Trece

—Estuvo cerca— dijo aliviada y cerró la puerta principal— Lo que más me apena es no poder haber comprado algo, tendré que bañarme mañana.

—Volviendo a lo importante, no estamos seguros acá, es posible que sepan nuestra ubicación— nos quedamos hablando frente la puerta.

—La higiene también es importante ¿O no te bañas seguido? — se cruzó los brazos levantando una ceja juguetona.

—No cambies de tema

—Hola de nuevo— la voz de mi mamá sonó a mis espaldas. Me di la vuelta y la miré.

—Hola, mamá— la saludé algo sorprendido.

—No sabe lo que nos pasó señora White— empezó a hablar entusiasmada— Salí con la ropa sin pagar y empezaron a sonar las alarmas— soltó una risita, vi a mi madre quien ahora era ella la sorprendida— Devolvimos la ropa y salimos de la vergüenza— en parte era verdad, aunque no salimos por vergüenza, sino porque nos querían secuestrar.

—¿Entonces no compraron nada? — negamos con la cabeza— No te preocupes, Eli, mañana vamos nosotras ¿Qué te parece? — sugirió, no lo veo como buena idea.

—¡Me encantaría! — aceptó emocionada— Siempre quise hacer estás cosas de chicas— caminó a mi mamá ignorándome completamente.

—Ni me lo digas, yo también pero como tengo hijo varón— suspiré fuertemente para que escucharan, pero estaban tan entretenidas hablando que nada, ni un vistazo rápido.

Sintiéndome ofendido, fui a mi cuarto a pensar una solución para todo, estamos yendo hacia la nada. Elizabeth no recuerda la cara de su papá, hasta sus fotos desaparecieron de internet, no sé si está usando todo esto como distracción lo que sé es que no me está ayudando mucho. Este tema también me tiene estresado, y ella será linda, puede que hasta me haya enamorado, pero no quita que se tomando este asunto muy a la ligera. No quiero reclamarle, me dijo que la cara que mientras no es lo que siente ¿Acaso no me tiene confianza? Sí, hoy me dijo que la hacía sentir todo esta situación pero ¿Cómo voy a saber con qué delicadeza hablarle si no sé cómo está en ese preciso momento?

—¿Ray? — abrieron la puerta lentamente, asomaron la cabeza, vi el rubio pelo y la muy reconocible cara de Elizabeth—¿Estás bien? — viéndola sentado en la silla giratoria del escritorio asentí, pero después de negué.

—Estoy estresado— admití. Pasó cerrando la puerta y se sentó en el borde de mi cama mirándome expectante— Estamos caminando hacia la nada, tengo miedo que nos atrapen, que te lleven, que nunca más se resuelva todo esto y nunca más verte— sonrió ligeramente con compasión en su mirada.

—Esa puede ser una realidad—palmeó el espacio al lado suyo para que me sentara, y eso hice— Sos alguien decidido y valiente, lo contrario a mí— tomó mis manos entre las suyas— Mientras yo estoy mareada vos resolvés y planeas, estoy tan impresionada— apretó su agarré y vi cómo se le empezaron a aguar los ojos— Ni siquiera sé por qué haces todo esto por mí— también agarré sus manos entre las mías.

—No sé si este es momento indicado porque nunca hice esto con nadie—mis palabras salían lentas y temblorosas— Pero, los días que compartí junto a vos la pasé muy bien sin incluir el hecho de que estamos escondiéndonos— tragué saliva. Me miraba atenta, todavía con lágrimas formándose en sus ojos— No fue tan difícil darme cuenta, pero me gustas— lancé al fin, sentí una gran presión sobre mí— No tenés que sentirte comprometida a responder nada, si

—¿En serio nunca te confesaste a nadie? — me interrumpió y yo asentí aun nervioso. Sonrió con ternura— ¿Nadie? — negué con la cabeza. Su sonrisa se amplió y se mordió el labio inferior ¿Feliz? — También siento algo por vos— también se confesó— Pensé que eras de esos chicos serios que no le importan los sentimientos, y sí, sos serio, pero un blandito por dentro— arrugó la nariz jugando— Me alegra que te hayas animado a hablar, yo no lo hubiera hecho por esa razón, no sabía si sentías lo mismo.

—Bueno, me alegro que sientas lo mismo y no te haya incomodado— sonreí más tranquilo— Supongo que no es la primera vez que se te confiesan— negó con la cabeza.

—No, es más, tuve bastantes ligues para ser sincera— rodé los ojos divertido— Hombres, mujeres, aunque todos a escondidas— no sabía que decir.

—¿Me estás hablando en serio? — asintió— Bueno, yo no—rió— Solo me gasté el tiempo leyendo y estudiando.

—Sos un nerd— nos soltamos las manos— Ternurita

—¿Perdón, desde cuando los nerds dan ternura?

—Desde que me di cuenta que sos uno.

No puede evitar sonrojarme haciéndola reír. Estos son buenos momentos, quisiera seguir así por años, por siempre, quisiera hacerla reír todos los días, que esté a mi lado, compartir momentos y recuerdos ¿Esto es estar enamorado? Me gusta, este sentimiento en el pecho, me gusta mucho, me gusta esto, me gusta ella.

—¿Y ahora que querés hacer?

—Respecto a esto, darle tiempo cuando terminemos con todo esto— hablé seguro— No podemos hacer nada y seguir como si nada, pueden que sepan dónde estamos— suspiró.

—¿Y si los enfrentamos? — abrí grandes los ojos— Pensalo bien, no podemos escondernos para siempre y ya no sabemos que hacer— tiene razón, pero sigue siendo muy arriesgado.

—No sé, probablemente ellos estén armados, pueden herirnos, hasta matarnos—dudé— O sea, sí, no nos podemos quedar así para siempre pero tampoco estamos preparados para enfrentarlos.

—¿Y cuándo vamos a estarlo? A mí no me pueden matar, por algo me conservaban— hizo una pausa— ¡Podemos chantajearlos conmigo!

—No, no sé— ¿Y si no funciona y te atrapan de nuevo? Son gente con poder, o sino no hubiesen hecho lo que hicieron.

—Son gente de alta sociedad, siempre están metidos en algo raro, o al menos la mayoría— fruncí el entrecejo.

—No me parece

—Deja de ser tan negativo, pensá que vamos a ganar y solucionarlo— la miré— Nosotros podemos, estoy segura.

—¿Cuál es tu plan?

—No sé, de eso te encargas vos normalmente.

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