• PRESENTE…
Caminamos por horas, tenía los pies adoloridos y mi ropa se encontraba rasgada por la maleza que nos íbamos encontrando por el camino, nos encontrábamos en pleno bosque, desistí en preguntar a donde íbamos por qué ya sabía cuál sería la respuesta, no me lo iba a decir.
—llevamos caminando por horas, por dios, si pretendes matarme y luego esconder mi cadáver, este es un buen sitio.
—Ja, ja, ja, no digas tonterías, ya sabes lo que pasa si tú mueres.
Claro que lo sabía, si a mí me llegara a pasar algo ella moriría, supongo que es la maldición de nuestro vínculo, además que es capaz de sentir mis emociones, sobre todo cuando estoy en peligro, por ello siempre tengo cuidado de no meterme en problemas, pero por lo visto no lo he estado haciendo bien.
Conocía a Keira desde que tengo uso de razón, se podría decir que es todo lo que siempre quise y nunca tuve, siempre acompañándome, como mi guía, mi familiar.
Cuándo era niña pensaba que era producto de mi imaginación, pero a medida que fui creciendo y mis poderes también haciéndose más visibles, empecé a cuestionarme incluso mi cordura, debí darle mucha lástima, por qué al final me dijo la verdad. Que era mi guardián, la cual habían asignado mi protección desde el momento en el que nacimiento.
No sabía que habría sido de mí sin ella.
Quizás por ello me duele tanto que la traición haya venido en cierta manera por parte de ella, aunque también sabía que solo lo hacía para protegerme.
—llegamos.—dijo parándose en seco sacándole de mis pensamientos.
Miré a mi alrededor y tan solo veía el bosque y en frente unos arbustos y árboles que nos impedían el paso.
—¿llegar? Pero si solo hay más que árboles y más árboles.—me quejé cruzándome de brazos.
—de verdad y tú te consideras una bruja.
Mirándola sin comprender tomo mi mano resoplando y con un movimiento de la suya la extendió hacia los matorrales que nos cortaban el paso, creando un pequeño portal en él, pasando por este con suma facilidad.
Al otro lado, el lugar era completamente diferente, las obras otoñales cubrían hasta donde podía llegar la vista y unas hermosas escaleras se habría paso a nuestros pies.
—vamos, deben saber que estamos aquí.
—¿Quién?
—tú solo camina.
A mi espalda, tiró de mí hasta llegar a una pequeña casa. Esta se habría antes que pudiéramos siquiera tocar a la puerta, nos recibió un chico de cabello rubio y ojos intensamente azules, nos observaba atentamente, más bien no me quitaba la vista de encima.
—os estábamos esperando.—dijo el chico rubio dejándonos pasar.
Entrando a la casa nos esperaba una mujer embarazada, de cabello rubio igual que el chico, pero de ojos verdes, tenía un gran parecido a mi madre.
Antes que pudiera siquiera responder, la mujer de cabello rubio se abalanzó sobre mí teniéndome un reconfortante abrazo, sabía por qué, quizás por el gran parecido a mi madre o el olor tan familiar que desprendía, pero me deshice en sus brazos rompiendo en llanto, dejando todas las emociones reprimidas.
Cuando me calmé la aparté de mí lado, enderezamdome. La tristeza pronto se convirtió en irá.
—¿Por qué nunca supe de tu existencia? ¿Tú, sabías esto?
Observé con rabia a Keira, preguntándome cuántas cosas más me había ocultado, por mi supuesto bien.
—bueno… es complicado de…—intentó explicarme mi familiar, pero la interumpí.
—¿Complicado?—se me escapó una risa histérica.
—complicado fue mi vida, que desde niña tuve que valerme por mi misma, complicado fue, que nadie me explicara sobre lo de ser bruja y pensara que estoy loca.
—oye… Cálmate…
—¿¡Complicado?! Toda mi vida ha sido una absoluta mierda y tú me dices que esto es complicado.
