Humillada.

De regreso al castillo mi cabeza no dejaba de dar vueltas a todo lo que me había contado, tenía mucho que asimilar.

Aquella historia tenía que ver con Ethan.

Él amó a alguien en el pasado, me pregunto cómo se veía en ese entonces, quizás era mucho más gentil y más alegre, no como ahora, que no sabía cuando estaba siendo serio o solo decía cosas para intentar manipularme.

Sentí una punzada en el pecho, no sabía qué sentimiento era, no creo que fueras celos, ya que no tengo ningún sentimiento por él, pero… De alguna forma me sentía un poco molesta y triste, al recordar todas esas lindas palabras que me dijo.

Seguramente, nada de eso era cierto.

—¿En qué estás pensando?—preguntó Eider.

Me tocó la frente con dos dedos sacándome de mis cavilaciones, negué con la cabeza forzando una sonrisa.

—¿No me vas a contar? ¿Tendré que sacártelo a fuerza?—juntó su frente con la mía, mirándome fijamente con una sonrisa burlona.

—¿A qué refieres a la fuerza? No es como si pudieras leer mi mente…

Mi voz se iba a apagando con cada palabra que decía, mientras veía como su sonrisa se iba ensanchando más y más, provocándome un terrible escalofrío y mal presentimiento.

—¿¡Qué?! No… No puedes hacer eso, ¿Verdad?—quise saber aterrada.

—¿Hacer el qué?—se hizo el tonto.

—no te hagas el inocente conmigo, sabes que me refiero.

Encargándome a él, con los nervios a flor de piel y la vergüenza, rezando en mi interior que no pudiera leer mi mente por qué si eso era así estaba realmente jodida.

—¿Qué te abría parecido casarte conmigo en vez de con mi hermano?—soltó de la nada, cambiando drásticamente de tema.

Me detuve en seco, mirándole fijamente con la boca abierta.

—¿a qué viene esa pregunta?

Él sonrió por mi seguramente cara de espanto y preocupación. Se acercó aun más a mí y nuestras frentes se rozaban ligeramente.

—cambia esa cara, solo lo pregunté por curiosidad—me tranquilizó, colocando un mechon rebelde detrás de la oreja, rozando mi oreja.

El corazón se me disparó y di varios pasos hacia atrás, confusa de lo que estaba pasando.

—no-no, ya sabes que este matrimonio no es por amor—me apresuré a decir.

—si Ethan te escuchara se sentiría realmente herido—dijo retomando su tono desenfadado y burlón de siempre.

—oye, no cambies de tema y responde, ¿De verdad puedes leer mi mente?—dije, deseando con desesperación cambiar de tema.

Lo último que quería tener que estar metida en un maldito triángulo amoroso.

—¿es que estabas pensando en algo que no deberías?—él se burló de mí y yo quise golpearlo.

—¡responde maldita sea!—perdiendo la paciencia.

—tranquila, tranquila, no puedo hacer algo así.

Suspiré aliviada y todo mi cuerpo se alivió y Eider se percató, mirándome me miró con sospecha.

—Ohh ¿hay algo en esa cabecita que no quieres que sepa?

Volvió acercarse peligrosamente, tocó mi frente, mirándome fijamente con una mirada inquisitiva. Desvíe la mirada intentando pensar en otras cosas.

—todos tienes algunas vergüenzas que no quieren que salgan a la luz, ¿no?—dije a la defensiva.

—tienes razón, pero te aconsejo, que sea cual sea lo que quieras esconder, te asegures de bloquearlo intensamente por qué sino…

—¿Por qué sino que?

—¿Así que no lo sabes?

—¿El que debería saber?—insistí.

Estaba poniéndome cada vez más nerviosa, a pesar de que intentaba ser indiferente, apretaba los puños intentando mantener la calma.

—¿De qué tienes tanto miedo?

—Quiero saber, ¿A qué demonios te referías?

