se siga desahogando— ¡Te odio, no sabes cuánto te odio! — de la nada sentí una presencia atrás nuestro, pero antes que pueda girarme para ver quién era, me empujan haciéndome caer de lado.
—¡Elizabeth! — llegué a gritar antes de que la agarraran del brazo.
—¡SOLTAME! — empezó a tratar de liberarse moviéndose de un lado a otro. Por mi parte traté de levantarme, pero uno de los que estaban atrás del señor Nilsson se apuró hacia mí y me dio una patada en el mentón dejándome medio mareado— ¡NO LO TOQUEN!
—Estás muy maleducada, Elizabeth— escuché estando tirada en el piso. De un momento a otro siento como me levantan del cuello de la remera haciéndome abrir los ojos encontrándome con el mismo que me dio el golpe, sonriendo cínicamente— ¿Quién es el callado, tu novio? Sabes perfectamente que no podés tener uno— miré a Elizabeth quien estaba frente su padre con uno de sus guardaespaldas sosteniéndola en el lugar.
—¿Quién te crees que sos? No tenés ningún derecho a hacer esto.
—¡Soy tu padre y eso me da todo el derecho! — escuché que empezó a sollozar y bajó la cabeza «No, no te rindas ahora».
—Elizabeth…— fui callado por un gran dolor en la boca.
—Silencio— habló una voz áspera, supongo que el que me tenía por el cuello de la remera.
—¡Que no lo toquen! — sentí como me dejaron caer y a los segundos que me tocaban la cara con cuidado «Elizabeth».
—Sepárenlos ya— ordenó, pero ella se aferró a mi abrazándome por el cuello sin ahorcarme— Elizabeth, se me está acabando la paciencia— sin saber que hacer o decir. La miré a ella y después a su papá.
—¿Por qué no la deja en paz, señor Nilsson? — me atreví a preguntarle soltándome de la rubia— Ya despertó, usted la cuidó bastante tiempo, creo que ya es hora de soltarla— soltó una risa con arrogancia.
—¿Y echar a perder el trabajo de mi vida? — suspiré y me puse de pie junto a Elizabeth.
—Estás hablando de tu hija, no de una rata de experimento— la defendí. Pasé el dorso de mi mano por debajo de mi boca limpiando la sangre que caía— ¿O es que eso es para vos?
—No deberías meterte, no son asuntos de tu incumbencia, muchacho— evitó mi pregunta.
—Solo déjame en paz, quiero vivir una vida normal— suplicó poniéndose un paso adelante mío. Instintivamente agarré su mano para mantenerla cerca.
—Él es una mala influencia— metió la mano dentro de su chaqueta dejando ver un arma, un arma de verdad— Todo esto es tu culpa— me apuntó y quedé inmóvil en mi lugar, estaba aterrorizado, nunca me estuve en una situación similar ni en broma, ni tampoco pensé estar en una.
A lo lejos se empezaron a oír sirenas de policías ¿Acaso alguien los llamó? Mientras que el señor Nilsson se daba la vuelta para ver, escuché que apretó el gatillo y yo solo cerré los ojos esperando mi muerte.
—¡No, Ray!
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Comments