—Pero hace unos minutos me levanté ¿No podes esperar hasta la tarde?— frunció el entrecejo y negó con la cabeza.
—Todo cambió para mí, seguro que me pierdo— trató de convencerme— ¡Y si me vuelven a secuestrar!— bufé y me tiré en el sillón algo irritado. Esta chica no sé rinde— No podés obligarme a usar ropa interior de tu mamá— se paró frente mío con los brazos cruzados y moviendo el pie repetidas veces, se ve tan linda— ¡Imagínate si te tuvieras que usar ropa interior de...! no sé ¡Tu amigo!— automáticamente pensé en Charlie, que asco.
—Bueno— suspiré— pero entrás vos sola, yo te espero afuera— cambió su expresión por una sonrisa y asintió varias veces con entusiasmo.
Ya estábamos en el departamento, llegamos a las tres de la madrugada, y bueno, me levanté a las once con Elizabeth queriéndose bañar con ropa nueva a toda costa. Ella es bastante caprichosa.
— Okey...
—A que no adivinas quién terminó su trabajo antes— ambos volteamos hacía la dirección de la voz encontrándonos con— Bueno...— su voz se fue apagando cuando vió a Elizabeth.
—Mamá— traté de llamar su atención.
—No puede ser...— dejó caer todo lo que tenía en sus manos en el piso. Me acercó lentamente a ella, y la rubia tampoco se movía, sólo se quedó ahora, observando con sorpresa— Elizabeth...— puso sus manos en la cara de ella como si no creyera que estaba ahí.
—Victoria...— susurró la otra. A mi mamá se le cerraron los ojos y cayó, como si nada, en el piso
— ¡Mamá!— me acerqué rápidamente a ella, sin saber que hacer, la tomo por detrás de las rodillas y por la cintura alzándola para después dejarla en el sillón— Elizabeth, trae un vaso de agua, por favor— ella sólo asintió y corrió a la cocina— Mamá— seguí llamándola mientras abanicaba mi mano cerca de su cara tratando de darle aire.
—Acá tenés— le hice una seña para que la dejara en la mesa ratonera, y eso hizo, mojé mis dedos en el agua del vaso y empecé a salpicar su cara tratando de despertarla.
Por suerte a los segundos empezó a ser muecas de molestia. Elizabeth se alejó dándonos espacio lo cual agradecía, no sabía como reaccionar. Justo esto trataba de evitar, todo este problema.
—Mamá— repetí.
—Ray...— de la nada sus ojos se abrieron y empezó a buscar, con la mirada, en la sala— Yo la ví— está hablando de Elizabeth— Yo— la quedó viendo fijamente.
—Hola…
ㅤㅤㅤ
—¿La hija?— preguntó sin creerlo, nuevamente. Accidentalmente la presenté como la misma Elizabeth Nilsson y la rubia, tratando de ayudarme, se inventó que era la hija y que su mamá murió en el parto, su nombre era una referencia a ella. Con razón no nos cree.
—Exacto.
—Es que son tan parecidas— no apartaba la mirada de ella.
—Sí, me lo dijeron bastante— bajó la mirada y empezó a jugar con sus manos.
—Perdón, yo...— sus ojos cayeron sobre mí— ¿Es por eso que estabas tan insistente?— ay, por Dios, qué vergüenza.
—Admito que el parecido me impresionó— me acomodé en el sillón— No sabía si presentarla después de las fotos, temía que reaccionaras como reaccionaste— bufó y sonrió apenada.
— ¿Sabes si tu mamá fue feliz?
—Sí, su vida lejos de los suburbios era justamente lo que soñaba— ¿Estará hablando de ella?— O eso me dijeron.
—Me alegra tanto de escuchar eso— se sonrieron, mi madre suspira y se levanta del sillón— ¿Tienen hambre? Cocinar me va a distraer un poco de lo que sucedió.
—Sí, muchas gracias— se fue a la cocina y yo me acerqué a la rubia.
—La recuerdo— me susurra— Victoria, nos mandábamos notitas y espantaba a los que venían a molestar, aunque no lo necesitaba— me contó— Se podría decir que eramos amigas— su tono se apagó sonando con tristeza. Perfecto, era lo último que necesitábamos.
—No te preocupes, cuando todo se calme van a poder volver a socializar tranquilamente— traté de animarla.
—Sí.
El almuerzo fue incómodo, nadie sabía qué decir, para mi sorpresa, mamá estaba callada, hasta parecía nerviosa. sólo se escuchaban los cubiertos chocar con los platos y nuestras bocas masticar la comida, para lo único que se habló fue para preguntarle a Elizabeth si se iba a quedar la cual dijo que sí ya que no encontramos otro lugar. Cuando los insufribles minutos de la comida del "mediodía" terminó, Elizabeth y yo salimos a comprar la bendita ropa interior. Nos despedimos y salimos, con mi auto, directo al shopping mientras ella miraba todo por la ventana ¿Alguien más la reconocerá? no sé, esperemos que no.
Ella ya estaba adentro y yo afuera esperando a que termine su compra para poder pagar. La tranquilidad me tiene intranquilo ¿Cómo es posible que no la estén buscando? ¿Y si nos están mirando de lejos? Peor ¿De cerca? ¿Cómo se supone que esté tranquilo si ni sé quién nos está buscando? Puede ser cualquiera, una mujer, un hombre, un adolescente ¡Cualquiera! La alarma del shopping empezó a sonar quitándome de mis pensamientos.
—¿Pero qué?— vi a Elizabeth asustada con ropa en las manos— ¿Qué haces?— le pregunté nervioso, todas las miradas estaban sobre nosotros.
—Venía a avisarte que ya terminé de elegir— me respondió inocente y yo la empujé para adentro del local.
—No podes salir de adentro sin pagar lo que agarraste— la regañé, todo el mundo sabe eso, pero ella no.
— ¿Y cómo querías que te avise, por telepatía? Idiota.
—Primero, no me insultes— me molesté— Segundo, dejás las cosas arriba del mostrador, salís y me avisas— no dijo nada, solo frunció el entrecejo.
— ¿Qué está pasando?— un hombre corpulento se acercó a nosotros con los brazos cruzados, tratando de intimidarnos.
—Nada, ya íbamos a pagar— contesté cortésmente.
—No lo creo, van a tener que acompañarme— fruncí el entrecejo.
— ¿Por qué, si ya dije que vamos a pagar?— lo desafié, algo no iba bien— Si quiere, acompáñanos a pagar.
—Le pido por favor que no grite— confundido, siento que Elizabeth me agarra de la mano, capaz que también presiente algo malo.
—Yo no grité ni levanté la voz.
—No me obliguen a arrestarlos— no, algo no va bien. Apreté el agarre de ella y la miré.
—Hay que correr— sin más que esperar empecé a correr y Elizabeth soltó lo que tenía en la mano para seguirme el paso o si no la arrastraría. Sentía como la adrenalina subía mientras corría al auto aferrado a la rubia
— ¡Nos está siguiendo!— avisó. ¿Será este uno de los hombres que vigilaban a Elizabeth?
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Comments
Norys Sequera
vive la intriga, pero difícil indagar.
2022-10-29
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