Pero Eider no respondió y se echó a reír una vez más, como si le hubiera contado el chiste más grande del mundo.

—es tan divertido, molestarte.

Lo miré con mala cara, enfadada, me crucé de brazos y caminé con paso decidido.

—sois unos malditos psicópatas, llévame de vuelta.

Dicho esto, el portal se habría de nuevo, volviendo a aquel lugar sofocante.

.........

Al llegar me sorprendí ver el bullicio en la sala, había varios hombres vestidos de negro, se veían fuertes y amenazantes. Rostros indescriptibles, estaban tan serios que parecían maniquís.

Ethan, que se encontraba en medio de todos esos hombres, nos echó a Eider y a mí una mirada gélida, a pesar de su semblante estaba sereno.

¿A quién pretendía engañar? Claramente, se veía que estaba enfadado. ¿Pero por qué?

—tienes las agallas de llevarte a mi mujer sin mi consentimiento ¿Es que te has cansado de vivir, hermano?—habló Ethan, acercándose a nosotros.

—¿Celoso? ¿O es que tienes miedo que te la robe? —dijo Eider provocándole.

Miré tanto uno como a otro, que se miraban sin prestarme atención, sentía que me estaba ahogando con esta atmósfera sofocante, incluso los hombres sin expresión, sus rostros se contrajeron momentáneamente.

¿Qué es esta rivalidad? Pensé que estos dos se llevaban bien y tenían una buena relación, ¿me lo había imaginado todo desde un principio?

No iba a quedarme en esta competición de miradas tan intensa, giré sobre mis propios pies, dándoles la espalda dispuesta a largarme de allí.

—¿Quién te dio permiso de irte?

Eider tiró de mi brazo con fuerza, sosteniéndome contra su pecho, aferrándome la cintura con su brazo.

—veo que he permitido demasiado, desde que llegaste aquí.

—como mi prometida no tienes permitido acercarte a otros hombres.—advirtió.

Sin desviar la mirada ni un segundo de mí, pasó sus fuertes dedos sobre mi cuello con firmeza asfixiándome.

—¡Ethan!—le gritó Eider al verlo que hacía.

—¡no te metas!—le ordenó acallándolo con una mirada fulminante.

Luego, volviendo a hablarme a mí.

—que no se te olvide que solo estás aquí para pagar el costo del pasado de tu familia, solo eres una herramienta.

Escupió esas duras palabras, soltándome con brusquedad haciendo que callera al suelo, me echó una última mirada antes de desvanecerse como el viento, tanto él como todos los hombres que estaban antes parados frente a mí.

—Yo… Lo siento, no pensé que…

Antes que Eider pudiera siquiera tocarme le di un fuerte manotazo.

—¡No me toques!—grité.

Me levanté con la poca dignidad que todavía conservaba y caminé, conteniendo las lágrimas que amenazaban con desbordarse en cualquier momento.

No podía permitirme llorar, debía resistir y ser fuerte, a pesar de sus duras y humillantes palabras, me sirvió para volver a la realidad, esto no era mi hogar y nunca lo iba a ser, esto solo era una enorme cárcel, custodiada por carceleros que podían matarme, en cualquier momento que les pareciese bien.

Estaba decidida. En cuanto Kira se despierte, buscaré la manera de escapar de este,

maldito lugar.

No iba a quedarme aquí y pudrirme por el resto de mi vida.

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Comments

MarylunA 💋

MarylunA 💋

tantos engaños a su alrededor 😞

2022-09-29

5

Judith Avila

Judith Avila

Esta pobre mujer a vivido en una burbuja llena de engaños y mentiras y nadie la puede sacar de ese abismo, esta novela es de locos, no se cuando la autora va a aterrizar.

2022-09-05

11

Damaris Meza

Damaris Meza

Ella debe analizar la situación, qué tiene ahora. Aceptar el lugar, donde se encuentra. Mirar causas y efectos

2022-09-04

2

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