Doce

Subimos al auto rápidamente y di marcha atrás para salir del estacionamiento, nunca en mi vida conducir tan rápido como lo estaba haciendo en estos momentos. Elizabeth como pudo se puso el cinturón de seguridad, y de en cuando giraba para ver si nos seguían, efectivamente sí, por el espejo retrovisor podía ver una camioneta negra yendo a casi la misma velocidad que nosotros. Ambos aterrorizados sin saber qué hacer aparte de conducir sin rumbo a toda velocidad para que no nos alcancen. De esto temía, estos no son guardias de seguridad del shoppin, Elizabeth dejó caer la ropa por lo que no hay razón para arrestarnos, hay que agregar su comportamiento sospechoso, nos querían llevar a toda costa, y no nos olvidemos que nos están siguiendo justo ahora.

—Ray, creo que es mejor correr y mezclarse— fruncí los labios fuertemente pensando en la sugerencia de ella. Creo que tiene razón, tienen la matricula de mi auto, y será un pueblo chico pero últimamente hay bastante gente en las calles.

—Bien— doble de golpe y el otro auto siguió de largo, aprovechamos para estacionar y salir con paso rápido del ese lugar caminando por donde venimos. Dudo que vayan para atrás a buscarnos, es una posibilidad, pero si seguimos por el mismo camino nos van a encontrar más rápido.

Llevaba casi arrastrando a Elizabeth de la mano cuando ella tironea a una tienda asustándome. Paré en seco y voltee a mirarla.

—Podemos escondernos en la tienda— siguió tironeando hasta que accedí a seguirla.

Convenientemente era un tienda de ropa, ver las camperas con capucha me dió la idea de comprarlas, tenemos la suerte de que sea un día fresco. Agarré dos camperas del mismo talle, mi talle y las pagué, le ofrecí una la rubia quién se la puso gustosa, parece que le gusta la ropa nueva.

— ¿Ahora vamos a buscar anteojos de sol?— preguntó divertida y yo suspiré molesto.

—Esto no es juego— la miré— Deberías tomártelo de forma seria, desde que despertaste por primera vez, no te veo preocupada, sólo bromeas al respecto.

—Que no demuestre preocupación no significa que no la sienta— completamente seria, se defendió— Estoy aterrorizada desde que supe que no tenía ni idea de quien soy, y sí, bromeo para distraerme un poco y alejar esos sentimientos que me dejan un gusto amargo en la boca— me remojé los labios arrepentido de haberme expresado de tal modo.

—No es lo que quise decir, estoy seguro de eso pero hay situaciones en la que sentir esos sentimientos dan alguna señal o impulso para tomar decisiones— ni yo sé que dije— Lo que digo es, no estás sola en este y en vez de hacer bromas, las cuales no son útiles en esta situación, podrías ayudarme a buscar una solución o escapatoria.

—Bien, entiendo— quedó pensando unos segundos— Caminemos como pareja— sugirió.

— ¿Cómo seria eso?— ¿Ella habla de caminar incómodamente abrazados?

—Ya sabes, de la mano con paso lento y una sonrisa en la cara mientras hablamos de boludeces— me explicó y extendió su mano con una sonrisa pícara. Su mirada intensa con esa expresión me ponían nervioso, lo admito. Tomé su mano inseguro y ella apretó el agarré— ¿Vamos?— me guiñó un ojo.

—Vamos— dije con la voz temblorosa. Salimos de la tienda con los dedos entrelazados, ella llevaba una sonrisa de oreja a oreja, mientras yo trataba de ocultar mi nerviosismo.

—Tu pelo rojizo no nos ayuda mucho— susurró y yo solo suspiré.

Así fuimos varias cuadras, de la mano, ella parecía feliz mientras que yo miraba paranoico para todos lados. Esto de estar caminando de la mano con alguien es nuevo para mí, nunca estuve de tal forma con nadie, si me llega ver alguna amiga de mamá va a hacer correr la voz casi a la velocidad de la luz, más que todos conocen a todos. Tampoco me olvido de los ex-compañeros de ella, o algún amorío, amistades, hasta el grupito de fans que mencionó mi mamá, no pensé bien en esto. De repente siento como todos nos miran cuando pasamos ¿La reconocerán? Inhalé y exhalé tratando de tranquilizarme.

— ¿Estás bien, Rayito? — miré a Elizabeth quien llevaba una expresión de preocupación.

—Algo nervioso— confesé y dio una apretón suave en el agarre de nuestras manos una sonrisa creció en su bello rostro.

—Tranquilo, vamos a salir de esta— sonreí agradecido. Su mirada me transmite tanta paz, va a ser difícil la despedida, de eso estoy más que seguro.

Paramos en una plaza frente la iglesia a descansar, había bastante gente así que nos mezclábamos bien. Sentados en la pasto y en silencio disfrutamos el momento. Elizabeth se acuesta boca arriba y me mira, imito su acción y ambos miramos el cielo donde había algunas nubes esparcidas en él. Lo de escapar se fue a segundo plano, nunca en mi vida hubiese dado mi tiempo a una cosa como esta, mirar el cielo en completo silencio, hasta las voces de la gente se oían lejanas ¿Qué es esto, amor o simple cariño? La idea de que en algún momento ella se tenga que ir a rehacer su vida me preocupa, no quiero que se vaya de mi lado, pero no puedo decírselo, pasaría vergüenza.

La miré y ella a mí, sus ojos son simplemente hermosos, todo de ella es hermoso, su nariz. su pelo, sus labios, sus orejas, todo. Entiendo que esto es más que atracción. Me encanta su manera de expresarse y hablar, su empatía y su risa, amo cuando me mira o está concentrada en otra cosa, amo cuando me habla con entusiasmo del algún recuerdo y como confía en mí para contármelo. Creo que la amo a ella ¿Pero ella a mí? ¿No es raro? Técnicamente tiene 42 años, pero quedó congelado con 18 ¿Acaso su verdadera edad importa? yo creo que no. No sé si debería estarlo, pero estoy agradecido que la hayan congelado y la haya encontrado yo ¿Estoy siendo egoísta? ¿Debería pedir perdón por este pensamiento?

Me sonrió manteniendo el silencio y yo hice lo mismo sintiendo una calidez en el corazón.

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