Conner y yo pasamos toda la tarde en silencio, lo que no significó que estuviéramos ignorándonos. Cruzamos miradas mientras comíamos unas galletas que había hecho su mamá. Intenté consumir solo una, pero estaban deliciosas; hace siglos que no probaba una preparación casera.
En medio del silencio recordaba eventos divertidos que habíamos pasado durante años de compañerismo escolar y me sentí como la chica de quince años que realmente era, la que había aplastado y ahogado convirtiéndome en una mera diversión para hombres adinerados. "Cómo me hubiera gustado tener una mamá como la tuya" quise decir, pero me hubiera largado a llorar. Estaba tan sensible... "¿cuánto falta para mi periodo? Dejé todo en casa de mi madre, maldición. Necesitaré pedir ropa prestada. Al menos tengo mis documentos". Conner interrumpió mis pensamientos al tomarme de la mano. Me dirigió al sofá de forma suave, pero firme. Comencé a ponerme nerviosa, se sentó a mi lado y sentí el borde de su pierna que me parecía más larga que hace unos meses. Cerré los ojos y me entregué a sus intenciones. Esperé espesos segundos y un fuerte sonido me hizo reaccionar y dirigir mi mirada hacia la fuente de éste.
—Sé que te encanta esta película —susurró Conner mientras el televisor frente a nosotros reproducía una obra de epoca victoriana que había visto incontables veces y que ahora me parecía bastante sonsa. Me sentí como una idiota al notar cómo me había sumergido en una fantasía adolescente en el momento en que me dirigió al sillón, la que comenzaba cuando Conner y yo nos besábamos y terminaba en un matrimonio lejano. ¿Habría hecho lo mismo si no hubiera sido él? Definitivamente aún me gustaba, pero ¿será que estoy desesperada por afecto?
Un pensamiento interrumpió mis ideas de chica esnob de serie americana: Lex. ¿Por qué seguía pensando en su perfume exclusivo, el hoyuelo de su barbilla, sus pectorales trabajados y la suavidad de sus labios sobre los míos? ¿No era Conner un prospecto ideal para una chica de mi edad? Era alto, gracioso y, aunque infantil y fastidioso, era bastante atento con las personas a su alrededor. Quería hablarle de mi trabajo, decirle que no me vendía como lo hacían algunas de las anfitrionas fuera de horario, pero qué más daba, Lex me producía algo indescriptible que hacía parecer a Conner como un chiquillo que no sabía nada de la vida.
Hice la hora con Conner riéndonos de asuntos sin importancia y luego me fui a trabajar.
Emilia, mi compañera de trabajo, me prestó un uniforme que me quedaba bastante holgado y dejé pasar los minutos reflexionando en lo último que me dijo mi amigo antes de partir hasta allí: "No te involucres con viejos". "Puedo cuidarme sola", le respondí enfadada. Tenía miedo de que supiera sobre mi encuentro nocturno, pero probablemente lo sospechaba.
Una risa melódica y profunda hizo que me volteara al instante. Lo reconocí de inmediato a pesar de encontrarse a unas 5 mesas más allá, mi amado. ¿Dije amado? ¡¿Dije amado?! "Mireya, de nuevo estás exagerando todos tus sentimientos". Ya había tenido problemas con esta impulsiva característica de mi corazón. Me ilusionaba demasiado rápido y me involucraba con chicos que al final me rompían el corazón. O quizás yo les rompía el corazón después de aburrirme terriblemente con sus niñerías. Por eso veía en la madurez de Lex algo prohibido y emocionante, pero tampoco quería ser la quinta rueda de nadie y mucho menos destruir una familia. Había vivido en carne propia lo que era una familia disfuncional y no deseaba ser la causante de dicha condición a ningún chico.
Entre mis labores miraba a Lex de reojo hasta que cruzamos miradas. Se me aceleró el corazón hasta prender mis mejillas con intensidad. Esbocé una sonrisa, pero antes de poder mostrar mis dientes, él desvió la mirada como si nunca me hubiera visto. Me quedé un segundo desconcertada. No era algo propio de él, en general me saludaba con una sonrisa sensual y me invitaba a su mesa.
—Qué extraño que no te hayan llamado —me dijo Emilia recogiendo varios pedidos—. Seguro andan hablando sus cosas confidenciales.
—No creo que sea tan extraño —fingí naturalidad—. No siempre me pide.
—Apostaría que cada vez que viene lo ha hecho. Bueno, excepto hoy. Pero seguro no es nada contra ti, después de todo ya te pidieron por allá —me mostró la orden de la mesa 2.
Tomé lo que correspondía y pasé el resto de mi turno allí, desconcentrada y actuando como una boba sonriente moviendo mi cabeza para asentir y soltar carcajadas a lo loco. Sé que Lex me vio ir a esa mesa, sentí su mirada en mi espalda, pero luego no volvió a voltear hacia mí sin importar cuán fuerte riera.
Recogí feliz la propina que me dejaron y marqué el fin de mi turno. Al abrir la puerta me esperaba un rostro iracundo y ojeroso. Era mi madre.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 73 Episodes
Comments
sonya martz
esa "madre" no se merece ese calificativo...
2025-04-18
0
Melisuga
¿Será que la madre la obliga a regresar a casa del cerdo?
2024-09-12
2
Sandra Lilian
se había demorado en llegar
2023-09-05
1