No me di cuenta hasta entonces que toda la casa estaba temblando como si hubiera un terremoto, las ventanas se rompieron con un fuerte estruendo y mis piernas siquiera tocaban el suelo.
—Por favor, Hellen, cálmate.—lo intentó una vez más Keira.
Tomándome del brazo sintiendo su calidez, me desplomé en sus brazos.
.......
.......
Minutos después me desperté en una cama, con el cuerpo más pesado que nunca. Intenté levantarme.
—es mejor que no lo intentes.
Me sobresalté. Era el chico que nos había abierto la puerta a mí y a Keira.
—¿Siempre eres así de intensa?
—¿Y a ti qué te importa?
Soltó una carcajada cruzándose de brazos junto a la puerta.
—Parece que somos primos, si te consuela a mí también me sorprendió.
—Pues no, no me consuela, me han engañado por todas partes, ya no sé a quién creer, ni quién es mi familia.—espeté con tristeza.
—Quizás deba decirte que no te preocupes, que solo lo han hecho por tu bien, pero lo cierto es que… En la vida solo se puede confiar en uno mismo.—explicó él.
—gracias por tu consejo.—solté con sarcasmo de mala gana.
Me incorporé en la cama mirando por la ventana, desde ella se podía ver como las hojas otoñales caían sin descanso.
—sí que eres testaruda.
—me lo dicen a menudo.
Al poco, entraron Keira y la mujer de antes, se me hacía muy raro decir la tía. Keira acerco su frente a la mía, sentía como su energía fluía en mi cuerpo, poco a poco me iba sintiendo mejor y mucho menos cansada.
—solo te pido que escuches lo que tengo que decir, pidió mi tía y se sentó en la orilla de la cama.
—siento que hayas tenido que pasar tu vida sola, pero hace mucho yo me fui del aquelarre de brujas, mucho más joven que tú. Mi madre, tu abuela, tenía unas reglas muy estrictas, las cuales no permitían que nos relacionáramos con los humanos.
—apesar de que muchas en el aquelarre estaban en contra de ese tipo de reglas, no sé atrevían a decir lo que pensaban. Cuando empezó la guerra, sabía sobre los planes de tu abuela, sabía que su traición iba a traer el fin para nuestro clan e intenté detenerla.
Se levantó de nuevo, dándome la espalda y desabrochando un poco su vestido, mostrándome su espalda, múltiples marcas como si fueran corrientes alrededor de la piel, no seguían un orden en concreto, extendí mi mano sobre aquellas cicatrices que se veían terriblemente dolorosas, sufrí una pequeña descarga apartando la mano con rapidez.
—esto me hizo mi madre, por no ser fiel a sus ideales y haberla desobedecido, traicionar el clan se pagaba con la muerte, pero ella decidió dejarme, estás marcas incurables por toda mi piel como advertencia y me desterró del aquelarre.
Se incorporó la ropa de nuevo, sentándose, tomando mi mano con gentileza.
—era joven y mi madre era la bruja más poderosa, tenía miedo que sus súbditos radicales se pusieran contra mí, por ello decidí desaparecer, pero tu madre y yo nunca perdimos el contacto, incluso la supliqué que se quedará a mi lado, pero ella siempre me decía que no.
—dejé de insistir a los pocos años, pero un día vino a mí, desesperada, con que la ayudara, que te escondiera por qué ibas a ser un sacrificio, debo decir, no muy orgullosa, que no la ayudé cuando lo necesitaba y la dejé sola…
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Comments
Elena Baci
De verdad que hay muchos dramas o episodios sin concluir y al mismo tiempo, espero que no se complique la autora con su narración 🙏🙏🙏🙏 Y sigo leyendo porque me atrae la historia 👍👍👍👍👍👍👍👍👍👍👍👍
2022-09-14
4
MarylunA 💋
bueno pues es un poco dramática la trama pero no está mal...🤕😏
2022-09-08
3
MarylunA 💋
tristeza y sufrimiento 😟
2022-09-08
0