Todo es tan diferente a lo que no recuerdo, capaz si existió en mis tiempos pero no me acuerdo. Tanta tecnología, por alguna razón esperaba autos voladores ¿Cómo sé que existe eso si no recuerdo mi pasado? Es tan confuso, tan aterrador, si no tengo recuerdos es por algo ¿No? ¿Qué tan mala tuvo que ser mi vida para no tener memorias de ella? Ray me dijo que mi papá no entraba en la categoría "cariñoso", o eso dice por lo que leyó. Ahí hay otra cosa ¡Mi vida está en Internet! No solo mis fotos ¡Todo esto me está volviendo loca! No entiendo por qué yo, por qué a mí ¿¡Por qué a mí!?
Sollocé abajo de las sábanas mientras mantenía la boca cerrada para que no escuche tanto, mis lágrimas caían de costado ya que estaba en forma fetal en la cama. Cada rato me sorbía la nariz, estaba en un cuarto sola, pero de igual modo tenía miedo que me escucharan. No quería que me vieran llorar y me llenen de preguntas, quiero llorar sola, aunque admito que necesito un abrazo «Un abrazo materno, cálido». Me empecé a abrazar a mi misma cerrando los ojos con fuerza.
—Mamá— susurré y abrí los ojos.
Los reconfortantes y fuertes abrazos de mamá, mirar sus hermosos ojos cafés llenos de amor y poder ver esa sonrisa que me hacía sentir que estaba todo bien ¿Ella estará bien? ¿Ella... seguirá con vida? «No sabes el miedo que tengo, mamá, no sabes lo que te extraño en estos momentos» solté otro sollozo sin poder contenerlo «Quiero a mi mamá».
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—Buen día— la voz de Margareth se hizo presente— ¿Cómo durmió?— con los ojos entrecerrados la miré, no sé a qué hora me dormí anoche— Parece que bien— río— Ayúdeme a hacer el desayuno, por favor— asentí y ella salió con una sonrisa cerrando la puerta tras ella.
Me cambié y terminé de prepararme en el baño, ya peinada y con los dientes limpios, suspiré y bajé con una leve sonrisa en la cara, me avergonzaba la simple idea de que se enteren que había llorado o que estaba aterrada, mamá siempre decía que era mejor ocultar tus sentimientos para evitar preguntas indeseadas, claro, entre nosotras esa regla no funcionaba.
— ¿Sabes hacer panqueques?— preguntó mientras dejaba al lado de la hornalla de la cocina un bol grande casi lleno de mezcla, supongo de panqueques. Asentí con la cabeza— Perfecto, yo mientras pongo el agua para el té.
Cada quien se concentró en lo suyo aunque no era para tanto. A veces me hablaba de su vida en el campo y me contó cómo conoció a su esposo, una historia que solo es romántica para sus años de juventud, yo lo clasificaría como acoso e invasión a la privacidad, pero ¿Qué le puedo decir? Si ella quiere verlo así, aparte, capaz le doy mi punto de vista y se enoja conmigo.
Cuando ya todo estaba puesto en la mesa, y Margareth junto con Joseph, su marido, estaban sentados esperando a Ray, yo subí a despertarlo. Me paré frente la puerta y toqué tres veces, nadie respondió, entonces repetí la acción y otra vez quedé sin respuesta, hasta que golpeé por nuevamente por últimamente vez.
— ¿Qué?— escuché la voz ronca de Ray al otro lado. Me aclaré la garganta.
—El desayuno está listo, te estamos esperando— le avisé y esperé unos segundos.
—Ya voy— sonreí y bajé al comedor.
—Ya viene— me senté en mi lugar.
Los abuelos de Ray son sumamente amables y educados ¿Mis abuelos también eran así? Me gustaría pero a la vez me da miedo saber ¿Por qué soy tan miedosa? ¿Era también así antes? ¿O era más valiente? ¿Cómo llegué a despertar sin saber, ni siquiera, quién soy? Siento que me explota la cabeza, mi cerebro retumba y, cada vez que me acuerdo que no me acuerdo de nada, mis ánimos caen dejando un vacío dentro de mí. Ray parece tan comprometido a saber quién soy y recuperar mis memorias que me da pena, porque por mi parte no estoy haciendo nada, sólo fingir que estoy bien para él, no quiero arruinar su "aura".
—Mirá— me entregó su celular, esta cosa sigue sorprendiendome— Sos vos, en tus sesiones, para mirar más sólo tenés que hacer así— deslizó su dedo por arriba de la pantalla hacía, bueno, arriba, para bajar.
Miré bien las fotos ¿Esta soy yo? Sí, soy yo, o un clon idéntico a mí. Las fotos parecen profesionales y yo feliz, no lo dudo, soy hija de millonarios según Ray. Seguí deslizando, había fotos filtradas que no eran mías, pero no les daba atención, parecía estar bien ¿Habré fingido como ahora? Sentí como se me fue el aliento cuando mi vista cayó en una foto, escuchaba la voz de Ray a lo lejos, por instinto toqué la foto haciendo que se haga más grande, un gusto amargo me vino en la boca.
Mi mente se llenó con el eco de una voz gruesa enojada, gritándome órdenes, muchos flashes y entre ellos la cara de mi mamá aguantándose las lágrimas, pero la del señor no se podía ver ¿Ese es acaso mi papá? No sé, los flashes eran tan intensos «¿Papá?». Escuchaba que me llamaba pero no sabía que quería, el miedo me mantenía inmóvil mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
— Elizabeth— volví a la realidad— ¿Estás bien? ¿Pasa algo?— miré a Ray quien tenía una expresión de preocupación.
—Creo que fue un recuerdo— miré de nuevo la foto.
Era yo, sentada en el piso, llevaba puesto un vestido blanco donde la pollera se iba degradando a transparente, descalza, con una vincha de flores blancas y el pelo suelto. Mi expresión era como sorprendida, la pasé mal ese día pero ni se notaba en la foto.
—Perdón, lo sentí tan vivo— me sequé los ojos con el dorso de mi mano— Anoche también recordé a mi mamá— le comenté— Pero papá está tan borroso— le devolví el celular.
—No te disculpes, esto es difícil para vos— habló poniendo una mano en mi hombro— No pidas perdón por mostrar tus emociones, es completamente normal— me sonrió contagiándome.
—Gracias— puse mi mano sobre su mano— Rayito.
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