Catorce

—Lo que podemos hacer es ir a mi casa y, mientras yo estoy escondida en la parte de abajo, vos haces el chantaje— sugirió orgullosa de su plan.

—¿Pensás que no van a revisar el auto? — alcé una ceja y lentamente fue borrando su sonrisa, pero a los segundos se le volvió a dibujar.

—¿Y si compramos Walkies-Talkies y nos comunicamos por ahí si algo va mal? — suspiré.

—Estoy seguro que me van a revisar de pies a cabeza, y un Walkie-Talkie no es fácil de ocultar— marqué y bufó tirándose con los brazos abiertos de espalda en mi cama rendida.

—No puedo planear algo si siempre ves un defecto en todo— se quejó— Te toca tirar ideas a vos.

—Ni idea, no sé si es algo que se pueda planear sin mucha preparación— dije mirando mi cuaderno con ideas tachadas en él— Es que puede pasar cualquier cosa— fruncí los labios pensativo.

—Hay que ser positivos, nosotros podemos vencer a mi padre de cara borrosa— motivó y sonreí, me gusta su energía. Me acerqué a ella y la miré—¿Qué?

—Estoy en blanco.

—Yo también, parece que hay que ir e improvisar— me acosté panza abajo sin quitar la mirada en ella— ¿Qué decís?

—Que es una locura— se relamió los labios.

—Es más difícil de lo que pensé— se acomodó más cerca de mí, brillaba más que nunca, parecía que embellecía cada día más.

—Pero como decía vos, nosotros podemos— sonreímos ¿Acá es cuando nos damos un beso?

—¡Chicos, a cenar!

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La idea de ir e improvisar corría por mi mente, era la única en la que pensaba ya que no había otra forma, o yo no la veía. No sé cómo están armados, o su vigilancia ¿Seguirán en la casa? Eso iba a averiguar sin Elizabeth, con la excusa de ir al quiosco que queda a la vuelta de mi casa, me dirigía a la casa de Elizabeth solo equipado con el celular.

Eran las ocho de la noche cuando salí y al llegar ya casi eran las nueve, voy a tener que inspeccionar rápido. Con las luces pagadas y sin ver actividad entre a la mansión recordando que las escaleras son inestables. Agachado, revisé la entrada y lo que era el comedor, la puerta del sótano y la cocina, todas las salas eran grandes, no entiendo la necesidad de tanto espacio. No había nadie, o al menos esta noche, parece despejado, podría traer a Elizabeth a su cuarto para ver si hay fotos de su padre y así lo logre recordar. Mejor me dejo este secreto para mí por ahora.

Salí de la casa y casi troté de nuevo a casa, pasé por quiosco, compré algunas bolsas de papas fritas y galletitas, y volví. La única escusa que se me ocurrió cuando llegué fue que había mucha fila, no me creyó, o al menos eso sentí por su forma de mirarme, pero la evité encerrando en mi habitación que, sorpresa, estaba la rubia girando en mi silla.

—Me encanta esta cosa— siguió girando, sonreí.

—Traje comida salada y dulce, para que elijas— cerré la puerta tras mío—¿Cómo la pasaste con mi mamá? — dejó de girar y unió sus palmas con una gran sonrisa de felicidad en la cara.

—¡Fantástico! — me senté en el borde de mi cama— Compramos mucha ropa y recorrimos casi todo el shopping, comimos hamburguesas ¡Hasta me duelen los pies de tanto caminar! — contó emocionada— Nos divertimos mucho, aunque había algunas cuantas personas que reconocí y creo que ellos también a mí.

—¿Ningún ex? — bromeé.

—No, no te preocupes — me siguió el juego.

—¿Tampoco nada sospechoso? — volvió a negar, pero con la cabeza.

—La verdad, para lo que nos pasó a nosotros, estuvo muy tranquilo.

—Sí, todo está muy tranquilo, pero no hay que confiarnos— le recordé abriendo una bolsa de papas fritas—¿Querés? — asintió acercándose a mí.

Quiero contarle que estuve en la mansión, pero ella también va a querer ir y, conociéndola, prefiero saltear ese berrinche y reclamo. Todo parece ser sospechoso, cuanto más tranquilo esté, más desconfío. Es que es lógico, ya sabemos que nos buscan, ya estamos seguros que saben dónde estamos ¿Por qué no nos atacan? No entiendo ¿Será por el escándalo? Los vecinos no se van a quedar callados si ven algo sospechoso, esparcieron el rumor de Elizabeth quedándose en mi casa, obviamente van a correr el escándalo si nos atacan. Ahora tiene más sentido, esperan a que estemos solos, capaz que lo del shopping no estaba planeado, y al ver tanta atención se calmaron ¡Sí, es eso!

Elizabeth se despedí poco después de terminar de contarme su tarde y que se acabasen las papas fritas, estaba durmiendo en el cuarto de invitados y a mamá parecía que no le molestaba en absoluto, es más, está más risueña y charlatana de lo normal, parece que se acostumbró a la presencia de ella, al igual que yo. Quiero que este termine, pero a la vez no, sé que voy a tener que darle tiempo, que lo va a necesitar y eso me asusta. Sentía un peso en pecho ¿Tan encaprichado estoy? Con el piyama puesto y acostado pienso ¿Qué voy a ser, ser paciente? ¿Cuánto tarde uno en reconstruir su vida? ¿Por qué estoy pensando esto si todavía no solucionamos nada? Ni siquiera sé si vamos a lograr algo, espero que sí, por la felicidad de la rubia, pero no sé.

No tenía sueño, es más, tenía sed, bastante sed. Me levanté en silencio, y de la misma forma, caminé a la cocina a servirme un vaso de agua casi lleno hasta el borde. Elizabeth todo este asunto me estaba provocando insomnio, o eso parece, cuanto más cerca estamos de lograr algo peor me hace ¿Ella sabrá que hacer después de todo esto? ¿Estaré en sus planes? Algo me asusta aparte de que Elizabeth me haga a un lado, algo va a pasar o eso presiento, no estoy seguro de esto, no quiero hacer esto ¿Será mi paranoia?

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