— ¿Dónde estás?— la escuché del otro lado de la línea molesta.
—En un restaurante familiar— respondí nervioso— Con una amiga— agregué. Es la verdad, pero espero estar sonando convincente— ¿Cómo sabes que no estoy en casa?— cambié de tema, esta mujer me impresiona.
—El GPS de mi auto, vi en el mapa de mi celular que estaba en otro lado— claro, me había olvidado de ese detalle— Pensé que lo habían robado ¿Por qué no avisas?
—Me olvidé, fue un viaje organizado a último momento.
— ¿Y tu auto?
—Sin nafta, se me hizo más rápido tomar prestado el tuyo.
—Okey, la próxima avísame ¿Sí? Te tengo que colgar, te amo.
—Yo también, que llegues bien— cortó y solté aire relajándome de nuevo.
— Terminé— miré a Elizabeth y el plato frente a ella limpio.
Bueno, a pagar y a viajar de nuevo. Sentado en el lugar de piloto en el auto con la puerta abierta, vigilaba los alrededores algo paranoico porque la chica fue al baño y quiso estirar las piernas, por mi parte fui antes, los baños eran un asco, no sé qué esperaba de un restaurante en, casi, el medio de la nada. Me sacan de mis pensamientos la puerta del copiloto cerrarse. Miro a Elizabeth.
— ¿Vamos?— me pregunta sonriendo ¿En verdad ella no está alterada? ¿No cayó en el lío que estamos?
—Sí— cierro la puerta y pongo en marcha el auto.
No sé donde vamos, supongo que me estoy moviendo para y escondiendo para que no nos encuentren ¿De dónde sale esta necesidad de proteger a Elizabeth si no la conozco? ¿Será la injusticia de mantenerla cautiva sin darle la posibilidad de vivir una vida? Sí, capaz sea eso. Ni siquiera sé si nos están siguiendo, todo va muy tranquilo por ahora, capaz solo vieron que no estaba y listo, no sé, no quiero tomar el riesgo de relajarme y que me maten o me secuestren, aparte, el padre de ella posiblemente siga vivo.
Prendí la radio para poder relajarme un poco pero alimenté la curiosidad de Elizabeth por sus cantantes y grupos favoritos, los cuales la mayoría estaban retirados, muertos o disueltos. Todavía me cuesta creer que se quedó en otro año, los 90 para ser específicos, que hay aparatos tecnológicos que no sabe que existen, que hay personas famosas mundialmente que no conoce. No puedo tener una charla sin que me pregunte qué es o quién es, también, qué es eso. Es simplemente increíble y loco, ella no está dónde estoy, se quedó atrás, debería ser increíble escuchar sus historias, cómo se manejaban antes, su infancia. No es que no tenga abuelos, o a mi mamá ¿Pero llegar de la nada a preguntarles? Aparte, ella quedó joven, técnicamente soy dos años mayor pero a la vez ella es veintidós años mayor ¿No es fascinante?
— ¿Te puedo llamar Rayito?— ¿Qué?
—No.
— ¿Rey?
—Tampoco.
—RaRa— suspiré.
—Mejor llamame por mi nombre, Ray— le sugerí— ¿Qué te parece?
—No, me gusta más Rayito— se negó.
—Pero a mí no.
—Pero a mí sí, y eso es lo que importa— viene de padres ricos, apuesto a que tuvo todo lo que pidió, bueno, al menos por parte de su mamá.
La noche estaba llegando y me vi obligado a tener que parar en un motel por pedidos de Elizabeth, pero no veía ninguno a la distancia. Veo conveniente que no haya uno y Elizabeth duerma en el auto, no traigo una gran cantidad de plata encima y los moteles están caros. Si fuéramos a uno deberíamos compartir habitación, y no sé si eso le agrade a ella.
Después de unas dos horas se durmió, al fin, y yo seguía concentrado en el camino sin saber a dónde ir o a donde me estoy dirigiendo, sólo estoy tomando caminos al azar. Podríamos ir a los de mis abuelos, están dentro de la provincia y, si no me equivoco, cerca. Muy conveniente ¿Debería ir? ¿La reconocerán? ¿Perjudicaré a mis abuelos? Si es que me están buscando, podrían encontrar a ahí y hacerles daños a mis abuelos y eso no me lo perdonaría, espero no estar metiéndolos en problemas. Prendo la luz de guiño avisando que voy a doblar a la derecha y cuando veo la calle de tierra, doblo. Por suerte era bastante estable, el auto apenas se sacudía. No sé si ellos estarán en casa o si me van a recibir a esta hora, pero cualquier cosa, duermo en en auto.
Apagué el auto un poco lejos de la casa y la miré, todas las luces apagadas. Bajé del auto y me acosté en los asientos de atrás con la puerta abierta porque mi cuerpo no entraba completamente, entonces dejé la mitad de mis piernas afuera. No hacía ni frío ni calor, eso sí, espero que no haya mosquitos, sería un gran problema si los hubiera, estamos en el campo, el campo debe de estar lleno de mosquitos. En fin, mi plan es levantarme mañana bien temprano para no asustar a mis abuelos, eso tendría que ser como a las cuatro de la madrugada ¿A qué hora se levanta la gente de campo? Sentí algo pesado dentro de mí ¿Que voy a hacer? ¿Por qué tuve que meterme donde no me llaman? Ahora estoy en un gran problema, según yo ¿Qué es esto, una película de acción? Yo no soy la clase de persona que sabe pelear con treinta tipos y gana, que explota todo y sale ileso, que tiene armas hasta por dentro de las mangas de sus camperas. Si mis suposiciones son ciertas y nos están buscando, si nos encuentran, no sé que voy a hacer, no sé cómo voy reaccionar, no soy alguien fuerte.
Parpadeo un par de veces hasta que mi vista se acostumbra a la luz . Distingo dos asientos delanteros del auto, mi auto, pero estaban de costado. Me había dormido en los asientos traseros de este. Me siento y noto mis piernas dormidas, pues estaba la puerta abierta y la mitad de estas afuera. ¿Qué hora es? Bostezo y miro mi reloj de muñeca, cinco y media pasada de la madrugada. Salgo del coche para estirar mis piernas y la veo sentada en el baúl cerrado. Instantáneamente sonrío, me da una especie de tranquilidad verla bien, parece estar tan pacífica. Se da la vuelta, me mira y sonríe.
—Buenos días.
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